Guerra del Pacífico, geopolítica y gas
planta de gas

Evaluando países hostiles. Chile y los Estados Unidos de Norteamérica


Desde el año pasado llegan al Perú alarmantes informes de que Chile —mediante participación de Codelco (empresa estatal del cobre que destina el 10% de sus ganancias para armar a los militares) y Suez Energy (empresa belga que es parte del consorcio Camisea)— ha emprendido en Mejillones un complejo de gas natural licuado (GNL), con grandes almacenes para guardar el gas y muelle. También ENAP, empresa chilena estatal de hidrocarburos, va a construir una planta similar en Quintero. Todo esto permitirá a Chile lo siguiente:
a) resolver sus problemas de abastecimiento de gas, incluyendo el de la industria del cobre, sustento económico del armamentismo chileno;
b) exportar gas a Argentina;
c) vender al Perú y a otros países productos derivados de su nueva industria petroquímica.

Lo primero que llama la atención es que Chile se embarque en estos proyectos sin ser productor de gas; no tiene yacimientos, es país importador de gas y de petróleo. Por otro lado, Argentina ya no está en condiciones de abastecer de gas a Chile, puesto que tiene problemas incluso para su mercado interno; Bolivia tiene gas pero no desea vender mientras Chile no devuelva algo del litoral que usurpa desde el final de la Guerra del Pacífico. ¿De dónde, entonces, va a obtener Chile el gas para que puedan funcionar sus proyectos petroquímicos?

Una posibilidad es que los chilenos abastezcan su industria con gas de Indonesia o de Argelia, pero el recargo por el transporte desde tan lejanos lugares no les permitiría revender gas a Argentina. En consecuencia, está totalmente dentro de lo posible que los chilenos tengan entre sus cálculos adquirir gas del Perú (de Camisea o de otros yacimientos), para lo cual tienen los siguientes elementos a su favor:

a) el Apra es un partido prochileno, es el brazo político de Chile en el Perú, y es seguro que Alan García trate de cumplir la promesa que hizo a poco de tomar el poder: que si se encontraba más gas en el Perú, sería para venderlo a Chile;
b) Suez Energy —socia de Codelco en el proyecto de Mejillones— trabaja en Chile y en el Perú y, visto el servilismo de Alan García y del Apra hacia Chile, ve como cosa fácil vender el recurso energético al enemigo histórico del Perú;
c) la Constitución peruana y las leyes vigentes garantizan que el Perú pierda soberanía sobre el destino final de sus recursos naturales1;
d) los medios de prensa, salvo las excepciones de La Primera y La Razón, la televisión y la radio (excepto CPN y Radio San Borja) están en colusión con los intereses chilenos y guardan silencio frente a esta peligrosa situación, evitan todo debate o cuestionamiento que en lo referente al gas pueda entorpecer los designios de Chile, país delincuente y destructor del Perú.


En lo tocante al tema constitucional, ahora entendemos por qué el Apra no desea cumplir su promesa electoral de retornar a la Constitución de 1979, porque ésta posibilita que el Perú defienda mejor sus recursos. Mantener vigente la Constitución de 1993 es una excelente coartada para los traidores y entreguistas del Apra, ya que les brinda un mejor contexto para la pérdida de soberanía.

Esta posible venta de gas peruano a Chile, país delincuente y enemigo del Perú, tiene tres facetas importantes:


a) dignidad y soberanía. Por dignidad no podemos tener gestos amistosos hacia Chile, que nos hizo la guerra y continúa usurpando Arica y Tarapacá; y por sentido de soberanía, no podemos permitir que un consorcio extranjero como el de Camisea o cualquier otra empresa decida a quién vender o a quién no lo que no pertenece a extranjeros sino a todos los peruanos;
b) seguridad. Por un básico concepto de seguridad no debemos nunca vender gas ni ningún otro recurso valioso a un país probadamente hostil y enemigo como Chile, que nos hizo la guerra para usurpar nuestros territorios de Arica y Tarapacá y hasta ahora quiere robarnos más territorio y mar (¡por eso llevamos el caso a La Haya!), ni tampoco dejar en manos de extranjeros la decisión crítica y vital de qué hacer con nuestros recursos naturales;
c) economía. El Colegio de Ingenieros del Perú y especialistas demuestran que procesar el gas acá en industria petroquímica nos daría tres veces más ganancia que exportarlo y, además, proporcionaría empleo para los peruanos.

Chile y sus aliados


Siempre se subraya que en la Guerra del Pacífico Chile tuvo el respaldo de Inglaterra, por el interés que tenían los ingleses en el guano y salitre que los chilenos iban a venderles luego de usurpar territorios de Bolivia y Perú. Eso es en gran parte verdad, pero poner mucho énfasis en la participación británica responde al interés de prochilenos políticos e historiadores peruanos que con esa afirmación tratan de atenuar la responsabilidad de Chile2 y disimular el papel que jugaron los Estados Unidos de Norteamérica (EE. UU.) en el conflicto.

Tengamos en cuenta que la alarma por la exportación de nuestro gas se produce al entender que puede llegar a beneficiar a Chile, país delincuente y enemigo jurado del Perú, pero pocos se preocupan de que la exportación de la Hunt Oil de nuestro gas irá hacia los EE. UU., país coludido con Chile durante la Guerra del Pacífico. En nota anterior3, hemos mencionado cómo durante la ocupación militar de Lima al mando del terrorista chileno Patricio Lynch, los EE. UU. impidieron que el presidente peruano buscara la mediación de países neutrales. ¡O sea que inquietaba a los yanquis la idea de que el Perú salvara sus ricos territorios de Tarapacá y los puertos de Arica e Iquique! ¡Los estadounidenses estaban de acuerdo con los objetivos depredadores de Chile, país del robo y asesinato como política de estado!

Por supuesto que en años posteriores a la Guerra del Pacífico los yanquis hicieron seguimiento de la situación y metieron a como diera lugar a falsos mediadores como Pershing y Lassiter, cuyo objetivo central era facilitar la estrategia dilatoria de los chilenos, para que pudiesen usurpar todos los territorios peruanos que les apeteciesen. Ahora entendemos el significado y la gravedad del hecho de que se piense en Chile y los EE. UU. como destino de nuestro gas: estaríamos vendiendo este valioso recurso justamente a los dos países que nos arruinaron en la Guerra del Pacífico.

Vender gas a Chile, país delincuente y corruptor de políticos y militares peruanos, es contrario a los intereses y a la seguridad del Perú. ¡Ante estas traiciones, ante este peligro para nuestra seguridad nacional, respondamos con esclarecimiento y movilización cívica!
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1 Las transnacionales y los países industrializados nos consideran salvajes o retrasados mentales, incapaces de resolver problemas en nuestra propia casa, de tal manera que nos han impuesto la Constitución de 1993, que sirve a intereses foráneos, no al Perú; no tenemos el legítimo derecho de decidir el destino y utilización de nuestros recursos naturales y ventajas de nuestra posición geográfica.

2 En su forma más identificable o característica, la versión que estos lacayos sostienen apunta a que la guerra fue promovida por Inglaterra, la cual habría utilizado a Chile para cumplir el logro de sus objetivos. Con esto tratan de hacer olvidar toda la premeditación chilena, su armamentismo en los diez años anteriores a la guerra, el apoyo que daba el pueblo chileno a la invasión que la fuerza armada chilena realizaba contra Perú y Bolivia, etc., etc.

3 Ver: Guerra del Pacífico, yanquis y chilenos