Mercedes Alvaro
 
El aumento del número de pacientes en el sistema de salud pública así como los casos de personas cada vez más jóvenes afectadas por el COVID-19 hizo pensar el 6 de julio a la entonces secretaria de Salud del Distrito Metropolitano de Quito, Ximena Abarca, que la temida variante Delta del virus ya había llegado a la capital de Ecuador.
 
 

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El 18 de julio la preocupación de Abarca se confirmó, pero previamente se supo que la variante se encuentra en El Oro (oeste), Guayas (oeste), Cuenca (sur) y hay sospechas de que también esté en Loja (sur) Cañar (sur), Manta (oeste).
 
Hasta el momento se han detectado 40 casos y ya hay, por lo menos, siete fallecidos.
 
La nueva variante genera preocupación alrededor del mundo y ha levantado alertas en países como Estados Unidos e Israel, por su alto nivel de propagación en comparación con la cepa original del virus y la afectación que puede causar en quienes aún no se vacunan.
 
OTRAS CARACTERÍSTICAS
 
Si bien en Quito se han detectado solo dos casos, se cree que hay muchos más, que serán confirmados cuando estén listos los resultados de los respectivos exámenes.
 
El cambio en las características que presentan los contagiados con el covid-19 hace pensar en esa presencia mayor de la variante Delta, sobre todo por el aumento de casos de pacientes menores de 50 años.
 
Un ejemplo es el Hospital Eugenio Espejo, uno de los más grandes del país, ubicado en el centro de Quito, en el que al momento más del 50 por ciento de las camas de las unidades de cuidados intensivos lo ocupan menores de 50 años; hay pacientes de 21 años, 23, 27, 36, 37, 49 años, según registros de esa casa de salud.
 
En el Hospital del Sur del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social también hay incremento de estos pacientes, que a los pocos días llegan a un estado grave.
 
En las clínicas privadas el incremento de casos se repite, lo cual, según dijo a Sputnik el presidente del Colegio de Médicos de Pichincha, Víctor Alvarez, acentúa la preocupación de una mayor presencia de la variante delta.
 
"Las variantes delta y delta plus están en el país por lo menos desde hace un mes y medio; si no existe un proceso de contención al virus y de motivación a la comunidad para que no se relaje vamos a tener un repunte de la pandemia", comenta Alvarez.
 
VACUNACION ESTRUCTURADA
 
Las dos variantes aparecieron cuando Ecuador apenas comenzó a ver un plan estructurado de vacunación, que abre las esperanzas de que se logre, en el corto plazo, la denominada inmunidad de rebaño, que permitiría a este país de 17 millones de habitantes comenzar a reactivar su alicaída economía.
 
La misma que el año pasado se contrajo un 7,8 por ciento, en buena parte como efecto de la pandemia que obligó, durante varios meses, al cierre de varias actividades y negocios, muchos de los cuales recién empiezan a levantar cabeza.
 
El gobierno de Guillermo Lasso, que asumió funciones el pasado 24 de mayo, según expertos, mantiene un programa de vacunación bien estructurado, que va a la par con la negociación de las vacunas para que arriben a tiempo y permitan cumplir el ofrecimiento de inocular a nueve millones de ecuatorianos en los primeros 100 días de gobierno, en el denominado Plan 9/100.
 
Según cifras oficiales, hasta el momento 7,09 millones de ecuatorianos han recibido la primera dosis de la vacuna y 1,97 millones han recibido las dos dosis.
 
NOCIVO RELAJAMIENTO
 
En el último mes Ecuador ha logrado varios récords de vacunación, en un claro contraste a lo que sucedió con la errática política del expresidente Lenín Moreno (2017-2021), que incluso estuvo salpicada por escándalos de corrupción.
 
Sin embargo, la aparición de las nuevas variantes, así como un relajamiento que se empieza a ver en la población (que parece creer que el peligro ya pasó) puede jugar en contra del plan 9/100 y en contra de la reactivación económica, una de cuyas bases es precisamente la vacunación masiva.
 
"Si tenemos un relajamiento hay un efecto proporcional en el aumento casos; por eso si se avanza en la vacunación también hay que avanzar en el proceso de contención y masificación de pruebas que ayuden a disminuir la transmisibilidad y dar un respiro al sistema sanitario para que el país comience a tener una recuperación dinámica y sostenida", dice Alvarez.
 
Los médicos piden una vigorosa campaña de educación para que los ecuatorianos además de vacunarse no se relajen y sigan manteniendo las medidas de bioseguridad y distanciamiento social.
 
Esa campaña, según los profesionales de la salud, necesariamente debe ir acompañada de estadísticas reales, que definan zonas rojas y calientes sobre todo en Quito, para establecer sectores de aislamiento o confinamiento selectivo y así evitar una mayor transmisión de la variante.
 
Según epidemiólogos, Ecuador vive un momento crítico, en el que solo los esfuerzos conjuntos entre el gobierno y los ciudadanos pueden evitar que se repitan rebrotes como los sucedidos en otros países, pues en caso contrario el sistema sanitario no podrá responder adecuadamente, se saturará y pueden ir al traste todas las acciones que buscan reactivar la economía. 
 
 
Con información de Sputnik