Crisis eléctrica: sobra la oferta, faltó previsión

Por Humberto Campodónico

 Los recientes apagones en varios distritos de Lima nos dicen que ha comenzado una crisis energética que está recién en sus inicios. Lo que origina la crisis no es que no se pueda producir más gas, pues el Lote 88 puede abastecer el doble de la demanda de Lima. El problema es la falta de capacidad en el gasoducto que trae el gas de Camisea a Pisco y, desde allí, del ramal que viene a Lima.

El detonador es el explosivo aumento de la demanda de gas: la producción fiscalizada en Camisea pasó de 50 millones de pies cúbicos diarios (mmpcd) en setiembre del 2004 a 284 mmpcd en junio del 2008: nada menos que 468%. La principal demanda viene de las centrales térmicas de electricidad que se ha incrementado mucho este año para reemplazar la falta de oferta de las centrales hidroeléctricas debido a la sequía. La cuestión es que el tubo actualmente solo puede garantizar una demanda máxima de 315 mmpcd, mientras que la demanda actual ya supera esa cifra. Aquí es donde comienza el "gran bonetón" acerca de la falta de previsión de las autoridades: ¿cómo es posible que no se hayan dado cuenta de este elefante que tenían ante sus narices?

La cuestión es, además, que la empresa Transportadora de Gas del Perú recibe un Ingreso Mínimo Garantizado por 380 mmpcd. Si transporta menos de esa cantidad, el Estado cubre la diferencia con la Garantía de la Red Principal (GRP), que todos pagamos en las tarifas eléctricas. Así, en el 2007, TGP facturó US$ 185.6 millones, de los cuales el 65% vino del transporte del gas y los líquidos, mientras que el 35% restante (US$ 65 millones) vino de la GRP que todos pagamos. Como parte de sus compromisos, TGP comenzó inversiones en el 2007 por US$ 152 millones para aumentar la capacidad del ducto hasta 380 mmpcd en el tramo de la sierra hasta Pisco. Recuerde el lector que la GRP cubre hasta 380 mmpcd, pero la empresa solo tenía que garantizar 315 mmpcd en la primera etapa.

Ahora, en medio de la crisis, TGP realizará inversiones adicionales por US$ 120 millones en el tramo de Pisco a Lima para aumentar la capacidad y poder cumplir el contrato. Hay un problema adicional del cual no se habla: la exportación de gas a México del consorcio Perú LNG. La cuestión es así: el tubo que lleva el gas desde la selva de Camisea hasta el inicio del tramo en la sierra tiene una capacidad de 1,180 mmpcd y Perú LNG ha contratado con el consorcio Camisea el transporte de 620 mmpcd desde el 2010 hasta el 2033.

Eso quiere decir que solo quedan 560 mmpcd (1180-620) libres para la demanda peruana en el tramo de la selva hasta la sierra. Este contrato ha sido realizado entre empresas privadas: el consorcio Camisea y Perú LNG. ¿Dónde están las autoridades peruanas que debieran garantizar el abastecimiento de la demanda nacional? Si en el 2010 la demanda nacional supera los 560 mmpcd (algo factible por su explosivo crecimiento), el tubo actual en su tramo de la selva (que fue, además, financiado con la GRP que todos pagamos) no podría abastecerla.

Esto quiere decir que se tendría que ampliar el tubo de la selva o construir otro, lo que tiene un alto costo que de ninguna manera debe ser asumido por los consumidores ni por el Estado.

El fondo del asunto es que no hay política energética ni capacidad de previsión por parte del Estado porque se considera que eso les corresponde a los privados, quienes se aprovechan de las inversiones existentes en detrimento de la demanda nacional. Eso es lo que hay que cambiar porque la crisis energética recién está comenzando, en un país donde sobra la capacidad de producción, pero no hay capacidad de previsión.

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