Herbert Mujica Rojas
En su trabajo monumental, la historiadora Carmen Mc Evoy, entregó pocos meses atrás el libro Chile en el Perú, la ocupación a través de sus documentos, 1881-1884, publicado por el Fondo Editorial del Congreso. El tomo tiene 855 páginas.
 
Chile en el Peru Mc Evoy
Y ha tenido Mc Evoy, con rigurosidad valiente, la paciencia de rescatar textos reveladores de pasajes absolutamente desconocidos en Perú y en torno a lo que fue la invasión de Chile en aquellos años.
De su libro transcribimos párrafos de cartas enviadas a diferentes personas por Domingo Santa María, presidente del país del sur entonces y la lectura es inequívoca, provoca escozor o vergüenza de cómo se comportaban algunos traicionando a su patria siendo serviles monigotes de quienes estaban en tierra ajena, por la fuerza brutal de una maquinaria guerrera planeada con mucha antelación.
Es posible que aquello corresponda al pasado. No obstante el pretérito debe ser conocido y en su crudeza más objetiva y, hay que decirlo, acusadora.
“4.5 Correspondencia con Patricio Lynch
10/18/83
En una palabra, de todas partes esperábamos pronunciamientos y soluciones inmediatas; pero como viésemos que nada acontecía de cuanto se aguardaba, y que el tiempo pasaba y que la amarilla podría sorprendernos y arrojarnos cabizbajos del Perú y que los neutrales europeos y americanos se extrañaban de que no llegásemos a la paz, lo cual les daba pie para dudar de la rectitud de nuestras intenciones, resolvimos que Aldunate saliera para Lima con dos propósitos bien marcados y deliberados: afianzar a Iglesias, traerlo a Lima y hacerlo Gobierno capaz de tener verdadera autoridad moral, y emprender sin tardanza expedición sobre Arequipa, puesto que no era posible dejar patente un foco de resistencia, que concluiría, a no derribarlo, por destruir a la larga la misma obra que queríamos prestigiar y llevar a término.
11/23/83
…. Si Iglesias tiene elementos como organizar su gobierno en Arequipa, y fuerza como sostenerlo, debemos darle facilidades para que obre desembarazadamente, reservándonos la ocupación militar y asegurándonos el pago de nuestros soldados.
Doc. 326, p. 679
Indudablemente que debemos dar homogeneidad al Gobierno de Iglesias, a fin de que cuanto antes aparezca Presidente de todo el Perú; para este propósito no debe tampoco descalabrarnos, ni arrastrar con nosotros inconcientemente.
La unidad en todo el Perú del Gobierno de Iglesias dará mayor sociedad al tratado que hemos celebrado con él. Me temo, sin embargo, que la Asamblea se convierta en una sinagoga, en que campeen todos los males y odiosas pasiones políticas. Por eso te he dicho que tú y Novoa no deben dejar de la mano a Iglesias en cuanto a la designación de candidatos para la Asamblea.
4.6 Correspondencia con Jovino Novoa
Lima, julio 24/83
Hoy ya podemos apreciar el curso de los sucesos con más seguridad. Desbaratada la resistencia del norte, que era la esperanza peruana y el aliento de Arequipa, la marcha de Iglesias se facilita intensamente como también la constitución de su Gobierno. Hoy se habrán triplicado sus partidarios. Espero que en Lima se opere una sección, y que en Arequipa se desmorone sola, pues no será posible que Montero continúe imponiéndose en medio del abatimiento y del hambre.
Lima, agosto 7/83
….. Afianzado Iglesias y constituido Gobierno, cesarán las intrigas civilistas y terminarán las dificultades que han de suscitarse maliciosamente. Conviene que peruanicemos el Gobierno para prestigiarlo, pero sin dejarlo de la mano y no darle vuelta hasta que la paz no sea firmada y ratificada. Desprestigiados Montero y Calderón, puede Iglesias contar con alguna vida. Echa para afuera a todo civilista que haga daño.
Setiembre 15/83
2º Que obedeciendo a estas miras debemos traer en el acto a Iglesias a Lima y hacer que asuma las formas de Gobierno serio, de modo que pueda ser reconocido y respetado, a cuyo efecto habremos de darle los elementos y recursos que necesite. Una vez formalizado, tendrá mas y mejores adhesiones y Arequipa, centro de resistencia se entibiará o desmoronará. Al fin se convencerá que no puede jugar con Montero, ni esperar nada de Montero. Al fin se convencerá de que debe ponerse al habla con Chile.
P.D. 3º Que debemos cuanto antes traer a Iglesias a Lima y hacerlo y reconocerlo Gobierno, para que así pueda ser respetado y reconocido por los representantes de las demás naciones. Si no se le encumbra de este modo y se le da personalidad, comenzará a menguar su prestigio y a dudarse de nuestra fuerza.
No lo dudemos: perdemos a Iglesias si queda por más tiempo en Trujillo sin ser Gobierno y sin ser caudillo.
Para esto van los fusiles y las municiones que pides.
Saldrán en el primer vapor, jugamos una partida y no debemos entrar en trepidaciones.
Disponiendo Iglesias de fondos, de fuerzas y de empleos, Arequipa se sentirá débil y podrá excusarnos sacrificios.
Lima, octubre 23/84
Comienzo por los fusiles Grass, según nos expones en tu carta, no han sido pagados porque se entendió que eran regalados por nosotros. Lo extraño es que Lynch no me dijera tal cosa, porque sería irregular que apareciésemos ahora cobrando lo que Iglesias había recibido como dádiva nuestra y como elemento necesario para formar un Gobierno que debía consolidarse y hacer la paz con nosotros.
Doc. 334
Debemos conciliar este punto, que es esencial, con la organización peruana en aquellos lugares, a fin de darle unidad y mayor respeto al Gobierno de Iglesias y de facilitar la elección de diputados para la Asamblea. Iglesias debe ayudarnos en esta obra. No sería discreto que entregásemos a Arequipa antes que él tuviese elementos de organización y fuerza con que hacerla respetar.
Páginas 667-694 Mc Evoy, op. cit.