german gorraiz lopezGermán Gorraiz López*

La importancia de la Alianza del Pacífico fue destacada por el analista y economista Jorge González Izquierdo, quien dijo a la AFP que este bloque en lo político “es un contrapeso al grupo que quiso formar el presidente Hugo Chávez de Venezuela”,en alusión a la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA),integrada por Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua, Dominica, Ecuador, San Vicente y Las Granadinas y Antigua y Barbuda. Así, según explica Patricio Carvajal Aravena en dossiergeopolitico.com, “América para los americanos debe constituir la base de una geopolítica genuinamente americana, lo que implica la presencia inequívoca de EE. UU en la Alianza del Pacífico”.

Así, tras una fachada neoliberal, se escondería un refinado proyecto de ingeniería geopolítcacuya finalidad última sería dinamitar el proyecto integracionista representado por la UNASUR e intensificar la política de aislamiento de los gobiernos progresista-populistas de la región, en especial de Venezuela tras quedar huérfana del alma mater de la Revolución Bolivariana (Chávez).

Dicha estrategia fagocitadora tendría como objetivos a medio plazo aglutinar el Arco del Pacífico para integrar además a Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá e incorporar por último al Mercosur (Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay), siguiendo la teoría kentiana del “palo y la zanahoria" expuesta por Sherman Kent en su libro Inteligencia Estratégica para la Política Mundial Norteamericana (1949).

Para entender la finalidad última de la nueva estrategia geopolítica de EE. UU. en América Latina, debemos acudir a Sherman Kent, quien en su libro Inteligencia Estratégica para la Política Mundial Norteamericana, publicado en 1949 , expresó: “La guerra no siempre es convencional: en efecto, una gran parte de la guerra, de las remotas y las más próximas, ha sido siempre realizada con armas no convencionales: [...] armas [...] políticas y económicas. La clase de guerra en que se emplean [...] (son la) guerra política y la guerra económica.”

Los fines de estos tipos de guerra fueron descritos por este autor de la siguiente manera: “en estas guerras no convencionales se trata de hacer dos cosas:debilitar la voluntad y la capacidad de resistencia del enemigo y fortalecer la propia voluntad y capacidad para vencer”; y más adelante añade que los instrumentos de la guerra económica “consisten en la zanahoria y el garrote”, “el bloqueo, la congelación de fondos,el ‘boicot’, el embargo y la lista negra por un lado; los subsidios, los empréstitos, los tratados bilaterales, el trueque y los convenios comerciales por otro”.

Así, en el discurso de Obama ante el pleno de la VI Cumbre de las Américas celebrado en Cartagena (Colombia) en 2012, recordó que la Carta Democrática Interamericana declara “que los pueblos de América Latina tienen derecho a la democracia y sus gobiernos tienen la obligación de promoverla y defenderla, por lo que intervendremos cuando sean negados los derechos universales o cuando la independencia de la justicia o la prensa esté amenazada”, advertencia extrapolable a Ecuador y Venezuela.

Por otra parte,la revista Foreign Policy (edición de enero-febrero, 2012) publicó un análisis de Brzezinski titulado “After America” (”Después de América”), donde analiza la tesis de la decadencia de los EE. UU. debido a la irrupción en la escena global de nuevos actores geopolíticos (China y Rusia) y de sus posibles efectos colaterales en las relaciones internacionales.

Respecto de México, Brzezinski afirma que "el empeoramiento de las relaciones entre una América (EE. UU.) en declinación y un México con problemas internos podría alcanzar niveles de escenarios amenazantes". Así, debido al “caos constructivo” exportado por EE. UU. y plasmado en la guerra contra los cárteles del narco iniciada en 2006, México sería un Estado fallido del que sería paradigma la ciudad de Juárez (la más insegura del mundo, con una cifra de muertes violentas superior al total de Afganistán en 2009), por lo que para evitar el previsible auge de movimientos revolucionarios antiestadounidenses se procederá a la intensificación de la inestabilidad interna de México hasta completar su total balcanización y sumisión a los dictados de EE. UU.

En Centroamérica, EE. UU. podría estrechar lazos comerciales y militares con el presidente dominicano Danilo Medina ante el peligro de contagio mimético de los ideales revolucionarios chavistas al depender el país dominicano de la venezolana Petrocaribe para su abastecimiento energético.

En Nicaragua, China habría asumido el reto de construir el Gran Canal Interoceánico para sortear el paso del estrecho de Malaca, pues dicho estrecho es vital para China al ser la ruta principal para abastecerse de petróleo, pero se habría convertido de facto en una vía marítima saturada y afectada por ataques de piratas.

