La riqueza por venir, a propósito del Premio Nobel de la Paz a Barack Obama

Por Juan Sheput

A priori, sin mayor reflexión, se ha satanizado el Premio Nobel de la Paz concedido a Barack Obama. Se dice que es prematuro, inmerecido, politizado. Sin embargo nosotros creemos que es merecido y también necesario. Veamos por qué.


En el mundo moderno, en plena sociedad de la información, se premia la riqueza por venir, la que aún no está presente, la que llegará como consecuencia de la investigación. Ya no importa tanto la tierra y el capital sino la investigación, la patente, la innovación.

Esta forma de actuar está sacudiendo los cimientos de todo; el mundo de la economía, el universo de la política. Es por ello que se dice que los economistas se equivocaron con la actual crisis y que los políticos se ahogan en situaciones permanentes de ingobernabilidad.

La globalización como fenómeno y la Sociedad del Conocimiento como realidad nos están llevando a cuestionar todo.

Por eso, para usar reflexiones del propio presidente Barack Obama, lo que está premiando el Comité Nobel es lo que está por venir, lo que hará el presidente de los Estados Unidos, la agenda de diálogo y paz que está estructurando el reciente inquilino de la habitación oval del país más poderoso del Mundo.

En ese sentido hay que entender el Premio Nobel de la paz a Barack Obama.

Este Premio Nobel de la Paz a Barack Obama es un compromiso más que un reconocimiento. Y se ha convertido en una Cruz desde el primer momento. No lo ayuda políticamente. Lo pone en la mira de los intereses económicos. La paz es un bicho a tragar por los halcones de la guerra norteamericanos. Así hay que ver el Nobel.

Viéndolo así el Premio Nobel de la Paz a Barack Obama es totalmente merecido.

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