Alan Fairlie
Erika Collantes
 
El Banco Mundial ha publicado recientemente su informe semestral para América Latina titulado “El costo de mantenerse sano”[1], el cual analiza el impacto económico de la pandemia de la COVID-19 en la región y las política en materia de salud que deberían implementar los países de la región, así como la necesidad retomar la consolidación fiscal en el futuro. A continuación, haremos un breve resumen de las dos partes antes mencionadas:
 
 
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Impacto económico de la COVID-19
De acuerdo con este informe, la crisis llegó tras varios años de crecimiento económico lento, avances muy acotados en términos de indicadores sociales, e inmediatamente después de una ola de descontento popular en varios países de la región.
 
Asimismo, se menciona que América Latina y el Caribe ha sido la región más afectada por la pandemia, al sufrir una caída en la demanda externa, una mayor incertidumbre económica, un colapso del turismo y las consecuencias de meses de confinamiento con el fin de contener la propagación de la enfermedad. Debido a ello, se estima que el PBI en ALC (excepto Venezuela) se reduzca en un 7,9% en 2020. Para el 2021, se espera un crecimiento de 4%.
Dentro de las señales positivas se destacan que son pocos los países que perdieron el acceso a los mercados financieros internacionales; que los paquetes de estímulo llevados a cabo por distintos gobiernos fueron notablemente robustos, a pesar de las restricciones fiscales y que buena parte de los recursos adicionales fueran a transferencias sociales; y se estima que el comercio mundial de bienes regresa a los niveles anteriores a la crisis.
 
El informe resalta que las medidas de confinamiento recayeron desproporcionadamente sobre los hogares con trabajos informales, por lo que debe promoverse la formalidad, a la vez que se necesitan registros poblacionales detallados para que las transferencias sociales lleguen a muchos de aquellos que viven al día.
 
Las tasas de desempleo han aumentado en ALC, a veces de manera sustancial. Se muestra que la proporción de hogares que sufrió una disminución en los ingresos es incluso mayor que la proporción que experimenta la pérdida de empleos. En un ejercicio similar, centrado en empresas y que abarca cinco países de la región, revela que una gran parte de los encuestados ha incurrido en atrasos en los pagos o prevé hacerlo pronto. Los hallazgos de estas evaluaciones, resumidos en el informe, sugieren que el impacto de la crisis no solo es severo sino también potencialmente duradero.
 
Propuestas de políticas
En el informe se establece la necesidad de un alto nivel de gasto en transferencias sociales de emergencia, y de enfocarse en mejorar la cobertura y calidad de los sistemas de salud, incluidos medicamentos más baratos, para combatir la pandemia de COVID-19, así como el apoyo a aquellos particularmente vulnerables.
Asimismo, debido a que muchos países de la región están suavizando los confinamientos en los últimos dos meses, los gobiernos deben adecuar las normas sanitarias y de seguridad en todos los sectores y actividades, incluida la educación, para que la probabilidad de contagio siga siendo baja.
 
También se señala que la crisis, es un llamado a ampliar rápidamente el acceso a servicios básicos de importancia crítica. En un momento en que los recursos para la inversión en infraestructura tienden a ser limitados, el acceso al agua y al saneamiento sigue siendo una importante prioridad de salud pública.
 
Por otro lado, se resalta que no se puede ampliar la cobertura sanitaria eficaz de forma asequible sin prestar atención al precio de los productos farmacéuticos. Dado que los gobiernos son grandes compradores de medicamentos, la contratación pública es particularmente muy importante. Hacer que la compra pública de productos farmacéuticos sea más eficiente es aún más importante, en un momento en que los gobiernos de la región están considerando cómo asegurar las dosis necesarias de vacunas Covid-19 para sus poblaciones.
 
Según el Banco Mundial, mejorar el diseño de las licitaciones podría reducir el costo de los productos farmacéuticos. Un ajuste estratégico de sus características podría reducir el costo de los productos farmacéuticos entre un 12 y un 15 por ciento. Sin embargo, un mejor diseño técnico por sí solo, puede ser insuficiente para compensar el poder de mercado en un sector que a menudo es oligopólico. Se recalca que la crisis del Covid-19, podría ser una buena oportunidad para reconsiderar las políticas relacionadas con los productos farmacéuticos en ALC.
 
De acuerdo al informe, en los últimos años, muchos gobiernos han abogado por la utilización de medicamentos genéricos como medio para controlar el gasto sanitario y mejorar el acceso a los medicamentos. Sin embargo, hacerlo requiere contar con agencias reguladoras sólidas, capaces de certificar la bioequivalencia de los genéricos y convertirlos en la primera opción de los médicos. Idealmente, estas agencias también deberían tener la capacidad de influir en el precio de los productos farmacéuticos de una manera que no disuada la innovación y, al mismo tiempo, mantener el costo de los medicamentos al alcance de la población.
 
Respecto a los niveles de deuda pública, según el Banco Mundial, aumentará en casi 10 puntos porcentuales del PIB en solo cuatro años, por lo que los países deberán hallar la manera de retomar la consolidación fiscal pues por el momento las transferencias sociales de emergencia siguen siendo necesarias. Asimismo, se deben reorientar los impuestos y el gasto público para apoyar la creación de empleo, la prestación de servicios, y el desarrollo de infraestructura para colocar a la región de nuevo en una senda de crecimiento inclusivo y sostenible.
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[1] Banco Mundial (2020). El costo de mantenerse sanos. Informe semestral para América Latina. Disponible en: https://openknowledge.worldbank.org/handle/10986/34602