Sin el Estado no habría “brotes verdes”

Por Humberto Campodónico

Casi todos los análisis económicos recientes anuncian el fin de la más grande recesión económica desde los años 30 y, por lo tanto, la vuelta al “business as usual”. Nada habría que cambiar al modelo anterior, que habría superado en menos de un año la virtual quiebra total del sistema. Dejemos de lado por un momento esa afirmación para centrarnos en la política económica que ha hecho posible las afirmaciones festivas.


La respuesta es una sola: ante la “exuberancia irracional” del capital financiero y sus actividades cuasi delictivas (como el empaquetamiento en bonos globales de las hipotecas “subprime”, que no tenían sustento económico alguno), los Estados vinieron al salvataje con multimillonarios “Planes Estímulo Fiscal (PEF)”.

Un reciente informe de la OCDE (1) dice que los PEF de los 13 países más grandes sumaron US$ 1.3 billones (trillones, en inglés), con el primer lugar para EE. UU. con US$ 804,000 millones. Dice que su tamaño acumulado, para el periodo 2008-2010, es de 3.5% del PBI total del 2008.

Añade, sin embargo, que estos PEF están subvaluados en los países que tienen “estabilizadores automáticos” (sobre todo los europeos), como los seguros de desempleo y los programas de donación de alimentos. Además, los PEF analizados no incluyen en absoluto las medidas de ayuda al sector financiero y los apoyos monetarios de  los bancos centrales.

Los PEF contienen dos paquetes distintos: de un lado, el apoyo a la inversión  y, de otro, la rebaja de impuestos a los consumidores, así como aumentos salariales. Así, en EE. UU., Canadá, Corea, Alemania y Reino Unido los segundos son mayoritarios, mientras que lo contrario sucede en Japón, Francia, Australia y Dinamarca.

Cabe señalar que en el Perú casi el 100% del PEF corresponde a la inversión pública, viniendo en segundo lugar, y bastante más lejos, las ayudas al sector privado (como el aumento del drawback a los exportadores del 5 al 8%) mientras que la “inyección a la vena” a los asalariados brilla por su ausencia.

En el informe de la OCDE también se dice que los PEF contienen medidas de apoyo a la innovación tecnológica y al crecimiento de largo plazo, así como al desarrollo de tecnologías “verdes” y al cambio de la matriz energética. Eso no se contempla en la gran mayoría de los planes de otros países en desarrollo, lo que incluye al Perú.

No cabe duda, entonces, que sin el apoyo estatal no habría “brotes verdes”. Es por eso que, en la reunión de la semana pasada de los ministros de Economía del G 20, hubo un llamado general a “no ser demasiado optimistas” y continuar con la plena aplicación de los PEF.

Por tanto, ¿es que la intervención estatal ha evitado ya que se manifieste con toda su fuerza la crisis sistémica que comenzó con la crisis financiera? Hay abundantes señales, también, de que eso no ha sucedido y que puede producirse una recaída, tema de un próximo artículo.

(1) Policy Responses to the Economic Crises, junio 2009, www.oecd.org.

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