Ahora que el petróleo aumenta y seguirá aumentando su precio, debemos pensar en la generación eléctrica que es renovable, casi eterna y limpia. Y pensar su uso y su venta en términos continentales. Grandes centrales eléctricas hechas sobre el Marañón y en las caídas del bajo Urubamba, nos permitirán vender energía a Ecuador, Colombia, Chile, Brasil. Pero eso tienen que hacerlo grandes capitales privados o internacionales que necesitan una seguridad de muy largo plazo para invertir miles de millones y para poder recuperar sus inversiones. Pero el perro del hortelano dice: ¿Por qué van a hacer dinero con nuestras caídas de agua? Mejor que lo haga el gobierno regional. Pero no dicen con qué dinero.
Para García el desarrollo del Perú no existe. Para él, en el futuro son nuestros vecinos los que necesitarán energía, mientras que nuestro país será una aldea sin industrias que necesiten la energía eléctrica.
¿Por qué ese afán de tratar de favorecer en todo a lo foráneo y desdeñar lo nacional? Todos hemos elegido un mandatario para que defienda los intereses del Perú, no los de otros países y de los lobbies voraces que todo lo quieren para ellos. Entre otras consecuencias, esta forma de pensamiento acentúa la concepción de que somos —y debemos ser— incapaces y primitivos proveedores de materia prima, sin la menor capacidad de transformarla; otro efecto es que el presidente peruano aparece en el plano continental como el simple mayordomo de grandes señores que sí saben desarrollar sus países.
El futuro del agua
Es consenso en Europa, Estados Unidos y los países desarrollados que el agua será en forma creciente un recurso escaso en todo el planeta, debido a los cambios climáticos, lo cual es claro e indudable indicador de que los precios de la energía eléctrica irán en aumento.
Teniendo este panorama, ¿por qué tenemos que otorgar concesiones con grandes ventajas y larguísimos plazos? El caso de la minería, que ahora mantiene precios ventajosos, no era previsible con certeza, y se otorgó concesiones que son ventajosas en extremo ahora, pese a lo cual García se niega a establecer un impuesto a las sobreganancias, como normalmente sucede internacionalmente, sino que se arrodilla ante los mineros a pedir su compasión y den lo que deseen para destinarlo a lo que los empresarios decidan, abandonando vergonzosamente su papel de mandatario. Si así se comporta, entonces, ¿por qué tanto peleó para gobernar?
El caso del agua —y la consecuente generación de energía eléctrica— es, pues, totalmente previsible; conforme avancen los años será un recurso cada vez más preciado, no sólo por su importancia económica, sino porque el agua es un fluido básico para la vida; por lo tanto, defender el agua es defender la vida.
El estudio de proyección y explotación del agua debe realizarse de la manera más concienzuda y responsable, sin precipitaciones que puedan conducir a nuestro país a situaciones de carestía futuras. Además, la prioridad debe ser el consumo interno, el cual, una vez satisfecho, puede permitir la exportación.
Seguridad nacional
En este aspecto debemos ser cuidadosos, pues tenemos de vecino a Chile, un país de antecedentes delincuenciales, que ha agredido a Argentina, Bolivia y el Perú por razones de voracidad y codicia incontrolables, y ha llegado al extremo de robarse territorios y mar, y los sigue robando en la actualidad.
En su libro de defensa, Chile considera el empleo de las armas para defender sus inversiones. Esta sola característica de la época de las cavernas debería hacer reflexionar a los peruanos para que tomen en serio la realidad de la amenaza chilena, retrógrada y amenazante, en una época en que la solución de controversias entre países y en el comercio internacional encuentra cada vez más una legislación que regula estas transacciones y resuelve posibles conflictos. Lo más sano es limitar y finalmente minimizar todo trato o intercambio comercial con Chile, que usurpa nuestro mar territorial y el territorio de Tacna1.
