Perú: Gran empresa, pequeña nación. La triste historia de los fosfatos de Bayóvar.

Escribe: Jorge Manco Zaconetti         

Esta afirmación le corresponde al Ing. Jorge Bravo Bresani, en mi opinión el investigador más importante en los estudios económicos en la década de los años sesenta del siglo pasado, cuando analizaba la naturaleza del poder económico y político en el Perú, sobre todo el poder de la oligarquía agroexportadora, que tenía una base precaria como lo demostró Juan Velasco Alvarado y el primer gobierno militar en su primera fase (1968/1975), con la reforma agraria que cambió el rostro del país.

 

Bayovar 2

 

La presencia de empresas transnacionales en la explotación de los recursos naturales como la IPC en el sector de hidrocarburos, de la Cerro de Pasco Corporation en la explotación minera con el complejo minero metalúrgico de La Oroya, hoy paralizado gracias a una fallida privatización; si a ello se agrega la agro exportación con los llamados “barones del azúcar”, que dio lugar a esta afirmación que hoy tiene un mayor contenido. ¡Hay empresas que tienen mayor poder que el mismo estado!

ESTADO DÉBIL

 

El estado peruano es débil y complaciente con las empresas transnacionales, y los grupos de poder. Es más, ha transferido mediante contratos ley, la propiedad, es decir la posesión, uso y usufructo sobre los recursos naturales como los hidrocarburos, minerales, forestales, fosfatos, agrícolas, pesqueros etc.

La gran justificación ha sido el fomento de las inversiones privadas, sin planeamiento estratégico y una visión de desarrollo que nos permita por ejemplo tener una industria petroquímica básica que aproveche el gas metano contenido en el gas natural que tenemos en abundancia en Camisea y en Piura, y hacer sinergias con los fosfatos de Bayóvar, para tener fertilizantes enriquecidos.

Con la explotación del gas metano se podría obtener urea un fertilizante que tenemos que adquirir en Ucrania, una ex república soviética. Con el ácido sulfúrico que produciría la nueva refinería de Talara de PetroPerú, más el amoníaco, con los fosfatos de Bayóvar, se podría tener fertilizantes fosfatados enriquecidos que actualmente importamos para abonar las tierras de exportación y las que están destinadas al mercado interno.

En verdad, las políticas del libre mercado por si mismas no nos llevarán a la prosperidad, así lo demuestra la historia reciente de los países exitosos que han otorgado al estado un rol protagónico, sin que ello signifique la presencia de empresas estatales en la actividad económica.

Por defecto, debemos mirar el espejo chileno sobre la mayor desigualdad de las políticas neoliberales, y la crisis política desatada en el otrora oasis para las inversiones privadas, que ha tenido que suspender eventos internacionales ante la violencia desatada.

MOTORES DE CRECIMIENTO

El Perú necesita tener varios motores de crecimiento para no depender del precio de los minerales, como ha sido en la bonanza 2003/2012, donde a pesar de tener gobiernos corruptos, la economía del país ha crecido a tasas promedio anual de 5.9 %, lo cual reproduce en cierto sentido, la bonanza que experimentó la economía peruana en la década de los años cincuenta del siglo pasado.

Si bien por ahora (Noviembre) los precios de los minerales siguen siendo atractivos, en particular del oro que se mantiene sobre los US $ 1,490 dólares la onza troy, el principal producto de exportación como el cobre en promedio se mantiene sobre los US $ 2.60 la libra, lejos de los US $ 4 dólares que tuvo hacia el 2012.

La expectativa de mejores precios dependería entre otros factores de la evolución de la crisis política de nuestro vecino del sur, pues Chile se constituye en el principal productor mundial del metal rojo, con una producción anual que bordea los 5.6 millones de toneladas.

A menos que los fuertes sindicatos se sumen a las demandas de cambios constitucionales y a la salida del presidente Sebastián Piñera, no se vislumbra una paralización de la producción cuprífera en el sur. Por el contrario, una profundización de la controversia por la hegemonía mundial entre China Popular y USA tiene efectos depresores en los precios del cobre.

En tal sentido, el país no puede depender en su crecimiento de la producción minera para la exportación, en razón de la precariedad del crecimiento inducido, los mayores conflictos sociales, la mayor conciencia ambiental, etc.

AGRO CON RICOS FERTIZANTES

Un motor de crecimiento alternativo lo constituye la agroindustria que en los últimos años ha despuntado de manera destacada, aprovechando el régimen especial a nivel tributario pues abona el 15 % del impuesto a la renta, y mantiene una serie de ventajas laborales para el capital, pero que ha significado un mayor empleo en el sector agrícola moderno.

 Cabe destacar que en sector agroexportador el estado asumió el costo de las importantes inversiones en las grandes irrigaciones que fueron transferidas al sector privado a precios reducidos por hectárea (Olmos, Majes, Chinecas etc.) Al margen del alto grado de concentración de la tierra, existe un potencial agroexportador que tiene límites en la dotación interna de fertilizantes.

En tal sentido, para aprovechar las grandes ventajas comparativas que tiene la agro exportación costeña en frutas, arándanos, paltas, uvas, mangos, plátanos, al margen del café, se requieren ricos y potentes abonos que actualmente importamos a pesar de la riqueza que existe en Bayóvar/ Sechura/Piura.

