“adolecen de fuerte carácter competitivo”

En el diario español El País del 7 de marzo de 2010, con el título “Más predecible, menos ingenioso”, se lee el artículo de Jordi Quixano:

En una plaga de lesiones musculares horrible, el Barça perdió hace un par de semanas a seis futbolistas. Las bajas que persisten han condicionado el juego azulgrana: sin Alves el equipo carece de profundidad por el ala derecha y al rival le resulta más fácil fijar a Messi; sin Abidal se resta rigor táctico y fiabilidad por el costado izquierdo; y sin Keita se pierden pulmones y pegada desde la segunda línea. Eso explica que en el Mercedes-Benz Arena realizaran 15 centros al área, cuando la media en la Champions era de 37. Los futbolistas, además, parecen menos predispuestos a meter la pierna o están pendientes de su estado físico, o adolecen de fuerte carácter competitivo y un punto de mala leche. Ante el Stuttgart sólo cometieron siete faltas, ninguna para corregir una de las 80 veces que perdieron el balón, cuando la media europea era de 67.


Comentario

El verbo adolecer indica que se padece o tiene algún defecto, algo malo.

Por el contenido del párrafo se concluye que a los futbolistas les falta “fuerte carácter competitivo”, que es una cualidad buena y deseable. Entonces no se puede decir que adolecen de una buena cualidad. Debieron emplear el verbo carecer. Adolecer sí es aplicable al complemento “y un punto de mala leche”.

El párrafo debió escribirse de la siguiente forma:

En una plaga de lesiones musculares horrible, el Barça perdió hace un par de semanas a seis futbolistas. Las bajas que persisten han condicionado el juego azulgrana: sin Alves el equipo carece de profundidad por el ala derecha y al rival le resulta más fácil fijar a Messi; sin Abidal se resta rigor táctico y fiabilidad por el costado izquierdo; y sin Keita se pierden pulmones y pegada desde la segunda línea. Eso explica que en el Mercedes-Benz Arena realizaran 15 centros al área, cuando la media en la Champions era de 37. Los futbolistas, además, parecen menos predispuestos a meter la pierna o están pendientes de su estado físico, o carecen de fuerte carácter competitivo y adolecen de un punto de mala leche. Ante el Stuttgart sólo cometieron siete faltas, ninguna para corregir una de las 80 veces que perdieron el balón, cuando la media europea era de 67.