Vídeo: Rusia presenta el Sukhoi T-50, avión de quinta generación

En el reciente festival aéreo MAKS 2011 que ha tenido lugar esta semana en Moscú, la Federación Rusa ha mostrado su avión de quinta generación, el caza Sukhoi T-50 PAK FA.

Los aviones de quinta generación tienen cualidades que los ponen en una categoría superior a la de los conocidos F-16, F-18, Sukhoi 27, Rafale, MiG-29, etc. Una aeronave de quinta generación tiene estas características distintivas: 1) refleja muy poco de las ondas de radar, es casi invisible a este medio de detección (tecnología furtiva, stealth en inglés); 2) radar potente, sistemas electrónicos y aviónica adecuados a las funciones del avión; 3) vuelo supersónico sostenido (largas distancias, no sólo tramos relativamente cortos como es el caso con los otros aviones).


El par de Sukhoi T-50 que voló en Moscú va por su segundo año de vuelos de prueba, que continuarán otros dos años. Este proyecto de desarrollo se realiza con participación económica de la India, que aporta 35% de los 6 mil millones de dólares que es el total; de esta manera se asegura la compra exclusiva de un lote de aviones, con lo que Rusia e India serán los únicos países que tengan este avión (200 aeronaves cada uno).

El F-22 (Lockheed Martin F-22 Raptor)

El avión ruso entra a competir con el caza Lockheed Martin F-22 Raptor de los EE. UU., que a la fecha es el único avión de esta clase que está en servicio (el Sukhoi T-50 entrará en servicio en 2015, cuando terminen todas las pruebas). En los diversos aspectos técnicos, como velocidad (máxima 2 400 km/h ambos; y de crucero 1913 km/h el F-22 y 2100 km/h el T-50), toberas controlables, maniobrabilidad, empleo de materiales compuestos en la superficie externa de la nave (fuselaje, alas, cola, etc.), sistemas electrónicos y baja señal de radar, el Sukhoi T-50 y el F-22 están prácticamente igualados, según la información disponible.

 

De su parte, los rusos, en la edición en internet de Pravda del 18 de agosto y en otras publicaciones, destacan diferencias a su favor, como el mayor alcance (5 500 km frente a 3 219 km del F-22), la capacidad de disparar sus armas en alta velocidad supersónica (según Pravda, el F-22 debe desacelerar si van a disparar sus cohetes) o la de atacar simultáneamente blancos aéreos y terrestres.


F-22

En cuanto a precios, si se vendieran los F-22 estarían entre 150 y 200 millones de dólares cada avión; el T-50 costaría 100 millones de dólares. Como los EE. UU. no van a vender a nadie sus F-22, están desarrollando una variedad de exportación, que es el F-35, el cual tendrá algo menos de rendimiento y capacidades y será de un precio menor. De modo semejante, los socios hindúes y rusos ofrecerán también una versión de exportación del Sukhoi T-50.

 

El avión chino de quinta generación

En noviembre del año pasado los chinos anunciaron que estaban trabajando para hacer un avión de quinta generación, el J-20. Posteriormente se publicaron fotos que confirmarían la noticia.

 

China tiene una antigua rivalidad histórica con India, y ve con preocupación que este país podrá obtener los T-50 de manera exclusiva, premio a haber sido clientes serios y amigos políticos de Moscú. Durante años China ha sido un gran comprador de armamento ruso, pero en determinado momento —según se quejan los rusos— empezaban a ensamblar o a fabricar más aviones que los autorizados en un contrato; no solo eso, finalmente habrían copiado o clonado completos los aviones y procedían a exportarlos como si fuesen aviones chinos. Esto motivó el disgusto de Moscú y su negativa a venderle los equipos o aeronaves más modernos.

 

Así, en las actuales circunstancias, China enfrenta la realidad de que, como siempre, los americanos no le venden armamento ni equipo militar, a lo que se suman las reservas de los rusos. No les queda más camino que trabajar de manera independiente, posiblemente demorando más años para ponerlo en servicio (se calcula entre 2017 y 2019).

J-10

En lo concerniente a materiales compuestos y revestimientos para aeronaves furtivas, los chinos ya deben estar en condiciones de producirlos para sus aviones. Durante los bombardeos de la OTAN a Yugoslavia el año 1999, los serbios se las arreglaron para derribar un avión furtivo F-117 de los EE. UU., y los primeros en tener acceso a los restos y tomar muestras de material fueron los chinos, por lo cual la aviación de los EE. UU. atacó con un cohete aire-tierra la embajada china en Belgrado, lo que causó varias muertes.

 

Copiando o desarrollando por su cuenta, ahora los chinos fabrican aviones como los J-10 y J-11 que más o menos pueden enfrentar a los F-15 y a los F-16. El principal inconveniente que han tenido es en los motores o reactores: aunque han podido imitar cada detalle de forma, tamaño y peso de los reactores rusos, se sabe que no llegan a igualar su potencia, duración y resistencia a las altas temperaturas (detalle decisivo para el vuelo supersónico sostenido de los aviones de quinta generación).


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