Gaza: Solución política, no militar


Siguen llegando noticias del violento y desproporcionado ataque israelí a Gaza, provocado por el continuo lanzamiento desde Gaza de cohetes artesanales contra poblaciones judías cercanas a Gaza. Este conflicto lleva siempre a una situación de preguntarse qué es primero, el huevo o la gallina.


Cierto es que Hamás ha lanzado y continúa lanzando proyectiles contra territorio israelí, pero debe entenderse que la gente de Gaza vive en un área que es superpoblada por el hecho de que allí fue obligada a replegarse la población palestina que habitaba los alrededores de Gaza, hoy ocupados por Israel. Entonces, si se trata de encontrar motivo o causa para la resistencia palestina, pues existe; es difícil que un grupo humano no tenga resentimiento si le ocurre algo así en su tierra natal.

La lucha palestina toma formas terroristas, pero eso siempre ocurre cuando una fuerza de resistencia se enfrenta a otra que cuenta con más medios de destrucción. Cuando los israelíes luchaban por su independencia también recurrieron al terrorismo (es célebre la voladura del hotel King David, en Jerusalén, el 22 de julio de 1946).

Lo que importa es salir del círculo vicioso de la violencia y para eso es necesario que se deje a los palestinos en libertad de ejercer su derecho a la autodeterminación (ya verán si optan por ser una república democrática, una dictadura o una monarquía). Que digan que reconocen o no la existencia de Israel o que quieren u odian a los israelíes es cuestión secundaria, porque una vez que los palestinos formen estado ya no podrían hacer lo que les venga en gana ni cargar culpas a otros.



Por el lado de Israel, la autodeterminación de los palestinos no sólo le traería tranquilidad, sino que internacionalmente cambiaría su imagen de país ocupante y controlador de territorios que no le pertenecen, situación incompatible con un país que quiere la paz y respeta las libertades de otros. La alternativa es mala: Israel no facilita la autodeterminación de los palestinos, éstos reaccionan, Israel reprime, los palestinos vuelven a reaccionar y es cuento de nunca acabar...

Cómo sería

Siendo conocido qué territorios son palestinos y qué territorios son de Israel, y qué territorios están en disputa, los palestinos deben proclamar su independencia en los territorios que ocupan; y se dejaría a la Corte Internacional de Justicia y a la ONU que dictaminen sobre las zonas en disputa entre palestinos e israelíes. Por lo menos en lo que respecta a Gaza, tiene el mar con su riqueza ictiológica y le asistiría el derecho de aprovechar riquezas como gas o petróleo que haya en el lecho marino. Todo depende de que los palestinos se decidan a proclamar su independencia en vez de provocar a Israel.

Es curioso que no sólo los contrincantes (palestinos e Israel) sino terceros países, posibles mediadores, hablen de guerra o de tregua, cuando lo correcto, para tranquilidad de ellos y del resto del mundo, es que se hable de paz y de autodeterminación. La tregua o separación de fuerzas es por lo general un intermedio previo a otra rueda de enfrentamientos. La autodeterminación, que lleva a adquirir la condición de estado, es un bien muy apreciado por el pueblo que la consigue. Sin lugar a dudas, los israelíes y palestinos vivirían mejor si éstos tuviesen su propio estado. No haberlo hecho, esto es, negar a los palestinos el derecho a la independencia, sólo lleva a un permanente estado de guerra y de tensión.

Una vez proclamada su independencia, los palestinos adquirirían derechos y también responsabilidades ante la ley internacional. Esto sería ventajoso para la defensa de Israel, que no tendría que enfrentar un escurridizo y porfiado rival como Hamás sino que podría poner las cosas en orden tratando cualquier incidente por los canales normales de trato entre estado y estado (lo cual ocurre incluso cuando no hay relaciones diplomáticas*).

Ya es tiempo de que mediante la autodeterminación de los palestinos Israel se gane el respeto de todo el mundo y de que sus vecinos dejen de verlo como resultado de una invasión europea (judíos que llegaron a Palestina huyendo del nazismo), para verlo más bien como uno más del vecindario semita. Estando Israel rodeado de países árabes, es contraproducente que en las Naciones Unidas utilice el idioma inglés en lugar del árabe. Esto los marca como muy occidentales, ajenos a la región en que habitan, y además al utilizar el inglés no sólo recurren a un elemento cultural extraño al Medio Oriente, sino que hablan en la misma lengua de los EE. UU., el país más aborrecido y odiado por los árabes.

