Ley Mypes: la paja y el grano

por Humberto Campodónico


Voceros del gobierno y el sector empresarial repiten día a día que lo más importante del reciente paquete de decretos legislativos es la reforma laboral, pues trae beneficios a los trabajadores. Lo que se pretende es levantar un árbol que impida ver el bosque: la profundización del modelo neoliberal del Consenso de Washington que, hasta hace poco, el propio García calificó como "agotado" (discurso del 28 de julio del 2006).

Perú: trabajadores del sector privado (2006)

Por eso, es importante analizar la reforma laboral. El DL 1086, Ley de Micro y Pequeñas Empresas, sustituye a la Ley 28015 del 2003, que estableció un régimen laboral con menores derechos (por ejemplo, en la microempresa no hay CTS ni gratificaciones) para, así promover su formalización. Sin embargo, se avanzó poco pues ‘‘solo se formalizó un 10% del estimado" (Carlos Blancas, La República, 8/7/08).

Ahora, el DL 1086 establece que los trabajadores de las microempresas podrán tener seguro social (incluida su familia) y pensiones, contribuyendo el Estado con el 50% de los aportes. La población objetivo son los 2'189,833 trabajadores de la microempresa (ver cuadro), a los que habría que sumar los 788,000 empleadores de las microempresas (esta cifra no está en el cuadro). El número final de asegurados y pensionistas dependerá de cuántos se formalizan.

Queda claro que este aspecto del DL 1086 es muy bueno. Es cierto, también que la contribución al Sistema Integral de Salud es muy pequeña y que podría desfinanciarse (pues accede toda la familia), pero eso puede corregirse y no desmerece el avance logrado. El problema viene con el recorte de derechos a los trabajadores de la pequeña empresa que, hasta el DL 1086, comprendía a los establecimientos que tenían 10 a 49 trabajadores y tenían ingresos anuales de hasta 850 UIT (S/. 2'975,000).

Estos trabajadores (algo más de un millón, ver cuadro) tenían el régimen laboral general (DL 728): un sueldo por CTS, vacaciones de 30 días y dos gratificaciones al año, para un total de 16 sueldos al año. Con el DL 1086, se recibe medio sueldo anual por CTS, vacaciones de 15 días y 2 gratis, pero de medio sueldo cada una. En total, 14 sueldos al año. El ahorro de 2 sueldos, lógico, favorece a los empresarios.

Pero el DL 1086 ha ido más allá, pues ahora es pequeña empresa la que tiene hasta 100 trabajadores, lo que incluye a 355,478 trabajadores de las empresas de 50 a 100 trabajadores, que se incluyen dentro del régimen de 14 sueldos por año.

Si bien el DL 1086 prevé algunos candados (no se puede contratar a los trabajadores con el nuevo régimen sino hasta después de un año del término del último contrato; se chequeará que las empresas no se escindan para quedar por debajo de 100 trabajadores), ya sabemos que "hecha la ley, hecha la trampa". La cuestión es que la masa salarial va a disminuir, agravando la desigualdad. Por tanto, solo los 912,000 trabajadores de las empresas de 100 y más trabajadores estarán regidos por el DL 728.

Volviendo al principio, está muy bien que los trabajadores de las microempresas tengan seguro social y pensión. Pero ese beneficio no implica que se recorten derechos a quienes están en empresas de 10 a 100 trabajadores, con el argumento de promover su formalización. Dice Carlos Blancas: "si bien el 80% de las microempresas son informales, en el caso de las pequeñas empresas (50 trabajadores, hasta el DL 1086) solo la tercera parte lo es. El problema no es de reducción de costos laborales sino de reformas tributarias y mayor apoyo crediticio" (ídem).

El gobierno ha usado una reforma positiva y necesaria (seguro social y pensiones para las microempresas) como cortina de humo para darles a los empresarios lo que tanto pedían: que les reduzcan los llamados "sobrecostos laborales". Hay que quedarse con la parte buena del DL 1086 y derogar la mala. Hay que separar la paja del grano.

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