Por Milcíades Ruiz

La polvareda de la corrupción no nos deja ver otros asuntos. El gobierno viene dando la razón a los campesinos apurimeños, pero algunos de ellos siguen presos. La policía ha disparado contra los campesinos cocaleros causando muertes y heridos de bala, pero este hecho pasa desapercibido hasta en las bancadas de izquierda. Las organizaciones agrarias anuncian un paro agrario nacional pero no hay solidaridad con sus demandas y las autoridades ni le prestan atención. Pero si son forzados a bloquear carreteras para ser escuchados, serán los agricultores los denunciados.

La corrupción ha sido y es una característica del modelo republicano, solo que los gobernantes lo han manejado de distinta manera. Algunos lo han hecho de manera sutil en tanto que otros han sido desvergonzados. Es una condición de la administración estatal desde el puesto más bajo hasta el más alto. Es una cultura y el que no se adapta quedará fuera de juego. Esta situación continuará mientras subsista el modelo que lo genera.

Estamos escandalizados por la magnitud de la corrupción en el presente siglo a más alto nivel de los poderes estatales, pero esto se lo debemos a la policía extranjera que levantó la alfombra de una empresa brasileña. De no haber sido por ello, todo habría continuado como siempre, en el anonimato y nada trágico habría sucedido. Pero el caso “lava jato”, llamado así por la policía brasileña al operativo “lavado de autos” para reprimir el lavado de dinero, no es lo único que lacera nuestro país.

Son miles de empresas las que invierten en corrupción y millones los corruptos en toda la burocracia estatal. El narcotráfico también lo hace. Se sabe que la PepsiCo como la Coca Cola, también “invierten” en campañas electorales. “La plata viene sola” pero como soborno, aunque se diga que es “colaboración”. Adoptan la forma de donaciones y otras fórmulas legales, pero no deja de ser soborno. Ninguna empresa invierte para perder.

Muchos seguramente se preguntarán como yo: ¿Por qué los inversionistas tienen que reunirse con el presidente de la república como lo hizo Odebrecht, pues los jefes de estado, no están a cargo de los contratos? Peor aún, ¿Por qué el secretario general de la presidencia tendría que recibir millones de dólares de soborno si nada tiene que ver con los contratos del sector Transporte? Pero si este fuera nuestro caso, ¿nos hubiéramos negado si el presidente nos dijera, me van a dar un dinero, pero yo les he dicho que todo a través tuyo?

Los agricultores son los inversionistas mayoritarios en el Perú, pero tienen que bloquear carreteras para hacerse escuchar. ¿Por qué el presidente no recibe con la misma locuacidad a los inversionistas agrarios? La respuesta es obvia, pero esta incoherencia una forma de discriminación social y nadie repara en ello.

Escribo esta nota, precisamente a raíz del accionar de la conocida empresa norteamericana Pepsi, (similar a Coca Cola), una transnacional de alcance mundial que estos días ha demandado judicialmente a un grupo de agricultores de la India, pidiendo que cada uno le pague cerca de 143 mil dólares. Alega la PepsiCo, que esos agricultores han sembrado la variedad de papa FC5 con la que produce en exclusiva sus bocadillos Lays Chips.

Tan abusiva demanda, nos hace pensar que lo mismo, le podría pasar a los campesinos de nuestro país, cuyos ancestros son los creadores originarios de esta planta alimenticia por lo cual, nuestro país no recibe ni un centavo como derecho de autoría. En cambio, enriquecemos a esa compañía comprándole nuestra agua que ella la envasa con aditivos nocivos para vendernosla como Pepsi. 7 Up, Concordia, Gatorade.

