Proteger los derechos de los palestinos

Por Karen Abuzayd*


En la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la comunidad internacional proclama que "la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana".


Sesenta años después, el caso del pueblo palestino debería provocar un examen de conciencia por parte de la comunidad internacional.

El elevado número de muertos en el territorio palestino de Gaza debería hacernos cuestionar nuestro compromiso con la defensa del derecho a la vida, el más fundamental de todos los derechos humanos. Antes incluso de que acabe este año, más de 500 palestinos, entre ellos más de 70 niños, han muerto víctimas del conflicto israelo-palestino, más del doble que en el 2005. Once israelíes han perdido la vida en el mismo periodo.

Cabe recordar que el alto el fuego proclamado de manera informal el pasado mes de junio fue bienvenido por israelíes y palestinos. El derecho a la libertad de movimiento promulgado en el artículo 13 de la Declaración Universal sigue siendo un anhelo distante para muchos palestinos. El bloqueo inhumano de Gaza, que numerosos responsables de Naciones Unidas han condenado por castigar colectivamente al millón y medio de habitantes de la franja, y los más de 600 obstáculos físicos que obstaculizan el movimiento de los palestinos en Cisjordania, son un recordatorio tangible del fracaso de la comunidad internacional para defender los valores de este artículo.

Con aproximadamente 10.000 palestinos en cárceles israelíes, de los cuales 325 son niños, las afirmaciones de que "todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona" y "nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes" acarrean hoy tristes connotaciones. Junto a estos abusos, hay estadísticas que hablan de la falta de protección de un gran número de derechos sociales y económicos palestinos. Más de la mitad de la población de Gaza vive por debajo del umbral absoluto de la pobreza. Estamos ante una crisis humanitaria, pero una crisis que ha sido deliberadamente impuesta por los actores políticos y por las opciones que han tomado.

La crisis es el resultado de las políticas que le han sido infligidas al pueblo palestino. ¿No ha llegado el momento de corregir esas políticas y darles otro enfoque? ¿No ha llegado el momento de examinar nuestro compromiso con los principios de la Declaración Universal de Derechos Humanos? Englobándolos a todos, figura el derecho a la autodeterminación, el derecho a tener un Estado propio, del cual los palestinos se han visto privados durante 60 años. El Estado es la institución que mejor puede proteger los derechos de sus ciudadanos. En UNRWA, como encargados de proporcionar asistencia hasta que el problema de los refugiados palestinos se resuelva en el contexto de un tratado de paz, nos percatamos con dolor de esta situación, al igual que cualquier otra agencia humanitaria que trabaje en Oriente Próximo.

La protección de los derechos de los palestinos inspira cada acción de la UNRWA. A través de nuestros informes -el simple hecho de ser testigos-, intentamos hacer de la Declaración Universal una realidad para los refugiados a los que sirve.

Pero la brecha entre la palabra y la acción de la comunidad internacional deja perplejos a muchos palestinos. Encerrados en Gaza o esperando en los controles militares de Cisjordania, los palestinos sufren ante la más acuciante falta de protección. El resultado ha sido un cruel aislamiento respecto a la comunidad internacional, que ha ido generando desesperanza, desesperación y desánimo entre la población palestina. En estas circunstancias, el radicalismo y el extremismo emergen fácilmente. Pero esta tendencia se puede rectificar a través de la protección de los derechos fundamentales. Hagamos que la comunidad internacional considere la protección de los derechos de los palestinos como la esencia de todas sus intervenciones, ya sean de carácter humanitario o de desarrollo. El fracaso de la aplicación de la Declaración Universal de Derechos constituye una vergüenza para todos.

* Comisionada General de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNRWA)
Centro de Colaboraciones Solidarias