Partiendo de lo anterior, deducimos fácilmente que el peligro es mayor cuando se trata no de cualquier bien o servicio, sino de los que son estratégicos y escasos, como el gas o el agua, lo cual incrementa el riesgo de intervención armada para resolver controversias, en lugar de recurrir al derecho (como bien lo dicen en el lema del escudo chileno: “por la razón o por la fuerza”, el cual es asimilado por el gobierno y las fuerzas armadas)2.
Chile, en lugar de fijar su horizonte hacia la ley y el progreso moral y ético, lo dirige hacia el primitivismo, optando por las armas, lo cual es un real problema y amenaza para sus vecinos. Los chilenos, lejos de hacer un examen de conciencia, condenar su pasado de rapiña y mostrar arrepentimiento, como lo hace Alemania al condenar el nazismo, realizan apología de los crímenes de guerra, esto es, a sus niños y jóvenes les enseñan que son actos heroicos los saqueos, robos territoriales a países pacíficos, asesinatos de civiles, violaciones de mujeres, destrucción de medios de producción e incendio de ciudades; en Chile, pues, se ensalza a los criminales que realizaron tales actos.
Escoger los países para acuerdos económicos
Retomando lo dicho en el comentario a “El Síndrome del perro del hortelano”, en lo relativo a la Amazonía3, esperemos que el actual gobernante de nuestro país, sobreponiéndose a sus afinidades con Chile, país delincuente y enemigo, lo excluya de la condición de posible beneficiario del suministro de nuestra energía eléctrica. Esta reserva debe extenderse al Ecuador, debido a que este país siempre que puede se asocia con Chile para perjudicar al Perú. Así, quedaríamos con Brasil y Colombia para la exportación de excedentes de electricidad, pero antes de eso debemos mirar las necesidades internas del país.
¿Gobierno central o regional?
Respecto de la ejecución de los proyectos energéticos, García señala tácitamente que el perro del hortelano rechaza la inversión extranjera y pregunta si lo podrían hacer los gobiernos regionales o el gobierno central.
Antes de decidir quién da el paso, si los extranjeros, el gobierno central o regional, lo importante es diseñar una política de estado de recursos estratégicos, de manera que ya sea el inversionista extranjero, el gobierno central o el regional, deberían ceñirse a lineamientos que consideren el desarrollo sostenible y la seguridad nacional, para concretar la exclusión de países enemigos (Chile) u hostiles (Ecuador).
Hasta ahora no contamos con una política de estado para recursos estratégicos, porque cada vez se ha hecho un proyecto a medida y muchas veces al capricho de los lobbies, quienes han pisoteado los intereses nacionales para favorecer sus ilimitadas apetencias, con la complicidad de autoridades venales y complacientes. Es hora de que cambie esta situación, por el bien de las futuras generaciones. Un aspecto muy importante es que, en los contratos que suscriba con empresas privadas, el estado peruano, en salvaguarda de nuestros intereses económicos, estratégicos y de seguridad. obtenga las garantías de que nuestros recursos estratégicos (agua, gas, electricidad) de ninguna manera tengan por destinatario a Chile y lo beneficien. Hoy en día, el gobierno aprista —con el propósito de favorecer al país que usurpa nuestros territorios— abdica de la soberanía nacional y deja que el consorcio extranjero que explota el gas de Camisea decida a qué país exportar, y bien que ya tiene planes de abastecer de gas a la planta petroquímica que Codelco4 construye en el norte de Chile.
1 ¿No es suficiente ya el tener que ir al tribunal de La Haya para defendernos de las actuales agresiones y usurpaciones chilenas en detrimento de nuestra patria? ¿Y con ese país enemigo quiere el gobierno aprista profundizar relaciones económicas que son un peligro para el Perú?
3 Leer: Alan García insulta a Benedicto XVI
4 ¿Qué dicen los militares en actividad y en retiro sobre este atentado contra la seguridad nacional? ¿Es poca cosa vender gas a Codelco, la empresa estatal del cobre que financia el armamentismo de la fuerza armada chilena?