Cuando Elisabeth era escolar, monstruo Fritzl la llenaba de cardenales

Elisabeth Fritzl
Volverán a interrogar a Rosemarie, esposa de Fritzl

La espantosa historia de Elisabeth Fritzl, que, poco después de la revelación del caso de Natascha Kampusch avergüenza a Austria, sigue espeluznando; esta semana se supo, por versión de sus ex compañeros de escuela, que Elisabeth a veces eludía las clases de gimnasia porque su padre le dejaba todo el cuerpo lleno de cardenales y ella temía que el profesor le preguntase sobre lo que sucedía.


Christa Gotzinger, de 42 años, señala que ella también tenía un padre violento y que ella y Elisabeth solían apoyarse cuando el dolor era insoportable. Otro ex compañero reveló que Fritzl daba puñetazos a sus hijos y que un día un hermano de Elisabeth le dijo: “un día el cerdo nos golpeará hasta la muerte”.

El martirio de Elisabeth comenzó desde los 11 años, cuando su padre la violó y continuamente la golpeaba. Al recluirla, la tuvo encadenada por nueve meses. Más tarde tuvo que soportar siete alumbramientos sin ningún cuidado médico. Cuando la prisión tenía sólo una habitación, el monstruo violaba y golpeaba a su hija en presencia de Kerstin y Stefan. Después Fritzl habilitó otra habitación para los niños.

Interrogan de nuevo a Rosemarie


De otro lado, Frank Polzer, jefe de investigaciones, anunció que volverán a interrogar a Rosemarie, esposa de Fritzl y madre de Elisabeth, y a toda la familia, para saber si supo algo sobre lo que sucedía en el sótano e intentar determinar la posibilidad de la existencia de un cómplice. La policía quiere entender cómo ella tomaba las largas ausencias de su marido en el sótano, sin que ella nunca lo haya ayudado a mantener el sótano. La semana pasada Joseph Fritzl demandó la visita de su esposa en la cárcel.

No obstante, Polzer no cree que Rosemarie sea cómplice, pues le parece difícil que una mujer se quede callada al saber que su esposo tiene siete hijos con su hija y la tiene prisionera. Sin embargo, ¿cómo toleró que Fritzl torture tanto a sus hijos? ¿Cómo una vecina y un inquilino se enteraron que Elisabeth, cuando tenía 16 años, era violada por su padre y la madre no lo supo? Es muy extraño el comportamiento de Rosemarie.

Mientras tanto, el público se pregunta por las debilidades en la policía, pues su escaso interés en el paradero de Elisabeth en 1984 permitió que su padre engañe a todos con el cuento de la huída de su hija con una secta, mientras la mantenía en un cautiverio de 24 años. Cuando Elisabeth desapareció, sus amigos, en las reuniones que tenían, se mostraban incrédulos en la historia de la secta. Christa Woldrich solía decir: “no sean locos, Elisabeth nunca haría algo así”.

Elisabeth también había escrito a sus amigos antes de su huida a Viena, cuando tenía 16 años, para huir del “infierno” de su casa.

Sin embargo, la policía no investigó más, con mayor razón si se sabía que, en sus últimas cartas a sus amigos, Elisabeth les decía que pronto se iría a vivir fuera de su casa con su hermana y la pareja de ésta, para huir del “infierno” de su casa. Todos sus hermanos buscaban dejar pronto la casa, motivados por la brutalidad de su padre.

En sus declaraciones, el monstruo manifestó que Elisabeth “había roto límites”, frecuentaba bares y fumaba, y que por eso tenía que apartarla del mundo exterior, si era necesario, por la fuerza. Señala que le parecía una bonita idea tener muchos hijos y una familia arriba y otra en el sótano.

Fritzl dice que no es un monstruo, porque llevaba flores a su hija y libros y juguetes para sus hijos, con quienes miraba películas mientras Elisabeth cocinaba sus comidas favoritas, luego de lo cual todos se sentaban en la mesa. En tono siniestro, añadió que podría haberlos matado sin que nadie se entere, “no soy una bestia”, dice, mientras se queja de la forma en que la prensa informa y opina sobre él.

La prensa tiene acosada a la clínica

Un periódico ofreció un millón de euros por una foto de Elisabeth y 17 fotógrafos fueron detenidos por la policía cuando trataban de entrar a la clínica, incluso uno de ellos se había disfrazado de policía.

Según los doctores, los niños se recuperan notablemente; No obstante, tienen dificultades por el acoso de la prensa, que hasta se trepa a los árboles con el afán de ver, prácticamente han sitiado la clínica, lo que dificulta la terapia, pues no pueden salir a pasear a los exteriores, han pasado de una cárcel a otra.

El nuevo encierro es mejor tolerado por Stefan y Felix, los dos hijos que vivieron toda su vida en el sótano, pero se hace más difícil para los otros tres, pues en lugar de ir a la escuela recibirán clases privadas. Las autoridades darán a todos una nueva identidad para rehacer sus vidas, pues el apellido Fritzl está demasiado estigmatizado.

Se espera que el juicio a Fritzl tome unos seis meses, éste empezará antes de fin de año. En tanto, Polzer se inquieta pensando en la posibilidad de que existan otros hombres que mantengan prisioneros a sus hijos en secreto.

Tras este caso que ha sacudido al mundo, las autoridades austriacas anunciaron que endurecerán la pena a los violadores, pues con la ley vigente a este monstruo como máximo le tocarían 15 años de prisión.