Miguel Grau y el combate de Angamos

Ejemplo glorioso que horroriza a los actuales marinos sirvientes de Chile

Hoy 8 de octubre se cumple un aniversario más del combate de Angamos (en el litoral boliviano), en el que nuestro héroe Miguel Grau, al mando del solitario Huáscar, enfrentó a toda la flota chilena y combatió hasta el final.


La guerra nos fue declarada por Chile el 5 de anril de 1879, después del fracaso de las gestiones apaciguadoras de la diplomacia peruana, que trataba de persuadir a Chile para que se abstuviese de robar la costa boliviana. Enceguecidos por consumar el latrocinio territorial en perjuicio de Bolivia, los rateros chilenos vieron con mucho fastidio que nuestro país intercediese por Bolivia, razón por la cual nos declararon la guerra el 5 de abril de 1879.

Sobrevivientes del Huáscar


Como lección de historia, conviene saber que años antes de la guerra, Chile, país delincuente, se fue preparando y adquiriendo moderno armamento en Inglaterra y Alemania. Ante este peligro, hubo en el Perú políticos y militares —entre ellos Miguel Grau— que advirtieron al gobierno peruano sobre la inminente amenaza que representaban los planes belicistas de los ladrones chilenos. Lamentablemente, los gobernantes no tomaron en cuenta estos avisos, desestimaron las voces de alerta considerando que Chile —con el cual, además, no teníamos frontera— era un país amistoso, no un país de rateros y asesinos.

Para los ignorantes de la historia y los corruptos prochilenos de entonces, la entrada de inversionistas chilenos en Bolivia siempre fue vista con buenos ojos y no como un peligro, no como una cabecera de puente que ponía a los delincuentes chilenos más cerca de la frontera con el Perú.

Para marzo de 1879 ya el litoral boliviano había sido invadido por los rateros chilenos, quienes no pasaron en forma inmediata al Perú porque sabían que primero debían enfrentar a la armada peruana, que aun cuando tenía menos barcos y de menor calidad que los de la marina chilena, era considerada por los terroristas chilenos un obstáculo que debía superarse antes de invadir territorio peruano. Es bueno señalar que en esa época en la Marina de Guerra del Perú no había, como ahora sí hay, sirvientes de Chile1, por lo cual, pese a su superioridad material, los delincuentes chilenos tomaron muy en serio la tarea que tenían por delante.

La marina de guerra chilena era toda un arca de Noé de delincuentes. Su jefe de operaciones era el ratero Juan Williams Rebolledo; también estaba el abyecto hampón Arturo Prat; para rematar, era también de la marina el ratero, asesino y terrorista Patricio Lynch. Es interesante notar cómo los jefes militares chilenos, conociendo a su gente, prefirieron mandar a Patricio Lynch a cometer fechorías en tierra, antes que darle mando de alguna nave; sabían que en tierra iba a rendir al máximo sus capacidades de ratero, asesino y terrorista, como efectivamente ocurrió.

La escuadra de los rateros, asesinos y usurpadores chilenos estaba constituida por naves más potentes y más modernas que las peruanas: los acorazados Almirante Cochrane y Blanco Encalada (de 3650 toneladas de desplazamiento); las corbetas Chacabuco y O’Higgins (de 1670 toneladas de desplazamiento); y los barcos de madera Covadonga, Magallanes, Esmeralda2 y Abtao; además de varios barcos de transporte. Los mejores barcos de la escuadra peruana eran la fragata blindada Independencia (2004 toneladas de desplazamiento) y el monitor blindado Huáscar (1100 toneladas de desplazamiento); además de esto teníamos una corbeta de madera, La Unión (de 1150 toneladas de desplazamiento), el pequeño Pilcomayo (de 600 toneladas de desplazamiento) y dos monitores de tan bajo rendimiento que sólo servían como baterías flotantes (el Atahualpa y el Manco Cápac).

Comparando el peso de los cuatro blindados chilenos (Almirante Cochrane, Blanco Encalada, Chacabuco y O’Higgins) frente al de los dos peruanos (Independencia y Huáscar) se nota una clara diferencia en favor de los rateros del sur, puesto que el mayor peso indica blindaje más grueso, cañones más grandes con proyectiles más destructivos y máquinas más potentes.

Nuestro mejor barco, el Independencia (que en blindaje y potencia de fuego era inferior a los barcos chilenos Almirante Cochrane y Blanco Encalada), se había perdido por encallamiento el 21 de mayo de 1879 en el combate de Punta Gruesa. Consecuentemente, desde ese momento hasta el 8 de octubre, el Huáscar fue el único blindado que enfrentaba a los cuatro, más grandes, fuertes y poderosos, de los rateros chilenos.
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1 Ver: Chile reconoce a almirante peruano Darcourt como su servidor, La humillada cerviz agachó, García y Wagner humillan a la Marina de Guerra

2 Al mando de la bazofia Arturo Prat.