Al respecto se cumple la cruel paradoja de tener un gran potencial para obtener fertilizantes fosfatados, que tiene como insumo la producción de roca fosfórica, cuyo tratamiento nos permite obtener los ricos fertilizantes como ácido fosfórico (proceso húmedo) fosfato monoamónico (MAP) y fosfato diamónico (DAP), todos ellos fertilizantes necesarios para reponer las energías gastadas de la tierra. Éstos por ahora son importados por no tener una política de industrialización.

 

Misky export paises destino 2019

UN GIGANTE MOSAIC COMPANY

 Con la globalización y los mayores grados de concentración en las diversas industrias, se experimenta una transnacionalización de la economía peruana. Un caso relevante lo constituye la presencia de la empresa Mosaic Company un líder mundial en el sector de fertilizantes, que hoy detenta la mayor participación accionaria en la empresa Miski Mayo S.R.L.

Se debe reconocer que la transnacional Mosaic es el mayor productor mundial de potasa y fosfatos, dos nutrientes vitales para las plantas, y cuenta según su portal web con una capacidad operativa de 21,6 millones de toneladas para la producción de fosfato concentrado y potasa. Por tanto, resulta siendo el mayor productor de concentrado de fosfatos en el mundo, con una capacidad de producción de 11,7 millones de toneladas.

Esta gigantesca empresa de capitales norteamericanos en el 2018 facturaba sobre los US $ 9,587 millones de dólares con activos a nivel mundial de US $ 18,633 millones, mantiene operaciones a nivel mundial. Por ahora es la tercera empresa en el mercado de los fertilizantes detrás de la canadiense Nutrien Ltd. que obtuvo ingresos del orden de los US $ 19,636 millones y de la noruega Yara International que generó US $ 12,900 millones en el mismo año del 2018.

Mosaic Company en nuestro país opera en la provincia piurana de Sechura, explotando los fosfatos de Bayóvar en el marco de una estrategia mundial, donde desde el Perú se exporta roca fosfórica, que es tratada, y transformada en USA como fertilizante, que a su vez los agricultores tienen que importar pagando mayores precios.

 La roca fosfórica se exporta a una serie de países, cuyo tratamiento permite obtener los ricos fertilizantes como ácido fosfórico (proceso húmedo) fosfato monoamónico (MAP) y fosfato diamónico (DAP), todos ellos fertilizantes terminados que se le compra a la misma Mosaic.

Para este gigante de la industria de los fertilizantes el principal mercado es el Brasil que ha desplazado al mismo mercado norteamericano. Así en el 2018 las ventas de Mosaic en el país de la samba sumaron los US $ 3,727 millones de dólares y en el mercado estadounidense fue de 2,971 millones de dólares. En el Perú las ventas de fertilizantes terminados apenas fueron de US $ 83 millones

 

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EXPORTACIONES DE ROCA

Si bien es cierto el contrato de Bayóvar se firmó hacia fines del gobierno del toledismo (2005) ganando la licitación la brasileña como Vale do Rio Doce, un grande de la industria minera a nivel mundial. Esta empresa brasileña transfiere en mayo del 2018 la parte Vale Fertilizantes al otro gigante de la industria de los fertilizantes como Mosaic Company de los Estados Unidos de Norteamérica, que aparece en la actualidad como el principal accionista de Miski Mayo S.R.L (75%), la empresa que se formó para explotar los ricos yacimientos de fosfatos de Bayóvar.

En el cuadro exportaciones de la empresa Miski Mayo S.R.L se puede captar las exportaciones según país de destino, donde el principal mercado es el estadounidense que representó en el 2018 ingresos del orden de US $ 144 millones de dólares, lo que significa el 62 % de los ingresos de exportación de la empresa que alcanzaron el valor de US $ 231 millones como se podrá observar en el cuadro correspondiente.

El segundo mercado de Miski Mayo en importancia es el Brasil que para el 2018 las exportaciones fueron del orden de US $ 51 millones equivalentes al 22 % de los ingresos de exportación, seguidos a la distancia por la India, Argentina, Indonesia, Malasia entre otros países.

EPÍLOGO

En verdad, resulta importante evaluar el significado de esta privatización fallida donde las empresas titulares de los recursos como Vale transfieren y hasta cierto punto especulan con el valor de los recursos naturales, en la compra/venta de participaciones en una economía global, que profundizan el carácter primario exportador de la economía peruana.

Pasado el tiempo desde el 2010, año en que comenzó la producción para la exportación de roca fosfórica que se constituye en la materia prima fundamental para obtener los fertilizantes como ácido fosfórico (proceso húmedo) fosfato monoamónico (MAP) y fosfato diamónico (DAP), todos fertilizantes necesarios que tenemos que comprar en el mercado externo, para reponer las energías gastadas de la tierra y que por ahora importamos, como cruel paradoja por no tener una política de industrialización.

Por tanto, exportamos roca fosfórica explotada en Bayóvar con políticas de “cholo barato”, con abusos a los trabajadores sindicalizados, con franciscanas ofertas de incrementos salariales a pesar de la riqueza creada.

En tal sentido, el nuevo Congreso de la República debe tomar conciencia sobre la necesidad de asumir la titularidad sobre la propiedad sobre los recursos naturales de parte del estado, pues resulta inaceptable que tengamos gas natural e importemos urea. Igualmente tenemos roca fosfórica y se tiene que importar volúmenes crecientes de fertilizantes fosfatados para reponer la fertilidad de las tierras.

Si se aspira a una “revolución agrícola” sostenida para la exportación se requiere fertilizantes fosfatados a precios accesibles, de calidad, con producción interna pues resulta una triste historia que se exporte roca fosfórica y se importe fertilizantes a pesar de la gran riqueza natural que posee el país.