Por Jhon Valdiglesias*

Afines de 1978, China empieza su apertura económica. Hoy celebra 40 años de éxito de las reformas económicas. Para esto China está haciendo un balance entre una economía planificada y una economía de mercado. La primera sirve para fijar metas; mientras que la segunda para lograr eficiencia. Actualmente predomina la primera con una economía denominada Socialismo con características chinas; se espera que en un futuro llegue a un capitalismo con características chinas. Un aspecto muy importante a destacar es que la política de China es gradual, contrariamente a la del Perú, donde se implementó la liberalización de un solo golpe en la década de 1990 y donde no ha sido posible mantener tasas de crecimiento sostenidos, ni alcanzar la industrialización o creación de tecnología propia. China tiene como contra ejemplo el modelo de un solo paso de Rusia cuando colapsó en los años 1990, y así, defiende el enfoque gradual de su política.

Entre los principales ejes de trabajo, China se ha concentrado en el comercio internacional, la inversión extranjera directa y la transferencia tecnológica internacional. En los primeros años de su reforma, China tuvo 10 años de déficit comercial, pues le era difícil vender en el mercado internacional. Además, China prácticamente no tenía financiamiento internacional para prestarse; así que analizó que la inversión extranjera directa constituye una segunda fuente de financiamiento, contrariamente a América Latina, donde predomina la aplicación de préstamos y endeudamiento. Luego, China aprovecha la política del Banco Mundial de reducir la pobreza y presentó sus tasas de pobreza absoluta de alrededor del 75% para obtener financiamiento; actualmente su tasa es cerca de 5% y tiende a desaparecer, según los analistas. Así, el 80% de los préstamos externos provino del Banco Mundial.

En el VI Congreso (1980-1985) China impulsó la exportación de petróleo, textiles y productos hechos a mano. En el VII Congreso (1986-1990), se propone pasar de la exportación de recursos primarios como petróleo hacia productos manufacturados con mayor valor agregado. En el VIII Congreso (1991-1995) se impulsó la exportación de maquinaria, electrodomésticos, productos de alta tecnología y en menor medida textil y petróleo. El XI Congreso es muy relevante, allí se impulsó un crecimiento en la calidad de los productos y en la exportación de marcas chinas. Asimismo, se restringió los productos que generaban contaminación o con mucho contenido de recursos naturales. Si algún exportador viola estas disposiciones entonces el gobierno chino procedía a cerrar esas fábricas. El Congresos XII es similar al anterior; sin embargo, en el Congreso XIII se enfatizó en volver a China de ser una economía grande a una economía fuerte; también se impulsó el comercio electrónico; por primera vez se mencionó la promoción  del comercio de servicios.

Actualmente casi la tercera parte de las exportaciones chinas están constituidas por automóviles, le siguen las computadoras con alrededor de 15%; en tercer lugar se tiene la venta de celulares con 10%; finalmente los productos tradicionales intensivos en mano de obra se han reducido a un 20%. La principal fuente de importación de China es la Unión Europea y Estados Unidos en segundo lugar; seguido de Japón, Corea de Sur y Taiwán. Mientras que el principal destino de exportación es Estados Unidos, seguido de la Unión Europea, Hong Kong, ASEAN y Japón.

En cuanto a la industrialización, China posee importantes porcentajes de la producción mundial de productos industriales; por ejemplo, casi el 50% de celulares, 70% de juguetes, 45% de televisores, 67% de aire acondicionado, 46% de computadoras, 57% de cámaras, 50% de teléfonos fijos, etc. En el I Congreso, China estableció el desarrollo de 156 proyectos de industrialización con impactos directos y positivos en el empleo y la urbanización. Un aspecto por destacar es la creación de trenes rápidos. Hasta hoy China los produce, pero no cuenta con tecnología propia. El gobierno chino usó la estrategia de atraer tecnología de Alemania, Japón y Francia. Para esto, estimuló la demanda a través del diseño de zonas más pobladas, creación de edificios más poblados, etc. Como consecuencia atrajo a los inversionistas que deseaban hacer negocios con ese mercado y obtener beneficios extraordinarios.

De esta manera, la capacidad tecnológica de China aumenta. Para el año 2025, este país busca alcanzar otra revolución industrial con una manufactura inteligente que tenga su centro en la ´nube´ informática que ofrece el 5G y 6G. Mientras se mantiene sus metas de innovación, productividad, integración y desarrollo verde. Para esto se cuenta con los instrumentos de mejoramiento, la robotización, fortalecimiento de la información y la digitalización.

Estas políticas requieren instituciones y planes a largo plazo. En el Perú carecemos de este tipo de instituciones. La inestabilidad política, los partidos políticos débiles, el comportamiento oportunista de los políticos para acceder a un puesto de alto rango y la corrupción han ocasionado que la política en el Perú prácticamente sea cortoplacista. En la sociedad peruana también existiría una cultura cortoplacista, dado que la sociedad civil no exige debidamente políticas de largo plazo a nuestras autoridades. Asimismo, esta política podría ser gradual hasta alcanzar metas económicas como industrialización o generación de tecnología. Una política de largo plazo debe identificar en primer lugar cuál es nuestra ventaja comparativa dinámica en el mundo, y generar industrialización y tecnología en ese sector. Por ejemplo, la minería, la pesca y la agroindustria debieran generar no sólo mayores productos; sino que deben crear productos industriales y tecnológicos a partir de esos sectores. La política de largo plazo que necesitamos requiere de una visión de largo plazo y un pacto social entre autoridades y la sociedad en su conjunto.


*Doctor en Economía, UIBE Beijing; Master en Estudios Asiáticos, NCCU, Taiwán;
Economista por la UNMSM, Lima


http://jvoysa.blogspot.com/