Dos monjas octogenarias huyen para no ser enviadas a asilo en Francia
La hermana Maurice-Marie


Dos monjas octogenarias huyeron de su congregación para no ser llevadas a un asilo ubicado en remotas montañas por la madre superiora de su congregación del instituto  Saint-Joseph de Roquebrune-Cap-Martin, en la Riviera francesa, cerca de Niza.


Las fugitivas son la hermana Marie Daniel, 86 y Saint-Denis, 82, huyeron de su congregación jesuita de enseñanza el 12 de julio y no se sabe más de ellas.

Una tercera monja, la hermana Maurice-Marie, de 89, iba a huir con ellas, pero no pudo hacerlo tras fracturarse una pierna cuatro días antes del día previsto del escape.

Una persona del convento informó al diario France Soir que las monjas estaban furiosas del plan de echarlas tras 50 años en el convento.  “Decidieron saltar antes que ser echadas. Prefirieron probar suerte en el estado laico antes que pasar el resto de sus días en un asilo”, aseguró el informante.

La hermana Colette Philibert, superiora de la región, dijo que espera que sus dos queridas hermanas se pongan en contacto con ellas y regresen al convento.

Las religiosas llegaron a inicios de la década de 1960 a Roquebrune-Cap-Martin. La hermana Maurice-Marie fue la pionera de la transformación de una pequeña escuela de 80 alumnos a un complejo escolar que tiene ahora un internado de mil 300 alumnos.

Ellas vivían en una casa de Eau-Vive, a pocas calles del liceo Saint-Joseph, donde recibían la visita antiguos alumnos, vecinos y amigos de la ciudad, por quienes eran consideradas personas venerables.

Tras la decisión de la actual superiora, muchos lamentaron el traslado a Aubenas, en Ardèche y Millau, Aveyron, “por razones de salud”, tras lo cual venderían la casa que ocupaban las ancianas.

Después de estos preparativos las hermanas organizaron la huida para evitar una presunta “operación comando” de las superioras.

La jerarquía religiosa se defiende alegando que era una decisión que se tomó el 6 de febrero, después de una visita de miembros del consejo del instituto, quienes determinaron que “esta comunidad no puede seguir viviendo así” y que las hermanas habían aceptado su partida de la casa de retiro de la congregación para ir al asilo de ancianos.