por Daniel Bautista A.

Tengo a la vista dos e mails, uno de Cóndor intitulado “Se violo la Constitución y la Libertad Religiosa”, y otro de Eduardo Bueno “Juan Ossio ideólogo del egofascismo de Alán”. La lectura de ambos documentos, despierta inquietudes, en torno a cómo se desarrolla la “conciencia histórica” del pueblo peruano. Se podrá decir que son esmeros ideológicos, pero en realidad, son temas ineludibles, que imponen la necesidad de medir el grado de penetración y manipulación de la qué es victima la comunidad nacional, por parte de quiénes tienen como meta el dominio y explotación, de nuestros recursos naturales, imponiéndose sobre los intereses legítimos de quienes viven en este territorio que se llama Perú.

 

De lo examinado se pueden distinguir muchos temas de los cuales distingo los siguientes, como propuestas de temarios a discutir ideológicamente en el interior de los cuadros partidarios, y si es posible y lo permiten los que controlan las universidades, de inicie debate entre docentes, estudiantes y trabajadores:

1)  El Estado como instrumento de manipulación ideológica.

2)  Los símbolos religiosos como mecanismos para anular o suprimir la Memoria Histórica.

3)  Las Relaciones del Estado con las Comunidades Indígenas.

4)  La “ilegitimidad”, “ilegalidad” e “irracionalidad” de la propiedad comunal fundado en el “panteísmo religioso”

5)  El derecho de las comunidades indígenas versus el derecho de los inversionistas: la propiedad comunal contra la propiedad privada: Rol del Estado con memoria histórica. Rol del Estado sin memoria histórica.

6)  Contradicciones: El panteísmo religioso de las comunidades vs. el panteísmo religioso del “Cristo del Pacífico”.

7)  La memoria asociativa elemento fundamental de la conciencia histórica.

8)  Es posible que el pensamiento religioso logre cercenar de la memoria histórica 3 mil años de Historia.

Un primer grupo de interrogantes gira  en torno a los símbolos religiosos utilizados por el Estado para la manipulación ideológica: Así por ejemplo;  ¿Es el “Cristo del Pacífico (“símbolo religioso”) ” una muestra de la “manipulación ideológica” de los ¿espacios públicos”?; ¿Cuál es el objetivo de esta “manipulación ideológica”?; ¿Es posible un Estado sin memoria, sin un concepto de sociedad nacional, sin ciudadanía y sin libertades democráticas?; ¿Cómo funciona el Estado como instrumento de dominación política? ¿A quién sirve el Estado? ¿Qué se esconde tras los conceptos de “Alanismo” y “poderes fácticos”?

Un segundo grupo de cuestiones lo constituyen la relación entre el Estado y las Comunidades Indígenas, tales como:

¿Cómo caracterizar las relaciones del Estado con las comunidades indígenas? ¿Son cuestionables los derechos indígenas sobre los terrenos comunales? ¿En qué derecho se fundan las comunidades indígenas para que le sean reconocidos los territorios donde viven durante siglos? ¿Qué estatuto fundamenta la “razón por la cual se les debería negar derechos de uso, propiedad o condómino” sobre los territorios donde viven durante siglos las comunidades indígenas?

¿Cómo se entiende la “propiedad comunal”? ¿Cómo se maneja por parte del Presidente A.G. el concepto de “panteísmo religioso”?

¿Cómo entiende la “modernidad”?

Modernidad ¿Es despojar de sus derechos territoriales, de sus formas de vivir, de sus costumbres, de sus formas de pensar, de su cultura, y de sus creencias  a las comunidades indígenas?

Si modernidad significa  “mercado” neo liberal e inversiones ¿Qué debe prevalecer: ¿el mercado o la “posesión ideológica animista panteísta sobre cerros y territorios de las comunidades”? ¿En qué se funda el calificar de “irracional” la “posesión ideológica animista - panteísta sobre cerros y territorios de las comunidades”? ¿Debe prevalecer el “progreso” entendido como la implantación del “mercado” y de las “inversiones” venciendo la resistencia de las comunidades, haciendo que el Estado use de las normas; y de la violencia si fallan las primeras?