¿Cuánto nos cuesta el agua potable que consumimos y cuánto se le cobra a esta empresa por nuestra agua que nos vende siendo un recurso natural que no le pertenece? Quizá valga la pena averiguar, pues las concesiones en nuestro país tienen la peculiaridad de la corrupción. Retrocediendo en el tiempo encontraremos que ya el 3/8/2010, la agencia estatal de noticias Andina informaba lo siguiente:

“El Presidente de la República, Alan García Pérez, recibió en Palacio de Gobierno a la presidenta ejecutiva y CEO de la empresa transnacional Pepsico, Indra Nooyi. El encuentro, que se desarrolla desde las 11:30 horas, cuenta también con la participación del presidente de Pepsico Alimentos para Sudamérica, Oliver Weber; y el presidente de Pepsico Bebidas para América Latina, Luis Montoya”.

Ahora con todo lo que viene sucediendo en materia de corrupción, es inevitable sospechar y surge la pregunta: ¿Por qué los directivos de Pepsi tuvieron que reunirse con el presidente de la república? Sin embargo, en ese contexto, ya el presidente de Pepsico Alimentos para Sudamérica, Oliver Weber, puntualizaba lo siguiente: "La idea es trabajar sobre los tubérculos andinos y otros tipos de semillas en el desarrollo de variedades de papa que permitan su utilización en otras geografías subtropicales donde Pepsico está presente".

Entonces, si la variedad de papa FC5 ha sido obtenida de nuestro germoplasma nativo, del material genético que es de nuestra propiedad, entonces nos corresponde los derechos de canon o regalías que la empresa deberá pagar por su uso en sus preparados comerciales. Esta transnacional tiene unos ingresos anuales de más de 60 000 000 000 de dólares, cifra superior al presupuesto público del Perú y no es correcto que trafique con nuestra heredad lucrando sin pagar los derechos.

En defensa de los agricultores demandados podemos decir que las Naciones Unidad ha establecido en diciembre pasado los derechos de los campesinos disponiendo: “Los Estados reconocerán los derechos de los campesinos a utilizar sus propias semillas u otras semillas locales que elijan, y a decidir las variedades y especies que deseen cultivar”.

No sabemos cuál es el costo beneficio para el Perú de esta operación con la transnacional PepsiCo, pero sería bueno investigar cómo se transó este contrabando de propiedad intelectual. ¿Y si esa variedad de papa ha sido obtenida por investigadores del Ministerio de Agricultura (INIA)? ¿Cómo es que ahora resulta como dueña de una variedad obtenida en el Perú dicha transnacional? Desconocemos los entretelones de esta modalidad de enriquecimiento ilícito, pero si se sabe de los maleficios a la salud que le atribuyen a sus bebidas carbonatadas.

En la India ha sido acusada de sobreexplotar el agua subterránea y de contaminar con metales pesados tóxicos como plomo, cadmio y cromo. Los resultados de un estudio, indican que las gaseosas vendidas en India, incluyendo las de PepsiCo, contenían un cóctel de pesticidas en concentraciones mayores a las permitidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la bebida Pepsi cola contiene 30,4 veces más de pesticidas de lo permitido.

Pero, más que los pesticidas, es la extracción de agua lo que causa la indignación popular pues agota las fuentes subterráneas de este líquido secando los pozos de abastecimiento para mucha gente. En el Perú, sucede similarmente en la planta de bebidas de Huachipa que antes proporcionaba agua de subsuelo a muchos asentamientos humanos a los que se llevaba agua en tanques cisternas y hoy la napa freática de agua ha descendido y se está secando. Allí PepsiCo envasa todas sus bebidas industriales tales como Pepsi, 7Up, concordia, San Carlos y otras.

Bien podría la izquierda destapar este entuerto y ganar simpatías, considerando no solamente la reparación civil del uso de nuestro material genético, sino también los daños a la salud y a la economía nacional al no pagar el precio apropiado por nuestra agua. No hay agua para muchos, pero si agua barata para las transnacionales. Razones similares, económicas, de salud, de carácter ancestral y de justicia social llevaron al gobierno de Bolivia a expulsar a la Coca Cola. Esta bandera no tiene portadores en nuestro país.

Ustedes qué dicen.

Abril 2019

Otra información en https://republicaequitativa.wordpress.com/