G-20: Mucho ruido, pocas nueces

Por Humberto Campodónico

El Comunicado de la reunión del G-20 del pasado 2 de abril anunció un plan de estímulo global de más de un billón de dólares (un trillón, en inglés) para salvar a la economía, lo que fue bien recibido por la prensa internacional y, también, por las Bolsas de Valores.

Plan de Estímulo Global del G-20 (en US$ miles de millones)
Fuente: www.G20.org. La República


Además, el comunicado prometió una nueva autoridad internacional para las finanzas (el Board de Estabilización Financiera) y una fuerte regulación del sector. Se dice que se van a regular las áreas tabú, entre ellas los Fondos de Cobertura (Hedge Funds), y se pondría “en vereda” a los paraísos fiscales. También se subrayó que el G-20 supera al G-8, pues incluye a varios países emergentes, entre ellos Brasil, México y Argentina.

Sin embargo, analistas económicos dicen que si bien se constatan importantes avances, también ha habido mucha “cocina”. Así, por ejemplo, muchos de los “nuevos compromisos” ya estaban en marcha y se han “inflado” las cifras para causar una mejor impresión al público mundial. Veamos.

El G-20 ha anunciado US$ 500,000 millones adicionales para el FMI (parte de los cuales irían a la quebrada Europa Oriental). En este caso, los US$ 200,000 millones de Japón y la Unión Europea ya estaban comprometidos desde el año pasado (ver cuadro) y solo se han agregado US$ 40,000 millones de China. También se critica que este dinero se consigne como préstamo y no como un aumento de capital del FMI. Pero lo principal es que no se ha cambiado la receta del FMI (el enfoque monetario de la Balanza de Pagos), lo que agravará los problemas en los países prestatarios.
También se emitirán US$ 250,000 millones en Derechos Especiales de Giro (DEG), que es una unidad de cuenta del FMI. Si bien esta medida permite ampliar la capacidad de pago de los países (habrá más reservas en los bancos centrales), la asignación se hace de manera proporcional a las cuotas de los países al FMI, lo que quiere decir que los 7 países más grandes se llevarán el 44% de los DEG, mientras que los otros 180 países tendrán el 56% restante.

Además, habría una garantía de US$ 250,000 millones para créditos comerciales. Dice Chris Giles, del Financial Times: “Esta cifra no resiste el menor análisis. En el Anexo al Comunicado del G-20 se dice que lo comprometido en firme solo asciende a US$ 3 a 4,000 millones y que los US$ 250,000 millones son una aspiración de la cantidad de comercio que sería financiado en los próximos dos años” (3/4/2009).

Lo que sí aparece como una cifra más realista son los US$ 100,000 millones que prestará la banca multilateral de desarrollo (aquí están el Banco Mundial y el BID), que vendrían de aportes nuevos de capital y de préstamos en los mercados financieros.

Pero aquí no acaban las críticas. El Comunicado no menciona el compromiso (no cumplido) de los países industrializados de destinar el 0.7% del PBI como ayuda económica para los países pobres, lo que golpea a África. Tampoco se enfrenta de manera coordinada la lucha contra el “calentamiento global”, pues solo se hace mención a una “reactivación verde”, sin compromiso alguno.

Para terminar, en la reunión fue notorio el desacuerdo entre EE. UU. y el Reino Unido con la mayoría de países de la Unión Europea (liderados por Alemania) para tener planes de estímulo fiscal, algo crucial para superar la actual recesión económica. Y tampoco hubo medidas específicas vinculantes para limpiar los activos tóxicos del sistema bancario mundial, lo que es crucial.

Todo esto no quita el mérito a algunos de los avances de la reunión del G-20. Pero eso tampoco nos exime de decir que hubo muchos fuegos artificiales y más ruido que nueces. Veremos qué pasa en los próximos meses con la recesión mundial, que sigue avanzando.

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