Matones chilenos masacraron a electores peruanos en Tacna el 5 de marzo de 1926

por César Vásquez Bazán

Informe de Presidente estadounidense de Comisión Plebiscitaria.

Evidencia objetivo chileno de impedir el Plebisicito.- 1926: El año de la barbarie chilena para quedarse con Tacna y Arica.

 

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Intento de llevar a cabo desfile público [peruano]

Disturbios en Tacna el 5 de marzo de 1926

Informe del Mayor General del Ejército de Estados Unidos William Lassiter,

Presidente de la Comisión Plebiscitaria de Tacna y Arica

Arica, 14 de junio de 1926

(Traducción de César Vásquez Bazán)

El cinco de marzo [de 1926] tuvo lugar el primer intento de los peruanos de celebrar un desfile público en el territorio plebiscitario. El lugar elegido fue la ciudad de Tacna, donde se encontraban las oficinas de las más altas autoridades locales civiles y militares encargadas de la preservación del orden público en Tacna y Arica, donde estaba ubicada una amplia guarnición militar, la sede provincial de las fuerzas de carabineros y la policía de la ciudad, y donde las autoridades locales, como resultado de su experiencia del [pasado] seis de enero, habían sido puestas sobre aviso, con antelación, para adoptar las medidas preventivas adecuadas para evitar alteraciones del orden público.

El desfile peruano del cinco de marzo [de 1926], como se informó y llevó a cabo antes que fuera interferido por una turba chilena hostil, constituyó una actividad plebiscitaria legítima, conforme a las disposiciones del artículo décimo de las normas sobre la inscripción [de votantes] y el proceso electoral. El desfile fue presenciado por varios miembros del personal de la Presidencia de la Comisión Plebiscitaria.

Las alteraciones del orden público que afectaron el desfile fueron iniciadas por los chilenos, quienes fueron los agresores en todos los incidentes. Al menos parcialmente fueron hechos premeditados y deliberados. Los peruanos no participaron en ellos y no utilizaron ningún tipo de violencia física.

Los peruanos en el desfile, incluido el personal de las Juntas de Inscripción y Electoral y los directamente relacionados con las actividades oficiales plebiscitarias, fueron objeto de agresiones, humillación e insulto. Se lanzó contra ellos piedras y otros proyectiles. Algunos [peruanos] fueron cortados y maltratados de diferentes maneras; muchos resultaron heridos --ciertamente más de veinte-- aunque aparentemente ninguno de mucha seriedad.

Ninguno de los numerosos miembros de la delegación estadounidense que presenciaron el incidente observaron un solo caso en el que, durante el desfile, un chileno hubiera sido atacado o herido por un peruano.

La policía recibió aviso con bastante anticipación

Las autoridades policiales y administrativas tuvieron amplio conocimiento, real y constructivo, del proyectado desfile peruano y de la necesidad de adoptar medidas apropiadas para asegurar la protección de los peruanos.

En el caso que las autoridades locales hubieran considerado que la policía local era inadecuada para tal propósito, existían considerables fuerzas militares [chilenas] disponibles en Tacna.

Las fuerzas policiales de Tacna que realmente se emplearon con el propósito aparente de mantener la ley y el orden y proteger el desfile peruano tomaron algunas medidas anticipadas que permitieron que el desfile se pudiese reunir y comenzar sin ser molestado. Estas fuerzas acompañaron el desfile y actuaron como para aparentar que facilitaban el desfile y que le brindaban protección. Sin embargo, abiertamente, en general, se abstuvieron de emplear las medidas de fuerza que, obviamente, eran necesarias para cumplir de manera eficaz con el objetivo perseguido.

Lamentablemente fracasaron en ofrecer la protección a que los peruanos tenían derecho.

Se presentaron casos en que los miembros de la policía se limitaron a observar con aparente indiferencia mientras se cometían agresiones flagrantes contra los peruanos, en su presencia y bajo su observación inmediata.

No se tiene conocimiento que se hubiese hecho uso de las fuerzas militares chilenas con el propósito de brindar protección al desfile peruano. Por el contrario, oficiales y soldados uniformados de las fuerzas chilenas, se mezclaron con la turba que obstruía el desfile y atacaba a los peruanos, y evidenciaron su simpatía con la acción ilegal del gentío. En esta ocasión se evitó un incidente más sangriento –que con toda probabilidad hubiera tenido muchas víctimas mortales– no por la acción adecuada de la policía u otras autoridades chilenas en Tacna, sino por el simple hecho que los peruanos se abstuvieron de defenderse de maneraactiva y no contestaron la violencia con violencia similar.

Los chilenos celebraron una manifestación similar

El significado integral de este incidente es aún más evidente cuando los acontecimientos del cinco de marzo se comparan con los de una demostración política chilena semejante, llevada a cabo en la mismaciudad de Tacna, dos días más tarde, en la que no se produjo desorden niinterrupción de ningún tipo. El contraste que presentan estasmanifestaciones llevadas a cabo en la misma ciudad, en aproximadamente lamisma fecha, en presencia de la misma fuerza policial y bajo el control y supervisión de las mismas autoridades chilenas, permite extraerdeducciones en cuanto a la verdadera actitud de las autoridades chilenas y al grado de posibilidades electorales existentes, de hecho, para chilenos y peruanos, respectivamente, en el territorio plebiscitario.

Fuente del Informe: Wambaugh, Sarah. 1933. General Lassiter’s Report on Tacna-Arica en “Plebiscites since the World War: With a Collection of Official Documents”. Volume II - Documents. Washington: Carnegie Endowment for International Peace, páginas 480 y 481.

 

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