Ventaja para Israel

Si en vez de hacer la guerra los israelíes dejaran de oponerse a la independencia de los palestinos, esta acción sería de enorme ventaja para Israel. Los palestinos habitan dos áreas no conectadas: Gaza y Cisjordania (ver mapa). En Gaza el control político lo tiene Hamás, y en Cisjordania manda AlFatáh. Si en este momento los judíos declaran que dejan de oponerse a la autodeterminación palestina, no surgiría una Palestina unida sino dos: habría un estado palestino en Gaza (controlado por Hamás) y otro en Cisjordania (controlado por AlFatáh). Dadas las grandes diferencias ideológicas entre ambas facciones palestinas, que hace dos años tomaron forma de guerra civil en Gaza, sería muy difícil que Hamás quiera aceptar la autoridad de AlFatáh y viceversa.


Por supuesto que para Israel sería muy ventajoso tener dos estados palestinos, divididos y enfrentados entre sí, pero cada uno con una responsabilidad de estado que les haría pagar muy caro cualquier incidente armado, considerando el poderío de Israel.

Hamás


Esta organización radical islámica recurre con frecuencia a métodos terroristas contra Israel, lo cual motiva una respuesta que castiga a toda la población de Gaza, mientras los militantes de Hamás reposan tranquilos en la red de túneles y galerías que han hecho. En estos espacios subterráneos tienen sus depósitos de armas, alimentos y agua, y cada vez que consideran oportuno salen de allí para enfrentar a la fuerza armada israelí.

Por supuesto que el poder militar de Hamás es mínimo si se lo compara al de Israel, pero mediante los subterráneos compensan la falta de retaguardia que sufren por ser Gaza un espacio muy pequeño (comparable al distrito limeño de San Juan de Lurigancho). El correr del tiempo va más en contra de Israel que de Hamás, porque cada día que pasa aumenta la presión internacional para que Israel retire sus fuerzas de Gaza, y al mismo tiempo los judíos van sufriendo bajas. Por otro lado, la ofensiva militar de Israel ya huele a fracaso, porque si se inició motivada por el lanzamiento de cohetes de Hamás, ¿qué pueden decir a su pueblo los jefes militares de Israel si a dos semanas de iniciadas tan intensas operaciones militares continúan impactando los proyectiles de Hamás en territorio israelí?

Además, hay otros problemas político-militares. Desde antes de la ofensiva, Israel había iniciado una campaña de asesinatos selectivos de los jefes de Hamás, de manera que —hablando en términos militares— la organización palestina prácticamente ya no tiene generales y coroneles sino capitanes, tenientes y soldados, que por su edad son más propensos a morir peleando que a entrar en negociaciones con nadie. A esto hay que añadir que aún no ha comenzado la verdadera batalla, que, como en los juegos de computadora, enfrentaría a palestinos e israelíes en los laberintos de túneles.

Cierto es que Israel ha atacado con poderosas bombas toda le línea de frontera entre Gaza y Egipto, y es posible que gran parte de los túneles estén inservibles en ese sector. Pero como es más que seguro que las redes de túneles excavados debajo de las ciudades de Gaza permanecen intactas, la continuación lógica es que los israelíes encuentren las entradas y salidas de los túneles y entren a combatir; no serviría de mucho meterles gases porque toda red de túneles tiene respiraderos.

Con un poco de coraje sí es posible entrar a los túneles. Durante la guerra de Vietnam los soldados estadounidenses se metían a los túneles del Vietcong y enfrentaban allí a los guerrilleros y a las serpientes venenosas. ¿Por qué no va a poder hacerlo el ejército de Israel? Sólo tiene que resignarse a sufrir un buen número de bajas enfrentando a los combatientes suicidas de Hamás, pero de todas maneras ganarían la batalla, considerando que tiene mejor armamento (posiblemente proyectiles con cápsulas termobáricas).


* No sería raro que al poco tiempo de proclamar su independencia los palestinos decidan cortar relaciones diplomáticas con Israel, lo cual no significa necesariamente guerra.