Cualquiera que haya hecho un viaje en los últimos años por carretera por España habrá comprobado cómo se suceden los aerogeneradores en numerosos puntos de la geografía, en una especie de evolución tecnológica de los molinos que aparecen reflejados en El Quijote, la novela española más universal.
 
 
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En concreto, en la actualidad son 1.267 los parques eólicos en el territorio español, en más de 800 municipios, según datos de la Asociación Empresarial Eólica, que representa a un buen número de actores del sector en un país que es el tercero del mundo en exportación de aerogeneradores, tras Dinamarca y Alemania, y donde 24.000 personas trabajan en este negocio.
 
En los próximos años, además, el Gobierno del socialista Pedro Sánchez tiene pensando multiplicar el número de estas instalaciones, como recoge el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030, que otorga a la solar y a la eólica un fuerte protagonismo en el futuro energético español.
 
OPOSICIÓN VECINAL
 
Sin embargo, esta apuesta decidida por las energías limpias, que conllevará la instalación de numerosos parques eólicos por el territorio, se encuentra en ocasiones con la oposición de los vecinos.
 
Es el caso de la Plataforma para la defensa de los Valles Pasiegos, una idílica zona rural del interior de la región de Cantabria, donde hay varios parques eólicos en proyecto en este momento.
 
Una de sus portavoces, Mar Mayo, señala en conversación con Sputnik como una de las razones de su oposición que actualmente "se están planteando polígonos eólicos de forma indiscriminada, sin atender a la demanda".
 
Explica que actualmente el sistema de producción de energía es "centralizado con líneas de distribución", es decir se produce masivamente y en lugares alejados de los grandes centros de consumo -las ciudades-, adonde se transporta a través de líneas de alta tensión, según explica.
 
Y se pregunta "si no tiene más sentido hacer una reducción centrada en los lugares donde se produce el consumo". Pone como ejemplo para ello, la aparición de paneles solares en algunos polígonos industriales y cita además como uno de los perjuicios de este sistema los efectos para la salud de las líneas de alta tensión, que apoya en varios estudios.
 
NUMEROSOS CONTROLES
 
Desde la Asociación Empresarial Eólica (AEE), su director de Políticas Energéticas y Cambio Climático, Heikki Willstedt, comprende que la sociedad se ponga "en estado de alerta por el gran número de proyectos que se están planteando", pero recuerda asimismo que "la administración va a hacer un filtrado de todos esos planes" y que no todos se van a hacer.
 
El portavoz de la AEE reclama un voto de confianza para los controles públicos previos a esas instalaciones, medioambientales o paisajísticos: "La Administración va a hacer bien las cosas", afirma.
 
Y también recuerda la meticulosidad con que se plantea el caso concreto de las eólicas: "solamente para la avifauna tienes que estar un año haciendo seguimiento de las aves que hay en ese espacio donde tú quieres hacer el proyecto".
 
BENEFICIOS MANCOMUNADOS
 
Sin embargo, hubo otros casos donde la fiebre de las renovables fue bien acogida. Es el caso de doce municipios de Teruel que se asociaron en 2019 para rentabilizar conjuntamente la explotación de los parques fotovoltaicos y eólicos instalados en su territorio, una zona con una escasa densidad de población.
 
Están agrupados en torno a la asociación Majalinos Renovables que, por ejemplo, reserva el 19 por ciento del importe del alquiler del suelo para los molinos, a un fondo común.
 
No muy lejos, en Navarra, otro de los polos de desarrollo de la eólica en España, son varios los ayuntamientos que aprovechan los ingresos que generan los parques por licencias de obras, cesiones del terreno e impuestos para hacer frente a inversiones o eliminar deuda.
 
Son las dos caras de uno de los principales renglones de desarrollo económico para España en los próximos años, el de las energías limpias.
 
Un sector que impulsado por los objetivos de cero emisiones netas de CO2 para 2050 del Acuerdo de París, que en España se convirtieron en ley recientemente con la aprobación de la Ley de Cambio Climático, pretende marcar además una senda de desarrollo económico para el país. 
 
 
Con información de Sputnik)