¿Son el “progreso”, el “mercado” y las “inversiones” valores superiores, a los que sustentan la “propiedad comunal”, el “panteísmo religioso” y la “posesión sobre cerros y territorios” fundada en el animismo y el panteísmo de las comunidades? ¿Cómo se reconoce la “forma de pensar” “clasista, racista y antiindigena”?

¿Es el “mundo indígena” opuesto al “progreso” y a la “modernización”? ¿Por qué?

¿Qué se lograría si se le reconoce a las comunidades indígenas  –desde la perspectiva de la legislación occidental-  “más autonomía y autogestión en el usufructo de los recursos? ¿Tienen o no derecho las comunidades andinas y selváticas a “más poder político y administrativo” sobre las tierras y los recursos que forman los territorios que ellos ocupan desde hace muchos siglos? ¿Hay que incorporar el derecho no escrito de las comunidades indígenas a la legislación occidental que nos rige? ¿No es también una forma de democratizar al Perú el que el estado reconozca la diversidad cultural que nos caracteriza?

Las interrogantes no se agotan, pero creo que en las planteadas no solo apuntan a los hechos sino que ponen en el disparadero de la crítica los dichos de los políticos que apuestas a la “modernidad” como imposición.

CONTRADICCIONES

Lo que el señor Presidente Alán García, blande como valores retardatarios del “progreso” (mercado e inversiones) como son la “propiedad comunal”, el “panteísmo religioso” y la “posesión sobre cerros y territorios” fundada en el animismo y el panteísmo de las comunidades, sin embargo los utiliza al “vincular su gestión al “Cristo del Pacífico”. Es por ello que Eduardo Bueno pregunta perspicazmente “¿no incurre (Alán García)  en el panteísmo que tanto le critica a las comunidades indígenas?” … Pero ese panteísmo presupone –si se quiere resultados- “que las masas sean ignorantes, subordinadas al irracionalismo y la emocionalidad” ¿lo son los limeños y en especial los chorrillanos con su alcalde a la cabeza? preguntamos nosotros ¿no se estará desmintiendo –de esa forma-  la noticia que anuncia que el analfabetismo ha quedado cancelado?.

Eduardo Bueno, con  agudeza conceptual señala que “lo patético es ver apristas defendiendo esta pre-modernidad …”, es decir apristas panteístas (que es un concepto inaceptable si se sigue la racionalidad de las tesis primigenias y fundamentales del aprismo)  que aceptan ser manipulados ideológicamente apelando a valores religiosos. No concuerdo con Eduardo Bueno, unas cuantas golondrinas no hacen un verano oligárquico en el aprismo. Puede haber falta de debate que despierte la memoria y la conciencia apristas, pero hay mucha memoria y mucha historia sumados en votos contestatarios pero prudentemente no hipotecados.

MEMORIA HISTORICA

Otro punto que merece examen es el hecho que señala Eduardo Bueno, que al colocar el Cristo del Pacifico en el Morro se “busca anular la memoria histórica…” de la comunidad, -entiendo- no solo limeña, sino nacional. El asunto es grave, ¡!!Gravísimo!!!  para quienes adherimos a las tesis apristas vigentes, y amerita reflexionar a la luz de las categorías que aporta la Filosofía de la Historia que empieza a cincelar el pensamiento de Haya de la Torre en “Espacio Tiempo Histórico”.

El concepto de “memoria histórica” que utiliza Eduardo Bueno  nos remite a la categoría de “memoria asociativa” que Víctor Raúl define –junto con la “imaginación reproductiva”- como uno de los “orgánicos elementos intelectuales de relación colectiva” que superando la naturaleza de los “recuerdos y tradiciones incipientemente coordinados” devienen en “actividad reflexiva, función integral del pensamiento, dinámica total de la inteligencia creadora, de las emociones, de la voluntad en plenitud consciente. Vale decir conciencia histórica”.

