Ramiro Barreiro

Una relación de tres décadas, un encuentro íntimo en una habitación de hotel y un puñado de audios interceptados por la policía son los vínculos que unen al tenor español Plácido Domingo con una investigada secta que operaba en la capital argentina y sometía a la trata de personas y sacrificios sexuales a cientos de víctimas que, además, perdieron dinero y propiedades en su búsqueda por alcanzar “el desarrollo de la felicidad”, tal como les prometían.

 

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El viernes pasado, 19 personas resultaron detenidas en el marco de 50 allanamientos realizados en la ciudad de Buenos Aires y el conurbano. Tres de ellas fueron arrestadas en el aeropuerto internacional de Ezeiza, cuando intentaban viajar a EE. UU. con grandes cantidades de ansiolíticos y benzodiacepinas escondidos en el equipaje.

Las redadas fueron ordenadas por el juez federal Ariel Lijo, quien dispuso la inhibición general de bienes de los imputados y ordenó el embargo preventivo de 37 inmuebles y 13 automóviles, la inmovilización y congelamiento de las cuentas y productos bancarios y el bloqueo de los productos que pudieran registrar los imputados en el mercado de capitales.

Uno de los detenidos es el escribano Juan Percowicz, quien tenía en su poder más de un millón de dólares y casi un kilo de oro en lingotes.

El hombre de 84 años es el creador y líder de la organización que funcionaba desde hace décadas bajo la cáscara de un estudio llamado Yoga Buenos Aires, pero que ocultaba una trama delictiva basada en tres ejes de financiamiento: una clínica que prometía la “sanación” en casos de adicciones; un “sobre ceremonial” de 200, 1.000 o 10.000 dólares, dependiendo del poder adquisitivo de la víctima; y la explotación sexual de alguna de sus “alumnas”, que en la jerga de la organización denominaban “geishado VIP” o “palomear”.

En otras palabras, usar sus cuerpos para captar a empresarios o personas de poder.

Es ahí donde entra la figura del tenor español Plácido Domingo, quien mantenía una relación de aproximadamente 30 años con Susana Mendelievich, alias Mendy, una mujer de 75 años que integraba la organización y que era visitada por el cantante en su casa de Nueva York.

Audios telefónicos filtrados esta semana entre la mujer y Plácido Domingo y también con el propio Percowicz dieron cuenta de una reunión organizada en la habitación 504 de hotel Alvear que ocupó el tenor en su última visita a Buenos Aires en abril pasado, a espaldas de la seguridad personal del cantante, y en la que Mendy adujo: “Tendré que sacrificarme una vez más, tengo mucha vocación de servicio”.

“Qué degenerada que sos”, responde Percowicz a la mujer en tono jocoso.

Ese es el único indicio de que Domingo y Mendy estarían pergeñando un encuentro sexual aunque el mismo, de haberse concretado, no habría sido a cambio de dinero.

Según confiaron fuentes de la investigación a la Agencia Sputnik, el objetivo de la organización para con Domingo sería cooptarlo para realizar negocios, entre ellos, un espectáculo para niños que no parecía entusiasmar del todo al tenor.

También usar la golpeada figura del cantante español para promocionar la estructura, a pesar de las múltiples denuncias que el movimiento #Metoo lanzó en contra del tenor por acoso sexual.

“Esta organización (por la secta) hace 30 años que conoce a Plácido Domingo. Lo conocen por intermedio del arte de la música, que tienen en común. Las personas que hablan con él no son una prostituta, como se dijo por ahí, sino que son personas que están dentro del ambiente en el que se mueve Plácido Domingo”, aduce la fuente, en relación a Mendy y a un hombre llamado Mariano.

Y agrega: “Cuando Plácido Domingo vino a Buenos Aires en abril se enteraron que venía, hicieron una movida para contactarlo, lo que justifica el llamado que (el tenor) hace a Mendy. Hablan de reunirse en una habitación, pero eso no significa que avancemos mentalmente en buscar situaciones fantasiosas. ¿Por qué tenemos que pensar que se trata de una situación sexual o extraña? Incluso tampoco sabemos si esta situación ocurrió, no hay documentos”.

Según la fuente, los integrantes de la organización “reconocen en charlas que a Plácido Domingo hace 30 años que lo quieren captar, que le quieren entrar por el lado de la música y no pueden”.

“Lo que se visibiliza es el intento en el tiempo de aprovecharse de la figura de Plácido Domingo y, si es posible, captarlo”, resume. El sexo, en tal caso, es una opción que sugiere Mendelievich dado que ningún otro integrante de la secta se comunicaba con él.

Los investigadores recogieron un camión entero de documentación en las redadas, producto de que la organización ha guardado todos desde hace 30 años.

Ahora, es el juzgado Criminal y Correccional Federal 4, a cargo de Ariel Lijo el que analizará esas pruebas, definidas por la investigación como “una caja de Pandora”, para seguir adelante con una causa que podría ser apenas la punta de un gran iceberg judicial.

 

Con información de Sputnik