Sin embargo, dicha iniciativa contaría con la oposición de múltiples organismos nicaragüenses por su presunto impacto medioambiental, lo que aunado con el litigio que Nicaragua mantiene con Costa Rica por la posesión de la isla Portillos o Harbour Head (a pesar de la decisión del Tribunal de La Haya de 2011 favorable a las tesis de Costa Rica) y la reciente entrega al Secretario General de la ONU, Ban Ki Moon, por los gobiernos de Colombia, Panamá y Costa Rica de una carta en la que alertaban “de los planes expansionistas de Nicaragua”, será aprovechado por EE. UU. para desestabilizar el gobierno de Daniel Ortega dentro de su estrategia geopolítica global de secar las fuentes energéticas chinas.

Respecto a Panamá, la joya de la corona del Canal tendría un tránsito estimado de 14.000 barcos mercantes y una carga de 300 millones de Tm anuales (5% del comercio mundial), según datos de la Autoridad del Canal de Panamá. Sin embargo, las cifras de tránsito de los últimos años adolecen de un constante deterioro pues el canal de Suez le habría arrebatado parte de su segmento de mercado natural, aunque la prevista inauguración para 2015 del nuevo Canal de Panamá ampliado que debería servir de revulsivo para recuperar el mercado perdido al permitir el tránsito de cargueros de más de 400 metros de longitud y 50 metros de ancho (los llamados post-Panamax) deberá aplazarse hasta 2017 tras e contencioso Safyr-Autoridad del Canal de Panamá.

En Venezuela, tras las reñidas elecciones presidenciales en Venezuela en las que Maduro se habría impuesto a Capriles por el estrecho margen de 200.000 votos, asistiríamos a una división casi simétrica de la sociedad venezolana que será aprovechado por EE. UU. para implantar “el caos constructivo de Brzezinski” mediante una sistemática e intensa campaña desestabilizadora que incluirá el desabastecimiento selectivo de artículos de primera necesidad, la amplificación en los medios de la creciente inseguridad ciudadana, la toma de las calles por la oposición burguesa y la posterior llamada al Ejército para que se erija en rector del destino de Venezuela, estrategia diseñada por la CIA y que contando con la inestimable ayuda logística de Colombia (convertida en el portaaviones continental de EE. UU.), terminará por finiquitar el régimen postchavista.

Así, el acuerdo chino-venezolano por el que la empresa petroquímica estatal china Sinopec invertirá 14.000 millones de dólares para lograr una producción diaria de petróleo en 200.000 barriles diarios de crudo en la Faja Petrolífera del Orinoco (considerado el yacimiento petrolero más abundante del mundo), sería un misil en la línea de flotación de la geopolítica global de EE. UU. (cuyo objetivo inequívoco sería secar las fuentes energéticas de China), por lo que no sería descartable un intento de golpe de mano de la CIA contra Maduro.

En cuanto a Cuba, las medidas cosméticas tomadas por la Administración Obama (relajación de las comunicaciones y el aumento del envío de remesas a la isla así como el inicio de una ronda de conversaciones sobre temas de inmigración), dejan intacto al bloqueo y no cambian sustancialmente la política de Washington aunque reflejan el consenso de amplios sectores del pueblo norteamericano a favor de un cambio de política hacia la Isla auspiciado por la decisión del régimen cubano de terminar con el paternalismo estatal y permitir la libre iniciativa y el trabajo por cuenta propia.

Tras estos preliminares, subyacerían las conversaciones secretas entre el cubano-judío y Profesor de la Universidad de Denver, Arturo López-Levy y las autoridades cubanas para negociar el trueque de Gross por los Cinco, lo cual representaría eliminar un significativo escollo en el largo camino para restablecer la normalidad en las relaciones entre EE. UU. y Cuba. Recordar que Arturo López-Levy realizó un curso de postgrado de verano del Instituto Carter en Atlanta (Georgia) y tendría acceso directo a Raúl Castro al estar su primo (hijo de un general de las FAR) casado con una hija del mandatario cubano.

Sin embargo, la renovación automática por parte de EE. UU. por un año más del embargo comercial a la isla podría suponer para Cuba pérdidas estimadas en cerca de 50.000 millones de $ y abocar al régimen de Raúl Castro a la asfixia económica, no siendo descartable la firma de un nuevo tratado de colaboración militar con Rusia que incluiría la instalación de una base de Radares en la abandonada base militar de Lourdes para escuchar cómodamente los susurros de Washington y la instalación de bases dotadas con misiles Iskander, pudiendo reeditarse la Crisis de los Misiles (octubre 1962).

Respecto a Brasil, la decisión de la presidenta brasileña Dilma Rousseff de posponer su visita de Estado a Washington programada para el 23 de octubre (decisión avalada por los principales asesores de Rousseff, entre ellos su antecesor y mentor Lula da Silva), entraña el riesgo de una peligrosa confrontación entre las dos grandes potencias del continente americano, pues según Lula “los americanos no soportan el hecho de que Brasil se haya convertido en un actor global y en el fondo, lo máximo que ellos aceptan es que Brasilia sea subalterno, como ya lo fue”.

