Menos da una piedra
palestina
Por Xavier Caño (*)


Relanzar el proceso de paz entre israelíes y palestinos y lograr una alianza operativa contra Irán. Esos eran los objetivos de Bush en su viaje a Oriente Medio, el primero en sus dos mandatos, incluida una primera visita presidencial estadounidense a Ramala, sede de la Autoridad Nacional Palestina.

 

Respecto al proceso de paz palestino-israelí, Bush no se ha salido del guión propio de un mandatario estadounidense al que, ni en sueños, se le ocurre enfrentarse al lobby judío-israelí afincado en Israel y en EEUU. Se ha referido, es cierto, a la necesidad de que Israel ponga fin a la ocupación de territorios palestinos de 1967, pero ha matizado que es necesario ajustar las fronteras en 1949 pero reflejando la realidad de hoy. Forma nada sutil de dar carta de naturaleza a asentamientos judíos instalados a la brava en territorios ocupados, asentamientos que, según Bush, han de permanecer. ¡Nada menos que 120.000 colonos bajo soberanía israelí, pero en territorio palestino! Por supuesto, de cumplir las resoluciones de la ONU al respecto, nada.

En realidad, Bush ha bendecido la política de hechos consumados del gobierno israelí. En tanto que para la Autoridad Nacional Palestina la paz sólo puede llegar con un Estado Palestino con capital en Jerusalén y con el cumplimiento de las resoluciones de la ONU sobre los refugiados palestinos. Aunque escéptico, el presidente palestino, Mahmud Abbas, ha intentado sacar algo en limpio de la decepción general y le ha pedido a Bush que presione al primer ministro israelí, Olmert, para que elimine los cientos de controles militares y trabas a la libertad de movimientos que convierten la vida de los palestinos en un infierno o, cuanto menos, en un purgatorio.

La presunta promoción de la paz palestino-israelí por parte de Bush ha sido sólo retórica. No demasiado brillante, por cierto. Mientras, el ejército israelí continuaba con sus incursiones en Gaza con 10 carros de combate y numerosos vehículos blindados. Estando Bush por allí cerca, unidades militares israelíes mataron a 19 palestinos e hirieron a más de 40. Trabajando por la paz.

Y retórica rancia ha sido también el conjunto de diatribas y ataques de Bush contra Irán, al que hace responsable de casi todos los males, para convencer a sus aliados árabes de que deben apoyarle en actuaciones más arriesgadas y enérgicas contra Teherán. Pero ni Kuwait ni los Emiratos Árabes Unidos creen que Irán sea el origen de todos sus males, aunque le teman; tal vez porque hace más de dos siglos y medio que Irán no ataca a ningún vecino. Tal vez porque, según ha informado la propia Agencia Internacional de Energía Atómica de la ONU, el gobierno iraní colabora y está dispuesto a disipar las dudas que pueda haber sobre los enjuagues nucleares iraníes. O quizás porque los servicios de inteligencia de EEUU han certificado recientemente que Irán abandonó su programa nuclear militar hace tres años.
¿De donde saca Bush entonces que “Irán amenaza la seguridad de las naciones en cualquier lugar”, que “Irán es el líder mundial repromoción del terror” y que “desestabiliza la región”? Sea como fuere, los aliados árabes de EEUU prefieren la diplomacia con Irán.

Aunque es sabido que el régimen de Teherán apoya a Hezbolá en el Líbano y a Hamás en territorio palestino, el terrorismo que preocupa a Kuwait, Arabia Saudí, Emiratos Árabes, Egipto y Jordania no es el que pueda ser impulsado o realizado por Hezbolá y Hamás, local y localizado, por cierto. El terrorismo que aterra a los aliados árabes de EEUU es el de Al Qaeda, un terrorismo suní, no chií. Por otra parte, los aliados árabes de EEUU están convencidos de que toda la influencia que ha ganado Irán en la región es en gran parte a causa de las desastrosas guerras de Irak y Afganistán que ha promovido y dirige EEUU.

La parte más interesante y operativa del viaje ha sido la venta de armas de EEUU a sus aliados árabes, por supuesto para defenderse de Irán. Bush ha afianzado un contrato de venta de miles de millones de dólares de proyectiles con sistemas de guiado por satélite y misiles antimisiles Patriot. Menos da una piedra.

(*)Escritor y periodista
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