Suizos votaron contra construcciones islámicas en su país


Los electores suizos rechazaron la islamización de su patria y acudieron a las urnas para votar contra la construcción de más alminares de mezquitas en su país en consulta realizada hoy.


Desde hoy los musulmanes no podrán construir más minaretes en sus mezquitas, es decir las torres de estas construcciones islámicas que amenazan la armonía arquitectónica tradicional suiza, así como la identidad nacional.

La concurrencia a los centros de votación fue alta, alcanzó al 55% de los electores, con lo cual superó la asistencia a otras elecciones. El porcentaje de rechazo en el país alcanzó el 57,5%, siendo los porcentajes más altos de rechazo en la Suiza alemana.

El cantón suizo alemán de Appenzell Rhodes-intérieures (71,5%) encabeza el rechazo islámico, seguido por Glaris (68,8%) y St-Gall (65,9%).

En la Suiza francesa el rechazo alcanzó el 58% en Valais, 51,2% en Jura y 55,9% en Fribourg.

No obstante, en cantones donde hay más extranjeros y musulmanes, no ganó la oposición contra los islámicos. En Ginebra la votación se inclinó a no oponerse a estas construcciones islámicas con un 59,7%, en Vaud con 53,1 y en Neuchâtel 50,9%. En el cantón de Basilea-Ville, donde hay una fuerte comunidad islámica, los votantes eligieron no oponerse a las construcciones con un 51,6%. No así en Zurich (51,8%) y Berna (60,7%), donde votaron por el rechazo.

Tras los resultados será necesario modificar la constitución del país helvético, pues se obtuvo doble mayoría en el número de cantones que rechazaron los alminares islámicos.

Ya es tiempo de que los musulmanes entiendan que los europeos mandan en sus países, y los musulmanes en los suyos. En sus países se persigue a los cristianos y se les prohíbe practicar su religión. Como si fuese poco, vigilan a la prensa y organizan protestas y atentados en otros países si algún medio señala algo que les parece que va contra su religión, como las caricaturas humorísticas de Mahoma.

La iniciativa suiza es la primera en hacer frente al avance musulmán en Europa, pues en otros países, como Francia, el atrevimiento islámico llegó al punto de pretender erradicar costumbres cristianas, como los crucifijos en las escuelas, sin que exista una oposición consistente de parte de los no musulmanes.

La masiva inmigración musulmana a Europa sin un plan de adaptación a la cultura europea ha sido un craso error que está costando caro, pues la cultura islámica es diametralmente opuesta a la europea.

En épocas medievales la llegada de musulmanes a los países mediterráneos, especialmente a España, se produjo en forma violenta, hasta que fueron reducidos. No obstante, Europa pudo aprovechar de las artes, filosofía y ciencias que traían los árabes más ilustrados. Hoy Europa ya no tiene ningún conocimiento que aprovechar de estas masas, sino, por el contrario, debe lidiar, por cierto, junto con los grupos islámicos de buena voluntad, con costumbres que para los europeos son primitivas: degollamiento ritual de carneros, degradación de la dignidad de la mujer, focos terroristas, etc. Se trata de grupos que no han asimilado la cultura europea, sino que mantienen la suya y hasta tratan de imponerla a los europeos.