manifestacion 15-mPor José Carlos García Fajardo*

Un enorme malestar se extiende entre la ciudadanía española. Lo expresan varios colectivos de ciudadanos, principalmente, los relacionados con la educación y la sanidad públicas. Pero ya no pueden despreciarlos como “perro flautas” y alborotadores ruidosos, como hicieron con quienes participamos, de una u otra forma, en las concentraciones del 15-M de personas indignadas por las injusticias y contra la corrupción imperantes. Ahora, miles de catedráticos, científicos, académicos, magistrados, jueces, fiscales y abogados, profesores y maestros, personas consagradas a la salud pública, a la educación, a la atención a personas mayores y a discapacitados pueblan las calles y plazas de España.

 

Hace unos días, más de un centenar de profesores de la Complutense de Madrid llevaron a las calles de Madrid la experiencia docente que desempeñan en las aulas a lo largo del curso académico. La iniciativa fue una forma de expresar el descontento ante los recortes y la subida de tasas. Culminaba así una serie de movilizaciones en defensa de la Universidad Pública.

La falta de sensibilidad mostrada por las administraciones central y regional ante iniciativas de este tipo se vio suplida por la acogida que tuvo por la ciudadanía, tal y como quedó reflejado en los espacios dedicados por los medios impresos, digitales y audiovisuales.

Los ciudadanos que se acercaron a alguna de las más de cien clases que se impartieron pudieron comprobar que la enseñanza universitaria es imprescindible para el progreso y bienestar de la sociedad. Pero los recortes presupuestarios a la educación superior –en tres años se ha reducido la dotación a las universidades 800 millones de euros, mientras el número de alumnos ha aumentado en 70.000-, con ser importantes, no son la única amenaza que se cierne sobre la Universidad Pública.

El próximo será el Real Decreto-ley de medidas urgentes de racionalización del gasto en el ámbito educativo podrían abrir la puerta al modelo privado de gestión de los centros de enseñanza superior.

El motivo de estas protestas es la situación por la que están pasando las universidades públicas, y la Universidad Complutense de Madrid (UCM) en particular. No las privadas y confesionales. Se reunieron docentes y estudiantes para lanzar la idea de celebrar varias clases en las calles madrileñas. El éxito de la convocatoria ha sido enorme. Han sido 129 profesores de la UCM y se calculan en unos 5.000 alumnos los que han asistido a las más de cien clases impartidas por todo Madrid. Algunas de ellas fueron multitudinarias, sin importar ni la hora a la que se impartían, ni el frío que hacía y asistieron centenares de personas para escuchar a los profesores complutenses.

El presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, durante la presentación de la colocación de una cubierta de 4 millones de euros en la plaza de toros de Las Ventas, opinó que esta protesta “no tiene nada que ver” con la subida de las tasas universitarias “sino con los problemas financieros que tiene la universidad”.

El estrangulamiento que padece la universidad pública española es monstruoso: ahogados con falta de profesores, de medios materiales, una subida de tasas brutal, y con un peligro real para todos los trabajadores de la Complutense. El Profesor Varela-Portas asegura que a los políticos se “les llena la boca con la marca España, pero la Complutense es un tesoro como el Museo del Prado o como la Alhambra. Ellos sabrán lo que hacen con la Complutense, pero con sus edificios históricos, sus libros, su historia, sus profesores, sus pinturas, sus laboratorios… es uno de los mayores tesoros de este país. Lo que están haciendo con la UCM es como si dejaran que los cuadros del Museo del Prado se cayeran a cachos o la Alhambra estuviera en ruinas. Ellos sufrirán las consecuencias, y no sólo serán políticas”.

El manifiesto que se leyó antes de cada clase se puede descargar desde el blog http://lacompluenlacalle.blogspot.com. Entre otras cosas se pide “una universidad pública y accesible a quienes tengan los méritos académicos suficientes, sin discriminación económica”; se denuncia “el estrangulamiento económico al que están sometiendo a las universidades públicas madrileñas las autoridades de la Comunidad. Los principales puntos del manifiesto de Madrid y del Estado central”, así como “el intento de poner la universidad pública primero al servicio de las grandes empresas y bancos, y después bajo su gobierno directo”; se exige “la eliminación de la brutal subida de tasas”, “la estabilización de la plantilla de las universidades públicas”, “becas suficientes y en condiciones dignas”, y “la derogación del decreto 14/2012 que conculca el principio constitucional de autonomía universitaria”.

La desolación que invade a la ciudadanía ante las políticas gubernamentales al servicio de intereses económicos espurios amenaza con un estallido social de consecuencias imprevisibles.

*Profesor Emérito de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) Director del Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS)

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Twitter: @CCS_Solidarios