La instigación violenta racial está prendiendo fuerte en los Estados Unidos, donde políticos del Partido Demócrata y diversas ONG atizan el fuego con el pretexto de la discriminación racial y en los últimos días Louisville es escenario de marchas de grupos de protesta fuertemente armados.
Los autoproclamados “milicia” NFAC, todos negros, con potentes armas en mano reclaman justicia por la muerte de Breonna Taylor, quien pereció a tiros el 13 de marzo. En la ciudad también está el grupo III% o Three Percenters, blancos también armados opuestos a los de NFAC. Basta una chispa pequeña para desencadenar una tragedia.
A la vez, no hay un gesto de líderes para intentar pacificar las aguas. Barack Hussein Obama, ganó un premio Nobel y por ser negro su voz podría tener llegada, pero guarda silencio cómplice al no condenar con energía saqueos, destrucción y muertes en medio de estas manifestaciones violentas. Parece que los demócratas están gozando con la violencia porque desestabiliza al gobierno de Donald Trump.
Desde la muerte de George Lloyd por brutalidad policial, al momento la protesta debería haber cesado, pues los policías involucrados están siendo procesados y se han tomado otras medidas como una reorganización de la preparación de los policías.
Pese a ello la violencia continúa en varias ciudades. Sospechosamente, el agitador y manipulador social, político y económico George Soros anunció la entrega de millones para fines de reivindicaciones raciales, que podrían ser justas si proviniesen de otros personajes, pero se conoce los antecedentes perversos de Soros. Basta preguntarse, ¿puede un manifestante estar semanas y meses protestando si no tiene ingresos para financiarse? ¿Quién engorda la violencia?
Recordemos que cuando recien ganó las elecciones Donald Trump, hubo protestas organizadas por los demócratas, heridos tras creerse ganadores, buscando desestabilizar al nuevo gobierno y se descubrió que habia dinero financiando esas protestas, como indica el artículo citado abajo.
Pero todo parece que los negros están de moda, pues no hay protesta cuando matan y agreden a blancos. Este mes, cuando una mujer blanca, Jessica Doty Whitaker, dijo a los manifestantes de “Black Lives Matter” (las vidas negras importan) “All lives matters (todas las vidas importan), los miembros de “Black Lives Matter”, que dicen buscar justicia, la asesinaron a tiros.
Pero nadie protestó por la muerte de esta mujer así como por muchas otras agresiones perpetradas ahora por los negros contra los blancos, incluyendo graves ataques contra madres con sus niños.
El panorama en otros lugares es también preocupante, como en Portland, Utah, Seattle, etc., mientras las transnacionales farmacéuticas se frotan las manos por la multiplicación de los contagios del coronavirus COVID-19 disparados por las protestas.
El pronóstico es reservado.
EE. UU.: mano negra paga a vagos US$1,500 semanales para protestar contra Trump