Así lo refleja el "Informe 2012 sobre Tecnología e Innovación en España", elaborado por la Fundación para la Innovación Tecnológica Cotec.

Las empresas españolas ejecutaron en 2010 un gasto en I+D de 7.506 millones de euros. Un 1,4 por ciento corresponde al sector agrícola.

Según los últimos datos recogidos en el Informe Cotec 2012, el gasto español en Investigación y Desarrollo ascendió en 2010 a 14.588 millones de euros. Una cifra similar a la registrada en el ejercicio anterior. En este sentido, el gasto en I+D respecto al Producto Interior Bruto (PIB) se mantiene en el 1,39 por ciento. Unos datos que ponen de manifiesto que la crisis ya está incidiendo en el deterioro del sistema de I+D, con un estancamiento del gasto.

Si se comparan las cifras de gasto de cada rama de actividad en 2010 con respecto a las del año anterior, se observa una caída del 9,9 por ciento en construcción y del 4,5 por ciento en el sector servicios. Sin embargo, esta cifra ha crecido un 1,5 por ciento en industria y un 41 por ciento en el sector agrícola, siendo este último el sector que ha experimentado un mayor crecimiento.

En conjunto y siempre según datos del Informe Cotec 2012, las empresas españolas ejecutaron en 2010 un gasto en I+D superior a los 7.500 millones de euros. Por ramas, el 57,8 por ciento corresponde a industria; 37,9 por ciento, servicios; 2,9 por ciento, construcción y un 1,4 por ciento, agricultura. Sector este último en el que el 13,1 por ciento de las empresas se declaran innovadoras.

Conseguir un incremento de los porcentajes de I+D+i en el sector agrícola es uno de los objetivos en los que está trabajando de forma intensa la Plataforma Tecnológica de Agricultura Sostenible (PTAS). En este sentido, la PTAS está colaborando en la elaboración del Programa Nacional de Innovación e Investigación del Sector Agroalimentario Español, del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Una colaboración que, desde la PTAS, se está llevando a cabo conjuntamente con las Organizaciones Profesionales Agrarias (OPAS).

Conscientes de que el papel de la investigación y de la innovación es fundamental ante los desafíos futuros, en febrero de 2012 la UE lanzó la iniciativa la Cooperación de Innovación Europea "Productividad y Sostenibilidad Agrícolas" con la intención de fomentar una agricultura y silvicultura competitivas y sostenibles. Este concepto aparece reflejado en la 'Iniciativa emblemática de Europa 2020 Unión por la Innovación', un documento en el que se reconoce la necesidad de un cambio hacia una senda de crecimiento diferente para implantar una producción competitiva y sostenible de alimentos, piensos, fibras, biomasa y biomateriales. En este sentido, la Unión Europea ha dotado con 4.500 millones de euros el presupuesto para Investigación e Innovación en los ámbitos de seguridad alimentaria, bioeconomía y agricultura sostenible.

Asimismo, el documento refleja que el aumento de la producción debe ir acompañado de una mejora de la viabilidad económica de los productores primarios y que, a falta de un aumento de la rentabilidad de la explotación, será todavía más difícil alcanzar la sostenibilidad económica.

Un planteamiento unánime en el seno de la Plataforma Tecnológica de Agricultura Sostenible, desde la que se entiende, además, que la sostenibilidad conlleva tres aspectos que deben abordarse de forma conjunta; la viabilidad económica, la responsabilidad social y la conservación del medio ambiente.

Datos sobre la Plataforma Tecnológica de Agricultura Sostenible

Nació en 2009, a partir de la Orden CIN/1728/2009, como un foro de trabajo, para el intercambio de información y conocimiento y para mejorar la percepción de las  tecnologías aplicadas a las áreas agrícola y ganadera. Ha recibido el apoyo de diversas instituciones  y está financiada por el MINECO.

La Plataforma Tecnológica entiende la agricultura sostenible como un modelo irrenunciable e incuestionable, con el que satisfacer las necesidades alimentarias actuales de los ciudadanos, garantizando la eficiencia productiva, la calidad de los productos y la seguridad alimentaria.

Para ello, es imprescindible el apoyo institucional tanto al avance tecnológico y a la investigación, como a la elaboración de un marco legislativo adecuado que posibilite la aplicación de estos avances.

El futuro del sector se cimenta en la investigación y el desarrollo tecnológico que contribuya al incremento de la productividad agroalimentaria a la vez que se asegure el mantenimiento y buen uso de los recursos naturales existentes, sin la renuncia del acceso por parte de los ciudadanos, con independencia de su clase social y situación económica, a alimentos con vistas a una dieta variada y a un precio asequible. La mejora en la agricultura y las innovaciones tecnológicas es la única baza para mantener el abastecimiento de alimento necesario para cubrir la demanda mundial, consiguiendo al mismo tiempo equilibrar los precios.

 

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