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Es conocido que por antigüedad tenemos primero el Judaísmo, luego el Cristianismo y en tercer lugar el Islam. Tanto cristianos como musulmanes toman en cuenta el Antiguo Testamento (AT) —la Biblia hebrea que los judíos llaman Tanaj1—, que es un punto de referencia obligado: los patriarcas y profetas como Adán, Enoc, Noé, Abraham, Isaac, Moisés, David, Salomón, Eliseo, Isaías, etc., son asumidos como referencia segura en el Nuevo Testamento y en el Corán.

La religión judía empezó con Abraham, con quien Dios hizo el pacto —cuya señal es la circuncisión— y por quien escogió a los judíos como su pueblo elegido (con lo cual todos los demás pueblos y naciones pasan a ser segundones o comparsa de Israel). Los ritos religiosos judíos que se iniciaron con Abraham continuaron todo el tiempo y recién generaciones después Moisés escribe el Pentateuco (Toráh en hebreo). Pasan los años y la consolidación de la Biblia hebrea (AT para los cristianos) culmina entre 500-400 años antes de Cristo; pero para esta fecha la religión judía hace tiempo ya estaba bien establecida, y sus seguidores consideraban —y consideran— que para entonces ya habían recibido todas las enseñanzas y mensajes de Dios, por lo que cuando aparecen el Cristianismo y el Islam la mayoría de judíos se mantuvo firme en sus creencias, pese a las presiones y persecuciones.

El hecho de que cristianos y musulmanes tomen en cuenta las enseñanzas del AT y argumenten que lo suyo (Cristianismo e Islam, respectivamente) es lo que se ajusta a lo que enseñaron los profetas y está en las escrituras es testimonio de que, en gran medida, ambas religiones aceptan la validez de la Escritura judía y la toman como punto de partida. Esto, por supuesto, sin perjuicio de que las dos “nuevas” religiones tienen un planteamiento diferente, siempre dentro del monoteísmo.

Desde esta perspectiva temporal, todo parece indicar, obviamente, que la religión más antigua es el judaísmo: por lo menos cinco siglos más antigua que el Cristianismo y mil años más antigua que el Islam. Empezando por el reconocimiento cristiano y musulmán de ser continuación y cumplimiento del AT, todo llevaría a pensar que, efectivamente, el Judaísmo es la religión más antigua.

La otra religión más antigua

Sin embargo, en la Biblia hay claros indicios de la existencia de otra religión monoteísta, que debe considerarse fuente del Judaísmo, el Cristianismo y el Islam. De esta religión no queda ningún libro ni registro escrito, solamente existen las menciones del AT.

La primera manifestación se encuentra en el libro del Génesis (14: 18-20), cuando Abraham2 —que era creyente en Dios pero no descrito como sacerdote— regresa de rescatar a su sobrino Lot de manos de unos reyezuelos saqueadores y se encuentra con Melquisedec3, rey de Salem4 y sacerdote5 del Dios Altísimo, quien bendice a Abraham: “Bendito sea Abram del Dios Altísimo”. En señal de respeto y acatamiento, Abraham entrega diezmo al sacerdote Melquisedec.

Nótese que al mencionar a Dios, Melquisedec no emplea el nombre propio Jehová (o Yavé) sino la expresión "Dios Altísimo"; en hebreo se lee אל עליון  ('el 'elyon 'Dios Altísimo'), en donde vemos una palabra genérica, que es 'el, de la misma raíz que 'elohim. (La flechita indica que las palabras escritas en hebreo se leen de derecha a izquierda).

Debe tenerse en cuenta que la idea religiosa monoteísta o la religión monoteísta no se inicia con Melquisedec, que sí es su representante más preclaro. Ya Adán había enseñado el culto a sus hijos, y así en el Génesis leemos que Caín y Abel presentaban ofrendas a Dios.

Al momento en que Melquisedec entra en la historia, la religión monoteísta era de toda la humanidad y para toda la humanidad; no había ningún pueblo en particular por el que Dios manifestara preferencia. Como se sabe, esto cambió cuando —según la Biblia— los judíos resultan ser el pueblo que Dios elige.

El Islam

Cuando los musulmanes proyectan al pasado su perspectiva, ven una continuidad monoteísta y sostienen que todos los profetas —desde Adán hasta Mahoma, pasando por Enoc, Elías, Isaías, Juan Bautista, etc.— han sido musulmanes, lo que parecería una exageración o manipulación; pero debe suponerse que su intención es describirlos como monoteístas con sumisión completa a Dios, lo cual es una idea central en el Islam, que se cumplía en los mencionados patriarcas y profetas. En cuanto a la denominación musulmana de “profetas”, que en el Islam alcanza al mismo Jesús, debe entenderse con alguna aclaración lingüística y cultural.

