No llamarnos a engaño
.......Rahm Emanual

Por Juan Torres López*

Es de desear que la trayectoria de Obama se traduzca en políticas que conlleven bienestar y no mayores privilegios para los más ricos, algo que, según el propio Obama, ha ocurrido en los últimos años. Pero no conviene llamarse a engaño.


Cuando el ya presidente decía en su discurso que “no nos disculparemos por nuestro modo de vida”, resultaba inevitable no vincular ese propósito aparentemente inocente con las ideas de Laurence Summer, próximo director del Consejo Económico Nacional.

Durante su vicepresidencia del Banco Mundial en la década de los ‘90, envió un memorandum a las autoridades del banco (que fue filtrado meses más tarde por The Economist) en el que se preguntaba: “Entre nosotros, ¿no debería el Banco Mundial fomentar más la emigración de las industrias sucias a los países menos desarrollados?” La respuesta que daba a esa cuestión era muy clara y taxativa: “una cierta cantidad de contaminación perniciosa debería ser realizada en países con costos más bajos, con menores salarios, por lo que las indemnizaciones a pagar por los daños serán también más bajas que en los países desarrollados”.

En opinión de quien ahora tendrá una influencia decisiva en la política de Obama, “las sustancias cancerígenas tardan muchos años en producir sus efectos, por lo que estos serán menos llamativos en los países con una expectativa de vida baja, es decir, en los países pobres donde la gente se muere antes de que el cáncer tenga tiempo de aparecer”.

Las ideas reaccionarias de quien va a tener tanta influencia en el gobierno de Obama no se limitan al campo de la ecología. Hace unos meses justificó la escasez de mujeres en puestos jerárquicos en el área de las ciencias y la ingeniería, afirmando que las mujeres se niegan a trabajar muchas horas al día por tener que ocuparse del cuidado de sus hijos y por diferencias genéticas que provocan que los varones tengan mejores notas que las mujeres en ciencia y matemáticas. Y para confirmar sus tesis afirmó que si le daba dos camiones a su hija, los iba a tratar como muñecas y a uno lo iba a llamar mamá y, al otro, papá.

Otro economista que tendrá gran influencia es Timothy Franz Geithner, nuevo Secretario del Tesoro. Ha trabajado con Kissinger en el Council on Foreign Relations, en Wall Street y en el Fondo Monetario Internacional, en donde entró de la mano de Paul Volcker en la etapa de eliminación de todo lo que oliera a keynesianismo, tal y como ha narrado en alguno de sus libros Joseph Stiglitz.

Su experiencia y la práctica en estos organismos fue la de un convencido neoliberal Allí facilitó y amparó la difusión de los productos financieros que han provocado la crisis actual y luego promovió vehículos financieros para salvar a los bancos. Cuesta creer que a partir de ahora asesore a Obama en sentido contrario, para acabar con la “avaricia y la irresponsabilidad” de quienes provocaron la crisis.

Por otro lado, el nombramiento de la catedrática Cristina Romer como Directora del Consejo de Asesores Económicos de Obama quizá pueda contrapesar en otra dirección, aunque su papel será mucho menos influyente que el de los dos anteriores.

Romer ha demostrado que la mejor vía para reducir los déficits no es bajar los impuestos. Si bien no se la puede considerar una keynesiana a la antigua, no es tampoco una liberal como los anteriores.

Finalmente, habría que añadir a Rahm Emanual, su nuevo jefe de gabinete, y al secretario de Salud, a quienes se les atribuye la función de frenar cualquier veleidad antiempresarial o izquierdista (por supuesto, en los parámetros que esta palabra pueda tener en esa contexto) del resto del equipo.

Lo cierto es que Obama ya renunció a las subidas de impuestos a las rentas más altas o a las tasas sobre las emisiones de CO2 y que ha anunciado rebajas fiscales, aunque es verdad que junto a un inmenso programa de gasto público.

Los hechos dirán si predominan los viejos discursos y políticas al servicio de los poderosos o si Obama tendrá decisión, compromiso y fuerza para conseguir efectivamente que la esperanza se sobreponga sobre el miedo, como prometía en su discurso de toma de posesión.


* Catedrático de economía aplicada de la Universidad de Sevilla
Centro de Colaboraciones Solidarias