Lucía Barrios


El gran ganador de este conflicto en Ucrania es el complejo industrial militar, dijo a la Agencia Sputnik la doctora en Ciencia Política e investigadora del Consejo Nacional en Investigaciones Técnicas y Científicas (Conicet), Silvina Romano.

 

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"¿Quiénes son los señores de la guerra, del conflicto? Las empresas que venden armas, productos y servicios de seguridad, son empresas que están en todo el mundo, que pertenecen al complejo industrial militar (…) ¿quienes ganan en estas situaciones? estos señores de las armas, que tienen ganancias económicas trillonarias. Pero la gente de a pie nunca gana una guerra.", afirmó Romano, quien es argentina y miembro del consejo ejecutivo del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag).

Romano afirmó que desde el último mes se dispararon las ganancias de las empresas de ventas de armas; aseguró que en EE. UU. se encuentran varias del "top ten" a nivel internacional, pero Francia y Rusia también tienen.

"¿No estarán viendo los oportunistas, los señores de la guerra, que no tienen moral o sus intereses trascienden a toda cuestión ética, moral o humana, que es el momento de aprovechar para hacer millones? Había muchas empresas del complejo industrial que estaban a la baja y ahora repuntan", advirtió.

El conflicto en Ucrania ya ha visto un crecimiento masivo en el gasto de defensa; la Unión Europea anunció que compraría y entregaría 450 millones de euros (más de 495 millones de dólares) en armas a Ucrania, mientras que EE. UU. prometió 350 millones de dólares en ayuda militar, según una nota del portal The Conversation

En conjunto, EE. UU. y la OTAN han enviado 17.000 armas antitanque y 2.000 misiles antiaéreos Stinger y se realizó una coalición internacional de naciones que está enviando voluntarios a Ucrania, incluidos el Reino Unido, Australia, Turquía y Canadá.

Las acciones de Raytheon, que fabrica los misiles Stinger, junto con Lockheed Martin, que realiza los misiles antitanque Javelin, que suministran EE. UU. y Estonia, han subido alrededor de un 16 por ciento y un tres por ciento respectivamente desde la operación militar especial de Rusia.

"Además se legaliza y legitima la ampliación de los presupuestos en defensa, que los estados destinen más dinero para comprar armas. Esto es muy peligroso (…) ¿No será que después de la crisis del capitalismo que viene del 2008 y junto con la crisis del covid-19, que paró la economía mundial, que ahora encuentran una excusa para volver al rearmarse para reactivar las economías? Es una forma tremenda, porque si hay armas las van a usar", consideró Romano.

VOLUNTARIOS A UCRANIA

Por otro lado, Romano se refirió a los voluntarios que se unen al Ejército ucraniano.

“Cuando dicen vamos a recibir a gente que venga a luchar por nuestra causa en Ucrania, esos son tambores de guerra. Desde occidente, hablan de la guerra como algo positivo, hablan de armar a la sociedad civil como positivo y necesario, justifican actitudes racistas, de odio, contra la población rusa, que nos retrotraen a lo peor de la guerra fría. Una vez más se justifica la violencia, como si no hubiera otra salida”, advirtió.

Vladímir Zelenski ha pedido ayuda y numerosos voluntarios se han sumado a las tropas ucranianas frente a la operación militar especial que realiza Rusia.

Ucrania formó la llamada "legión internacional de defensa territorial", unidad militar con participación de ciudadanos de América Latina y de otros continentes.

CONSTRUCCIÓN DEL “ENEMIGO”

Por otro lado, Romano afirmó que occidente está construyendo un “enemigo malo” al “demonizar” al presidente de Rusia, Vladímir Putin.

“Se está construyendo un relato que justifica la guerra luego de las penurias que ha vivido Europa con ellas. Ese relato está basado en un enemigo caracterizado como antidemocrático, intempestivo, con un carácter de dictador, una serie de descripciones con respecto a Putin que no tiene ningún sentido, porque la geopolítica no se hace en virtud de una personalidad, se hace por intereses, es decir, achacar una guerra a la personalidad de un líder es reducir el conflicto al máximo”, expresó.

A finales de 2021, el Ministerio de Exteriores de Rusia publicó sus propuestas para la OTAN sobre las garantías de seguridad en Europa, en las que, en particular, insta a Washington a renunciar recíprocamente al despliegue de armas nucleares fuera del territorio nacional y repatriar las ya emplazadas.

Además, planteaban a la alianza atlántica que volviera a las posiciones de 1997, se comprometiera a parar la expansión del bloque hacia el este y excluyera el ingreso de las naciones de la antigua Unión Soviética, ante todo Ucrania.

El 26 de enero, EEUU y la OTAN presentaron sus respuestas por escrito a la iniciativa de Rusia.

Putin señaló el pasado 1 de febrero que la otra parte había ignorado las preocupaciones fundamentales de Moscú.

La OTAN, según él, engañó a Rusia diciendo que no se expandiría hacia el este y sus documentos no dicen nada de la política de puertas abiertas, por lo que podría negarse a admitir a Ucrania.

Posteriormente, Putin anunció el 24 de febrero el lanzamiento de una operación militar especial en Ucrania alegando que las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, previamente reconocidas por Moscú como estados soberanos, necesitan ayuda frente al "genocidio" por parte de Kiev.

Uno de los objetivos fundamentales de esa operación, según Putin, es "la desmilitarización y la desnazificación" de Ucrania.

Según el Ministerio de Defensa ruso, los ataques militares no están dirigidos contra instalaciones civiles, sino que buscan inutilizar la infraestructura bélica.

Numerosos países, con excepciones como China, condenaron en términos enérgicos la intervención de Rusia en Ucrania y activaron varias baterías de sanciones.

 

Con información de Sputnik