Alan Fairlie Reinoso
 
El brote del coronavirus en la región ha develado los problemas estructurales que aquejan a nuestras economías, provocando un gran incremento de las brechas de desigualdad y pobreza en la región. En ese sentido, el principal desafío post pandemia será lograr una recuperación sostenible y equitativa. Es así como, diversos organismos multilaterales han venido planteando mecanismos o alternativas para alcanzar dicho fin.  A continuación, se realiza un breve resumen y análisis de los principales aspectos plasmados por CEPAL en su publicación “Construir un nuevo futuro: Una recuperación transformadora con igualdad y sostenibilidad”, en aras de contribuir al debate sobre las mejores formas de recuperación económica, social y ambiental.
 
 

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I. LAS TRES CRISIS DEL MODELO DE DESARROLLO EN LA ECONOMÍA MUNDIAL Y EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE
El documento de la CEPAL aborda las tres crisis estructurales y su impacto en la región, profundizadas aún más en el marco de la pandemia del COVID-19, estas son: la económica, la desigualdad y la ambiental.
A nivel económico, la pandemia llegó cuando el mundo se recuperaba lentamente de la crisis financiera mundial de 2008-2009; sin embargo, sus efectos eran asumidos de distintas formas: mientras el 1% más rico capturó el 27% del total acumulado entre 1980 y 2016, el 50% más bajo solo obtuvo el 12%. Estas diferencias profundizan las desigualdades, y también se expresan entre los países de más alto desarrollo con los de más bajo desarrollo en el acceso a la educación, a la salud, a la protección social, entre otros.
 
A nivel ambiental, la CEPAL considera que hemos llegado a un punto donde se ha puesto en riesgo la sobrevivencia del sistema ecológico, y que las tasas de rentabilidad de los mercados no toman en cuentan la destrucción de la naturaleza y sus efectos en la salud y el bienestar, siendo la misma pandemia del Covid-19 una respuesta a la intervención del hombre a la naturaleza con el aprovechamiento agropecuario y forestal y la degradación de los ecosistemas.
 
Asimismo, resalta la doble asimetría en temas ambientales, dado que mientras los países o grupos sociales que tienen más emisiones son los más ricos y tienen más capacidad de defenderse del cambio climático; por otra parte, los más pobres tienen menos emisiones, pero son los más afectados y tienen menos capacidad de respuesta. Por lo cual, las políticas para la igualdad con las de protección ambiental deben reconocer el principio de las responsabilidades compartidas pero diferenciadas, porque el costo de la mitigación y adaptación al cambio climático no puede ser tomado por igual, cuando unos países o grupos sociales tienen mayor responsabilidad del deterioro ambiental y sus impactos, que otros.
 
En América Latina, la crisis económica mostraba un bajo crecimiento desde hace seis años, comparada incluso con la de 1951. Según la CEPAL, los problemas estructurales del crecimiento en la región se deben a las ventajas comparativas estáticas y con rezagos tecnológicos que impactan negativamente en el crecimiento económico. La competitividad se sustenta en los recursos naturales y la mano de obra barata, lo cual es considerado como una “competitividad espuria”. Para la CEPAL, si bien este tipo de ventajas pueden generar periodos cortos de crecimiento, no basta para asegurar la convergencia hacia los países avanzados, incluso en el largo plazo. Es un estancamiento en la región que la limita en otorgar mejores condiciones de vida a la población. Por ello, proponen que la competitividad se base en más tecnología y diversificación productiva, lo que se denomina “competitividad auténtica”, la cual también influye en la productividad del uso de la energía, el agua, entre otros.
 
Respecto a las desigualdades en la región, éstas han afectado en mayor nivel en las desigualdades de género, étnicas, raciales, territoriales y en los más vulnerables. Se expresa también en la discriminación laboral, que es mayor en las mujeres afrodescendientes e indígenas, en los elevados índices de pobreza, en la falta de acceso a la salud y a la protección social, en la discriminación a nivel educativo, entre otros. Desde antes de iniciar la pandemia se registró una caía en el índice de Gini en América Latina y el Caribe pero ese descenso se desaceleró desde 2014, y profundizándose aún más en plena pandemia.
 
Balance
La CEPAL, en este documento analiza con preocupación estas tres crisis, con el fin de que los países de la región podamos afrontarlas y encaminar un rumbo que nos ayude a superar nuestras deficiencias, fortaleciendo la diversificación productiva e invirtiendo en tecnología para generar empleo decente que sirva al desarrollo del país y nos permita avanzar hacia los países avanzados. Y, en ese sentido se atiendan las desigualdades, desterrando la discriminación laboral y social y promoviendo la participación en igualdad de condiciones, ya sea a nivel de género, de raza, etc. 
 
Finalmente, nos hace un llamado a responder ante las señales que la misma naturaleza nos está dando, incluso la del Covid-19, frente a tanta contaminación y depredación, con responsabilidades compartidas pero diferenciadas que debe ser asumida, en primer lugar, por los que más tienen y son a su vez los generadores de la mayor cantidad de emisiones y que ponen en riesgo a todo el mundo.
 
 
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