Cambia el curso de la guerracombatientes sirte oct 2011

Libios rechazan a la OTAN y sus títeres

La situación en Libia empeora cada día. Recordemos que hace más de un mes los jefes de la OTAN, que ya desconfiaban de los títeres y terroristas que habían movilizado contra el gobierno libio, decidieron intervenir directamente, con efectivos militares de fuerzas especiales europeas, jordanas y qataríes.

 

 Estos combatientes europeos, jordanos y qataríes —todos con pañuelos en la cabeza y empuñando fusiles AKM, para aparentar que eran títeres libios— contribuyeron a lo que parecía la arremetida final contra el gobierno de Muammar Qaddafi y tras tres días de combate ocuparon Trípoli, la capital libia.

El siguiente blanco era Sirte, importante ciudad de la que es oriundo Muammar Qaddafi. Allí la resistencia es todavía muy fuerte, y recientemente en diez días de combate los soldados marionetas de la OTAN apenas ocupan algunas posiciones en las afueras de la ciudad.

Cambio en la situación

Ahora está totalmente claro que la guerra no va a terminar con la toma de Sirte. Con mayor razón si en Bengazi, otra importante ciudad libia que había caído en poder de los rebeldes sirvientes de la OTAN, se ha producido un contraataque de las fuerzas de Qaddafi y han sido emboscadas columnas títeres que trataban de aliviar la presión que ejercen la población en armas y el ejército libio.

Pero lo más importante no es la toma o recuperación de ciudades. Lo que ha venido a cambiar totalmente el panorama es la alianza entre Muammar Qaddafi y las tribus tuareg, nómades del desierto. Los tuareg tienen rutas establecidas por Libia, Argelia, Marruecos, Niger y Chad. En virtud del pacto, las tribus han tomado a Muammar Qaddafi y su estado mayor bajo su protección; consecuentemente, Qaddafi y sus comandantes pueden circular libremente por las rutas desérticas que los tuareg tienen en los mencionados cinco países. nino herido sirte

Viene al caso recordar que Muammar Qaddafi siempre tuvo afición a las carpas del desierto. Por ejemplo, cuando visitaba otro país no se alojaba en hoteles ni residencias sino en una carpa que levantaba en un jardín. Sus relaciones con los nómades tuareg siempre fueron buenas, y ellos apreciaban el gesto de afinidad cultural de Qaddafi. Por eso cuando se tomaron contactos para responder a la agresión colonizadora de la OTAN, los tuareg no negaron su apoyo al presidente libio.

Esto se sabe por fuentes de inteligencia rusas e israelíes1, que observan cuidadosamente los acontecimientos.

Combatientes tuareg

Los retrasos y dificultades de los títeres antiqaddafistas se pueden explicar bien ahora. Todos los espacios entre ciudad y ciudad libia están acechados por los tuareg, que tienen dos ventajas para la guerra prolongada en el desierto: 1) desde niños han crecido acostumbrados a la escasez o falta de agua; 2) no necesitan reunir agua ni en un frasquito para salir en misión de combate porque por tradición conocen lugares secretos del desierto donde siempre encuentran agua. Para la guerra en el desierto, ninguna de las fuerzas especiales conocidas en el mundo iguala la capacidad de desplazamientos, el camuflaje y la resistencia física de los tuareg.

Adaptándose a la nueva realidad de ser combatiente anticolonial, Muammar Qaddafi ha reestructurado su ejército de manera que ya no actuarán en compañías y batallones sino en grupos de entre 25 y 30 hombres, que por su escaso número y camuflaje prácticamente no ofrecen blanco a la aviación de la OTAN. Eso es lo que se sabe más o menos con seguridad; pero no se conoce con precisión la función o zona de operaciones exacta de este ejército regular tan flexible. Parece que van a actuar en zonas relativamente cercanas a las ciudades, mientras que los guerreros tuareg van a estar en las extensiones de lo profundo del desierto para amagar las comunicaciones y movimientos de tropas enemigas y para efectuar operaciones tipo comando.

En una reciente incursión atacantes desconocidos entraron al perímetro de un campamento de títeres de la OTAN y destruyeron 35 vehículos militares entre tanques y transportes de personal. Es posible que este ataque haya sido resultado de la acción combinada de tuaregs y soldados libios de fuerzas especiales.

Otro repercusión de los hechos en Libia es que se ha formado una alianza de colaboración entre tribus del desierto de Libia, Argelia y Marruecos (que incluye al Frente Polisario) que rechaza la agresión colonialista de la OTAN. Esto ocurre porque diversos indicios llevan a la conclusión de que la OTAN podría agredir a Argelia, por no haberse sumado a los ataques contra Libia.

Derivaciones

En su afán de derribar al gobierno de Muammar Qaddafi, la OTAN no midió las consecuencias y reclutó junto con opositores políticos libios a terroristas y mercenarios, muchos de ellos con experiencia de guerra en Afganistán. Por eso las primeras noticias que vinieron de Libia no eran solo de movilizaciones populares como en Egipto sino de movilizaciones y ataques a cuarteles y puestos de policía. Cuando tomaron el control de arsenales de la fuerza armada libia y ciudades, los cabecillas de la insurrección antiqaddafista procedieron a rematar al mejor postor todas las armas que encontraban, sin que los titiriteros de la OTAN pudiesen impedirlo2.

Para esto, sabiendo quiénes eran los “revolucionarios” libios, se habían sumado a la rebelión gentes de Hizboláh, Hamas y AlQaeda, cuya combatividad fue premiada dándoles la preferencia para adquirir las armas que escogiesen. Había a disposición fusiles, bazucas, minas antitanque, minas antibarco y cohetes antiaéreos portátiles rusos (SA-24, SA-7 y SA-9). Sobra decir que lo más apreciado de la mercadería fueron las armas antiaéreas.
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 1 Ver http://www.debka.com/article/21335 del 24-09-2011 y http://stalin-ist.livejournal.com/265902.html (en ruso) del 03-10-2011.

2 Leer noticia del diario inglés The Independent del 08-09-2011 en http://www.independent.co.uk/news/world/africa/hundreds-of-missiles-go-missing-from-regimes-abandoned-arms-dumps-2351028.html