Una invasión de libros sobre 2012



A caballo de una profecía atribuida a la civilización maya, que hace más de 1200 años habría vaticinado un cambio de era para la Tierra y un colapso de la actual humanidad justo para el 21 de diciembre de 2012, crece la demanda de libros sobre el tema. Y las librerías porteñas multiplican los títulos sobre un año que concentra grandes expectativas entre los seres humanos y los hace acelerar sus intenciones de ser mejores, no siempre con suerte.


La película 2012, dirigida por Roland Emmerich, vino a reactualizar el interés del público por un tema que, con independencia de su origen, está instalado en el imaginario colectivo mundial, aunque algunos se burlen y otros lo evalúen con aprehensión. Incluso, pese a las duras críticas contra el film, como la de David Shiga, reportero del New Scientist: "Ver 2012 te hace desear el fin del mundo sólo para que la película termine".

La oferta en algunas librerías nos permite inferir que si la oferta y la demanda difieren, se advierte en las más grandes un aumento de consultas y compras. Entre los doce títulos que componen la figuran El misterio de 2012 , de José Argüelles; El regreso maya 2012 , de Luciano Colman; 2012 , de Brian D´Amato; La serpiente de luz: después de 2012 , de Drunvalo Melchizedek, y El proyecto Gaia 2012 , de Yong Jang Hwee Yong. Algunos de estos títulos figuran en la oferta de El Ateneo-Grand Splendid y Norte. Pero ni noticia del tema en Antígona o Hernández.

El libro del artista plástico Brian D´Amato, cuyo título 2012 salió con bombos y platillos en EE.UU., llegó al mercado local precedido por su inclusión en la lista de best sellers del diario The New York Times .

Las propuestas editoriales van desde la necesidad de un cambio de conciencia, alejada del materialismo y más próxima a lo espiritual, hasta cataclismos de toda índole. En muchas librerías los títulos sobre 2012 se venden a razón de dos a 14 ejemplares por mes, cifra nada despreciable, si se tiene en cuenta que faltan dos años para que se cumpla la profecía atribuida a los mayas.

El interés por el año 2012 es mundial. Desde México, el director editorial de Grupo Santillana, Fernando Esteves, dice: "Acabamos de publicar una novela sobre este asunto y está funcionando muy pero muy bien. Se llama El sexto sol y su autor es José Luis Murra. Y también Random House México publicó El testamento maya, que se vende bien".

Desde Bélgica, Patrick Geryl, autor de best sellers catastrofistas como El cataclismo mundial en 2012 y Cómo sobrevivir al 2012 , responde: "La NASA dice que una gran tormenta solar puede destruir la gran matriz mundial cerca de 2012". Geryl ha investigado durante años el tema, con críticas tan amables como feroces en la prensa. Y agrega: "En Estados Unidos está creciendo una corriente científica a partir de un informe del National Research Council, fundado por la NASA y reconocido por la National Academy of Sciences, que advierte sobre una potencial devastación en 2012, que afectará la matriz global del planeta". Por las dudas, Geryl ya armó un grupo de supervivencia que esperará el fin del mundo en Sierra Nevada, Granada.

A la pregunta de que si “el mundo no colapsa en 2012, ¿qué dirá usted?". Geryl dobla la apuesta: "Tenga la seguridad de que el cataclismo ocurrirá. Y el 90% de la población de los países desarrollados morirá en apenas dos años, si el sistema que protege el planeta es destruido".

La psicoterapeuta Liliana Hollmann, discípula del reconocido Brian Weiss, dice: "Con independencia de las profecías, es imperioso que la humanidad se haga cargo de sus actos. La Tierra está reaccionando a los maltratos recibidos". Hollmann dice que 2012 no es motivo de consulta frecuente entre sus pacientes: "La gente está más preocupada por el agobiante ritmo diario y quiere dedicar más tiempo a sus relaciones afectivas".

El filósofo y poeta Santiago Kovadloff aporta su voz reflexiva: "La historia de la humanidad está colmada de fechas investidas de valor revolucionario. El año 1000, el año 2000... ¿Por qué no el año 2012?"

Kovadloff subraya sus palabras con una pregunta: "¿Cuál es la función de estas expectativas relacionadas con una fecha semejante? En primer lugar, escapar de la angustia de que la Historia no responda a un destino, sino que esté librada a sus propias fuerzas. Luego, atribuirle a la fecha una función redentora, sea por vía de una purificación o de una condena. Si estas fechas ganan protagonismo, es porque Occidente ha entrado en un siglo que ha conmovido certezas básicas".

Según el filósofo, esas tres certezas vulneradas son las siguientes: "La omnipotencia de los Estados Unidos, la presunción de que el planeta está atravesando un período agónico y el quiebre del valor ético atribuido a las democracias". Agrega que "no saber dónde está el adversario que compromete nuestra supervivencia" puede verse compensado por la ilusión de conocer la fecha en que la verdad será revelada.

Concluye Kovadloff: "La posibilidad de anticiparse a lo que ocurrirá en 2012 es un modo de escapar a la incertidumbre de no saber qué pasará mañana".

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Publicado por el laberinto de dedalo para el laberinto de Dedalo