En Occidente actualmente se asocia la palabra profeta con la capacidad, por ejemplo, de predecir el futuro. Pero el concepto de profeta que tienen en el Islam es el mismo del Antiguo Testamento:el profeta semita es el que tiene comunicación con Dios y recibe su mensaje y palabra, lo cual puede o no referirse al futuro. Para entender esto, ayuda leer atentamente en el AT el capítulo 19 de Samuel I, en el que se ve que todo profeta (נביא ← nabí en árabe y hebreo) tenía que entrar en trance6.

Sobre el empleo del nombre Jehová o Yavé, es de señalar que en el Corán, como en el NT, no se emplea este nombre hebreo propio de Dios. Cuando en la traducción árabe se encuentran con pasajes que contienen el nombre Jehová o Yavé, recurren a una expresión equivalente a "Señor". En traducciones a idiomas occidentales sí se reproduce este nombre de Dios, no lo traducen. 

Sacerdotes

Entre los judíos, originalmente los primogénitos estaban destinados a ejercer el sacerdocio, que pudo haber tenido algo de la pauta de Melquisedec (“orden de Melquisedec”), y esto fue así hasta los días de Moisés, cuando por el caos existente —el culto al becerro de oro y otras rebeliones— no se pudo continuar esta tradición, y el levita Aarón asumió el cargo de Sumo Sacerdote ya con nuevas reglas. Siglos después, en los Salmos de David (110: 4) aún encontramos: “Jehovah juró y no se retractará; tú eres sacerdote para siempre, según palabra de Melquisedec".

La Biblia también contiene el nombre de un segundo sacerdote monoteísta no judío, muy posterior a Melquisedec, que fue Jetro, el suegro de Moisés. Esto hace ver que esa antigua religión, no criticada por los judíos, aún existía cuando ya había sacerdocio y culto judíos.

El Nuevo Testamento (NT) tiene varios pasajes que dan a entender que Jesús era sacerdote según la norma de Melquisedec. Tomemos en cuenta lo siguiente:

1) Jesús era un maestro conocedor de las escrituras judías, pero no era rabino —por el sacerdocio de Aarón—, lo cual se entrevé cuando en varios versículos de los evangelios se menciona que Jesús iba a “las sinagogas de ellos” (o sea que él estaba al margen del sacerdocio oficial).

2) El mismo Jesús revela un vínculo con Melquisedec cuando en la última cena ofrece pan y vino, que fue exactamente lo que hizo Melquisedec cuando se encontró con Abraham.

3) En el NT no está el nombre Jehová o su variante Yavé, que emplean los judíos7, como en la denominación militarista "Jehová de los Ejércitos" (en hebreo יהוה צבאות ← yehowah tseva'ot). En vez de eso, Jesús habla del Padre "que está en los Cielos", quizá una forma de aludir al Dios Altísimo de Melquisedec.

4) Jesús se identifica implícitamente con Melquisedec y da a entender que su mensaje y enseñanza es anterior a la Ley judía, como se lee en el Evangelio de Juan (8: 58): "Antes que Abraham fuese, yo soy". Se sabe que Melquisedec era sacerdote desde antes del pacto de Abraham con Dios. 

5) En el NT (Hebreos 7: 1-28) se explica que el sacerdocio de Jesús sigue la norma de Melquisedec y es superior al sacerdocio de los judíos.

Si Jesús, como se sostiene en Hebreos 7: 1-28, era representante de la antigua religión o religión monoteísta original (la de Melquisedec), se entiende que le haya resultado muy difícil —por no decir imposible— convencer a sus paisanos judíos, quienes desde hacía más de mil años habían optado por no aceptar ese molde y desarrollar una identidad nacional y religiosa propia.

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1 Tanaj es sigla de Toráh (Pentateuco), Neviim (Profetas) y Ketuvim (Escritos), nombres de los grupos de libros que contiene la Biblia hebrea. La pronunciación es “tanaj” y no “tanak” porque la k al final de palabra suena como j en hebreo.

2 En esos días aún se llamaba Abram.

3 En hebreo Malkitsédeq (con a, no e, como primera vocal). Nombre formado aparentemente por las palabras mélek (que ahora los judíos pronuncian mélej) ‘rey’ y tsédeq ‘justicia’, por lo que el significado de este nombre podría ser ‘rey de justicia’ o ‘mi rey es justicia’.

4 En hebreo Shalem, que suena parecido a shalom ‘paz’. Pero tal como está (Shalem), el nombre de esta ciudad significa ‘completo’, ‘íntegro’.

5 En el texto hebreo emplean la palabra kohén ‘sacerdote’ refiriéndose a Melquisedec, lo mismo que a Jetro.

6 Allí se verá que Saúl como profeta era menos que mediocre.

7 Que en su lectura de la Biblia evitan pronunciar este nombre propio de Dios, que se representa con el tetragrámaton (יהוה ← YHWH). Cuando se encuentran con la palabra יהוה dicen Hashem ('el nombre'), Adonay ('Señor mío'), Eloqim (variante de Elohim), etc.

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