Así, Rousseff tras afirmar que "el espionaje ilegal representa una violación de soberanía incompatible con la convivencia democrática entre países amigos", exigió a Estados Unidos explicaciones convincentes de las razones de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) para presuntamente violar las redes de computadoras de la petrolera estatal Petrobras y tras su enérgico discurso en la apertura de la 68 Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), se habría granjeado la enemistad de la Administración Obama que procederá a la implementación del "caos constructivo" en Brasil para desestabilizar su mandato presidencial, no siendo descartable un estrechamiento de relaciones ruso-brasileñas.

Recordar que Brasil forma parte de los llamados países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y aunque se descarta que dichos países forman una alianza política como la UE o la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN), tienen el potencial de formar un bloque económico con un estatus mayor que del actual G-8 (se estima que en el horizonte de 2050 tendrán más del 40% de la población mundial y un PIB combinado de 34.951 mil millones de $).

El objetivo inequívoco de Putin sería neutralizar la expansión de EE. UU. en el cono sur americano y evitar la posible asunción por Brasil del papel de "gendarme de los neoliberales" en Sudamérica, pues Brasil juega un rol fundamental en el nuevo tablero geopolítico diseñado por EE. UU. para América Latina ya que le considera como un potencial aliado en la escena global al que podría apoyar para su ingreso en el Consejo de Seguridad de la ONU como miembro permanente, con el consiguiente aumento del peso específico de Brasil en la Geopolítica Mundial.

Finalmente, recordar que el Gobierno norteamericano felicitó efusivamente a CFK por el resultado electoral a través del portavoz para los asuntos de América Latina de EE. UU., William Ostick quien transmitió la voluntad de la administración de Obama de "trabajar productivamente" con el gobierno argentino tras los últimos desencuentros entre ambas administraciones.

No obstante, en el encuentro privado que mantuvieron en Cannes CFK y Obama en el marco del G-20, la mandataria argentina no habría sido sensible a las tesis de Obama y no habría aceptado la reanudación de ejercicios militares conjuntos con EE. UU. en territorio argentino coordinados por EE. UU., pues de facto habría significado la ruptura de la nueva doctrina militar diseñada para la región por los gobiernos que suscribieron la UNASUR, cuyo primer Secretario General fue precisamente Néstor Kirchner.

Sin embargo, tras la constatación de la entente económica YPF-Chevron (jugada maestra de Chevron ya que con una exigua inversión de 1.500 millones $ habría obtenido el megacontrato del siglo que incluiría una extensión de 38.500 km2 de pozos petrolíferos con una expectativa de extracción de 1.600.000 millones $), quedaría perfilada la estrategia de EE. UU. para reconducir los pasos del Gobierno argentino y lograr su ingreso en la Alianza del Pacífico.

Caso de no ser sensibles los Gobiernos díscolos a las tesis de EE. UU., no sería descartable el retorno a la política del Big Stick o “Gran Garrote” (cuya autoría cabe atribuir al presidente de Estados Unidos Theodoro Roosevelt), sistema que desde principios del siglo XX ha regido la política hegemónica de Estados Unidos sobre América Latina, siguiendo la Doctrina Monroe, “América para los Americanos”.

Así, a comienzos de los años sesenta, el miedo al mimetismo cubano había llevado a los EE. UU. a apoyar los golpes militares del que serían paradigmas en Centroamérica los casos de El Salvador (donde una junta militar se apoderó del poder en 1961), de Guatemala (el presidente Idígoras Fuentes fue derrocado por los militares en marzo de 1963) y Honduras (el presidente Villeda, acusado de poca firmeza frente a la subversión comunista, fue derrocado en octubre de ese mismo año) mientras en Nicaragua se perpetuaba la dictadura de los Somoza (1936-1979).

Asimismo,los militares tomaban el poder en Perú en julio de 1962; el presidente ecuatoriano Otto Arosemena era derrocado a su vez en julio de 1963 por “complacencia ante el castrismo”;el ejército boliviano tomó el poder en noviembre de 1964; en Argentina el general Onganía hizo lo propio en junio de 1966 y finalmente en Brasil, el 31 de marzo de 1964 las fuerzas armadas derrocaban a Goulart .

De todo ello, se deduce que estaríamos en vísperas de la irrupción en el escenario geopolítico de América Latina de una nueva ola desestabilizadora cuyos primeros bocetos ya están perfilados y que terminará de dibujarse en esta década) y que tendrán a Honduras, Paraguay, Nicaragua, Ecuador, Bolivia, Granada y Panamá como paradigmas de los llamados “golpes virtuales o postmodernos “que protagonizará EE. UU. en esta década en el nuevo escenario panamericano que surgirá tras el retorno al proteccionismo económico y consiguiente finiquito a la economía global.

* Analista.

 

 

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