Tomás Lobo
 
San Salvador, 14 abr (Sputnik).- Una serie de incendios en grandes mercados municipales y en bosques de El Salvador preocupan a las autoridades y generan suspicacia en la sociedad de este país que lleva varios días -literal y metafóricamente- en llamas.
 
 
Nayib Bukele  
El primer trimestre de 2021 fue particularmente agitado para el Cuerpo de Bomberos, que apenas dio abasto para atender emergencias de diversa índole, aunque la primera semana de abril fue particularmente inflamable.
 
El más notorio de los fuegos ocurrió en el Mercado Central de San Miguel, la ciudad más grande del oriente salvadoreño, donde las llamas consumieron cerca del 80 por ciento del local, y forzaron la presencia de unidades de todo el país.
 
Por suerte, el llamado "Pulgarcito de América" puede recorrerse de un extremo a otro en menos de cuatro horas, y los camiones cisterna del occidental departamento de Santa Ana, o los centrales de San Salvador y San Vicente acudieron para aplacar el siniestro.
 
El incidente habría pasado sin penas ni gloria, como una terrible fatalidad, si solo unas semanas atrás no hubieran ocurrido incendios similares en el Mercado Central de Santa Ana y en el centro comercial Megaplaza de Sonsonate.
 
En esas tres municipalidades, la oposición fue derrotada en las elecciones municipales del pasado 28 de febrero, una coincidencia que al propio presidente Nayib Bukele le pareció, cuando menos, sugerente.
 
"Es increíble como los alcaldes dejaron abandonados los municipios que perdieron. Pensé que tendrían algo de dignidad", señaló Bukele en la red social Twitter.
 
Casi de inmediato, la comisionada presidencial Carolina Recinos lamentó la presunta "poca colaboración de las alcaldías salientes", y reclamó una investigación para descartar toda posibilidad de mano criminal.
 
"Este es el tercer mercado que se quema y llama mucho la atención. Las autoridades van a tener que profundizar. Algo está pasando", dijo Recinos a la televisión nacional.
 
MOTIVOS OCULTOS
 
En Santa Ana circula el rumor de que el mercado municipal fue incendiado para destruir evidencias de desfalcos y otros delitos: es "vox populix" entre los comerciantes locales, que no pueden demostrarlo pues las pruebas, si existieron, fueron reducidas a ceniza.
 
"Aquí hay movidas grandísimas de ventas de puestos, algo increíble", comentó a Sputnik una vecina del mercado, que prefirió no revelar su nombre. En su opinión, el incendio fue muy propicio para evitar "pencazos" (golpes) legales.
 
Recordó que ya Santa Ana vivió una situación similar en octubre de 2000, cuando las llamas consumieron unos 1.800 puestos en el antiguo Mercado Central, dejando en la ruina a familias que sacaban el sustento diario de las ventas.
 
Al igual que entonces, ahora miles de personas lo perdieron todo, y ahora rezan por que el Gobierno los ayude con algún capital semilla con el que recuperarse. Como sea, todos pasaron a ser el problema de la administración que asumirá el próximo 1 de mayo.
 
MECHA CORTA
 
La situación es peor en las zonas rurales: según la Dirección General de Protección Civil, tan solo en la reciente Semana Santa fueron atendidos más de 200 incendios, los cuales quemaron unas 1.000 hectáreas de terreno en diferentes zonas del país.
 
Si bien la mayoría de los fuegos se desataron en maleza seca, y fueron sofocados antes de que empeoraran, una veintena de bosques ardieron durante varios días, alimentados por los vientos de la Cuaresma, y la ausencia de lluvias.
 
Según el ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Fernando López, la causa principal de los incendios es la quema agrícola irresponsable, y los cazadores furtivos que provocan el llamado "brechado" para ahuyentar a la vida silvestre.
 
Ante esta situación, desde el Ejecutivo se sucedieron los reclamos para que la Asamblea Legislativa promulgue leyes para proteger los recursos naturales ante estos fuegos, aunque tales normativas existen desde hace años.
 
El artículo 265 del Código Penal establece penas de tres a seis años de cárcel para los pirómanos, en tanto la Ley Forestal impone multas de 20 a 25 salarios mínimos (hasta 7.500 dólares) por cada hectárea afectada por incendios forestales provocados.
 
"Muchos de los incendios se están saliendo de control y apenas está empezando la temporada seca y de altas temperaturas, donde la maleza es propicia a un incendio", declaró a una radioemisora local Edwin Chavarría, director del Cuerpo de Bomberos.
 
Según estimados oficiales, algunas reservas de la biosfera recién incendiadas demorarán casi 25 años en recuperar su ecosistema, en el supuesto de que el calentamiento global y la irresponsabilidad humana no acaben quemándolo todo. (Sputnik)