La inacción del Estado y la pérdida de reservas de gas

Por Humberto Campódonico


Durante años la Dirección General de Hidrocarburos (DGH), entidad encargada de supervisar las reservas, ha publicado cifras de reservas que, sabemos ahora, nada tienen que ver con la realidad.

Así, la DGH dijo que las reservas probadas de Camisea a diciembre del 2004 eran 10.87 billones de pies cúbicos (bpc; trillones de pies cúbicos, TCF, en inglés). En ese mismo informe, la DGH dice que éstas subieron a 11.2 bpc a diciembre del 2005 (Informe Anual de Reservas, Dirección de Yacimientos, Transporte Terrestre y Estadística, diciembre 2005).

Camisea 2004-2009: Reservas Probadas (billones de pies cúbicos)
                           Fuente: DGH del 2004 al 2007 y GCA para el 2009   LA REPÚBLICA

En diciembre del 2007, la Dirección de Promoción y Concesiones de Hidrocarburos Líquidos de la DGH dice, en informe firmado por su director, que las reservas de Camisea fueron 11.15 bpc, nivel es similar al 2004 y 2005. Agrega elInforme: “los estimados de reservas de petróleo, gas natural y líquidos del gas natural (LGN) presentados por las compañías contratistas, fueron revisados y conciliados por la Dirección General de Hidrocarburos”.

Sin embargo, el reciente informe de la consultora de Pluspetrol, Gaffney, Cline y Asociados (GCA) dice que las reservas probadas de Camisea solo ascienden a 8.795 bpc, 21% menos que lo afirmado por la DGH en el 2007.

Esta “pérdida” de reservas probadas revela que el MEM y la DGH hace años que no contratan a un auditor internacional independiente para que revise y certifique los informes que presentan las empresas petroleras, como sí se hacía anteriormente.

La explicación benigna sería: se confía al 100% en la información de las empresas y se cree en ella a pie juntillas. Es lo que acaban de decir el viceministro Daniel Cámac y el director de la DGH Gustavo Navarro: “el estimado del Libro de Reservas del 2007 no corresponde a empresas certificadoras internacionales, sino a estimaciones del MEM con información enviada por las petroleras” (El Comercio, 18/6/09).

Pero en petróleo y gas hay intereses millonarios. Con la estimación de reservas de 11 bpc se autorizó la exportación de gas a México en el 2004. Con esa misma estimación se comenzó a negociar la venta del gas de Camisea al supuesto “anillo energético” en el 2005, que llevaría el gas de Camisea a Chile y a todo el Cono Sur.

Fue en esa época que el consorcio Camisea presentó a la DGH una estimación que elevaba las reservas probadas a 13.58 bpc, lo que la DGH no aceptó. Dijo entonces la DGH: “no se consideraron ciertas asunciones de Pluspetrol para la recategorización de reservas a la categoría de reservas probadas (…) Básicamente, las diferencias con respecto al informe de Pluspetrol se deben a la clasificación de reservas” (ver “Las verdaderas reservas de Camisea según la DGH”, www.cristaldemira.com, 01/07/2006).

Imagínense. La consultora GCA acaba de decir que solo hay 8.795 bpc de reservas probadas en el 2009, pero en el 2005 se planteaba subirlas de 11 a 13.58 ppc.

Esto quiere decir que no solo hay un problema de falta de capacidad de transporte porque la demanda ha hecho que los ductos existentes ya no puedan abastecer el rápido crecimiento de la demanda interna. Efectivamente, ese problema existe. Y es urgente solucionarlo. Pero el problema de fondo, el verdadero, es que Camisea hoy no tiene las suficientes reservas probadas para abastecer el mercado interno y, a la vez, exportar gas a México.

Todo esto sucede porque no hay un Plan energético de largo plazo. Como dice el reciente informe de Osinergmin: “En el Perú se ha implementado una política de negocios, pero no una política energética coherente a nivel nacional, pues cada una de las empresas toma sus decisiones en base a su propia estrategia empresarial” (ver Crisis energética y el fracaso del libre mercado, www.cristaldemira.com, 29/05/09).

El problema es que el Estado ha sido privatizado (igual ocurrió con los decretos legislativos para el TLC). Por eso, ni siquiera se certifican las reservas probadas con una consultora internacional. Es la hora del cambio.
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