El gasoducto surandino y consecuencias para la paz
Camisea

En el transcurso de este mes de mayo se han ido definiendo con más claridad las posiciones de los presidentes regionales y alcaldes de la Macrorregión Sur (Cusco, Arequipa, Madre de Dios, Puno, Tacna y Moquegua). Estos representantes del bloque sur del Perú han observado con inquietud cómo desde Lima se maniobraba para buscar la forma de favorecer los intereses de Chile, haciendo que un gasoducto costero que llegase a Ilo continuase hacia el sur hasta Chile, para satisfacer las necesidades energéticas de Codelco, empresa estatal chilena que dedica el 10% de sus ingresos netos para el armamentismo de la fuerza armada chilena… ¡los sirvientes y traidores que forman parte del gobierno peruano no tienen la menor noción de lo que es patria y de lo que son los intereses geopolíticos del país!


La pretendida iniciativa de Suez Energy (socia de Codelco) de hacer un gasoducto por los arenales de la costa, donde no promovería el desarrollo ni siquiera de las rocas, siempre ha estado en abierta contraposición con los intereses vitales del Perú y de la Macrorregión Sur en particular. Por esta razón los presidentes regionales y alcaldes de la Macrorregión Sur exigen al gobierno que deje de lado su política de postergar y preterir todo lo que no sea costa; esta petición, además, se hace en cumplimiento de la ley 29129, que declara de interés nacional el tendido de un gasoducto que lleve el gas de Camisea a Ilo descendiendo por la sierra. El gas que llegue a Ilo servirá para desarrollar industria petroquímica y para abastecer de gas a las seis regiones (Cusco, Arequipa, Madre de Dios, Puno, Tacna y Moquegua).

Reacciones

Viendo la batalla perdida, los peruanos sirvientes de Chile, frustrados en su intención de favorecer a sus mandantes chilenos, dicen, entre otras cosas, que si no se vende gas a Chile, se le vendería electricidad producida por gas, con lo que habría la ganancia de valor agregado… ¡estos repugnantes traidores y sirvientes hasta el último tratan de favorecer a Codelco y a la fuerza armada chilena! Por supuesto que este cuento no se lo tragan en la Macrorregión Sur, puesto que allí desean que el gas sea consumido el mayor tiempo posible1 sólo por peruanos, y que la producción de la industria petroquímica sirva para atender las necesidades del Perú y para exportar lo que sobre a cualquier parte, menos a Chile, país delincuente enemigo del Perú.

Por su parte, Suez Energy, que ya daba por seguro que iba a triunfar su proyecto de tender un gasoducto costero, se dio cuenta de la realidad adversa y ha dicho que también va a presentar un proyecto para traer el gas de Camisea a Ilo bajando por la sierra… Pero en el Sur nadie confía en Suez Energy, porque saben cuál es su vinculación con Codelco y con la fuerza armada chilena.

Bolivia-Chile

El tira y afloja entre los peruanos sirvientes de Chile que quieren entregar nuestro gas al país enemigo y los patriotas que se oponen a esa traición debe terminar con un desenlace favorable al Perú y no necesariamente desfavorable a Chile. Por supuesto que esto no significa que se va a vender nuestro gas a Chile. Lo que va a pasar es otra cosa.

El abastecedor natural de gas a Chile no puede ser el Perú ni tampoco Argentina, que prácticamente ya no tiene gas para vender a los chilenos. Ahora bien, sabido es que Bolivia hace tiempo ha propuesto a Chile la solución que consiste en venderle gas a cambio de una salida perpetua y soberana al mar, un puerto en el litoral boliviano que Chile usurpa. Pero la respuesta de Chile ha sido siempre “No”. Para esto los delincuentes del sur tienen dos argumentos:

1) transfiriendo al Perú la culpa del robo territorial, los chilenos dicen a Bolivia que podrían darle una salida por el norte de Arica, a lo cual el Perú, con toda razón, se opone todo el tiempo (de esto nos hemos ocupado varias veces2);

2) dar a Bolivia salida al mar por su usurpado territorio (por ejemplo, en Mejillones) partiría en dos a Chile.

Quienes sostienen que Chile quedaría partido en dos son los chilenos más rateros y corruptos, y además los más mentirosos. Analicemos: 1) Bolivia no reclama a Chile una faja transversal que vaya desde el altiplano hasta el mar; sólo pide una extensión de territorio costero que le permita tener un buen puerto e industria petroquímica; 2) la porción de litoral que quiere Bolivia se uniría al altiplano mediante carretera y ferrocarril que, como es usual en estos casos, tendría derecho de libre tránsito y nada más (tampoco necesitan más); c) Bolivia no pide recuperar algo de su usurpado territorio para crear bases militares y desde allí atentar contra la seguridad de Chile.

Las ventajas de este trato (que los chilenos devuelvan a Bolivia algo del usurpado litoral) serían múltiples:

1) se crearía un ambiente de paz y seguridad entre Bolivia y Chile;

2) Chile tendría un proveedor seguro de gas, que daría estabilidad a su actividad comercial e industrial;

3) la industria petroquímica que Bolivia instale en el área recuperada sería de utilidad también para Chile, ya que los costos de transporte de la producción serían prácticamente locales;

4) aumentaría el comercio entre Chile y Bolivia, pues la carretera y ferrocarril que unirían Bolivia con su enclave costero, servirían también para el movimiento de mercancías en ambas direcciones;

5) se distenderían un poco las relaciones entre el Perú y Chile, puesto que —resuelto por el gas boliviano el problema energético de nuestro enemigo del sur— Chile y sus sirvientes peruanos dejarían de presionar y agitar el ambiente.

Como vemos, luchar por el gasoducto surandino para usufructo exclusivo de los peruanos resulta siendo algo que es justo, conveniente y que —como hemos demostrado— favorece a la paz en la región. Ya Chile se ha beneficiado largo tiempo de los territorios robados a Bolivia y al Perú, y ahora, tiempo en que los combustibles tienden a subir día a día, le convendría buscar su bienestar y progreso no por medio de la guerra, que es robo y asesinato, sino por medio de la justicia.
_____________________________

1 Cuanto más dure, mejor. Posición opuesta a las de las compañías explotadoras de nuestro gas, que si pudiesen agotarían en uno o dos años nuestro recurso energético, exportándolo indiscriminadamente, especialmente a Chile.

2 Ver: La salida al mar para Bolivia.