Así pues, alcanzar la “conciencia histórica” significa haber pasado “el lindero del uso de razón”; encarna el momento en que se inicia la Historia de un pueblo. Sin el desarrollo de la “memoria asociativa” y de la “imaginación reproductiva” no es posible la Historia… que no solo “es recuerdo acucioso y detallado, catalogal e inerte, sino expresión inteligente y creadora, plasma vital de nuevos organismos sociales, devenir ….”

Demoler la “memoria histórica” es obnubilar la conciencia histórica de un pueblo, es enturbiar la Historia, es anular las posibilidades del “devenir” histórico ….y, visto así, todo hecho que anule, revoque, destruya, confunda  nuestra “memoria” colectiva es un atentado al SER y a la vitalidad de la comunidad nacional … cuyo destino como factor integrador de la colectividad continental indoamericana se vería afectada, al verse disminuida y derrotada ya no en guerra fratricida sino en inmolación irracional del espíritu originario de la peruanidad.

¿Es el Cristo del Pacifico una forma de anular la “memoria” de 3000 años de Historia?

¿Podrá suprimirse el testimonio arqueológico de la aldea lítica, ubicada a espaldas de la Virgen del Morro, que da cuenta de las primeras ocupaciones humanas en la zona que se remontan a unos 1500 años, antes de que Cristo naciera, en la lejana aldea de Belén, cuando grupos pequeños de semi -nómades se afincaron en las laderas del Morro Solar?

¿Podrá eliminarse de la memoria histórica todos los restos arqueológicos que dan cuenta del curacazgo de Sulco o Armatambo, que fue unos de los centros prehispánicos con mayor población y territorio de los que existían en el valle de Lima?

¿Podrá excluirse de la evocación auténtica de nuestro pasado el periodo en que los Incas, entre 1450 y 1470, convirtieron la zona en un Tambo, dada su cercanía al Santuario de Pachacamac?

¿Podrá descartarse de la reminiscencia de nuestros pueblos, la irracionalidad del Virrey Toledo, al ordenar la concentración de la poblaciones de pescadores de Armatambo y Sulco (afincadas en las laderas del Morro) en la Reducción Indígena ubicada en el actual distrito de Santiago de Surco, para luego retornar en 1680 en razón de que eran pescadores?

¿Podrá el Cristo del Pacífico eliminar de nuestra “memoria histórica” la deplorable Batalla de Chorrillos, donde en relación desproporcionada: tres mil contra mil, el Morro Solar y los Arenales de San Juan recibieron dolidos y amorosos los cuerpos de peruanos que entregaron en desventaja y valerosamente su vidas en una batalla que sabían perdida por la traición de sus gobernantes?

¿Lograra apartar del pensamiento de los italianos el fusilamiento de trece bomberos de la estación Garibaldi empeñados en ayudar a los ranchos que incendiaban los chilenos?

¿Conseguirá el olvido la destrucción de Chorrillos  por las tropas chilenas el 13 de enero de 1881, desde las 5 de la mañana hasta las 11 de la noche? ¿No habrá memoria para el saqueo y la muerte de peruanos y extranjeros que se cobijaban en Chorrillos?

¿Podrá el Cristo del Pacifico borrar de nuestra memoria a la “Perla del Pacífico” como se le conoce a la zona de Chorrillos?

Todas estas preguntas y muchas más ponen sobre el tablero el cotejo entre el Estado y la Iglesia o Iglesias.

Si el sentir religioso (animismo - panteísmo religioso) es un obstáculo para el “desarrollo”, la “modernidad” entendidas como la introducción –por las buenas o por las malas- del “mercado” y las “inversiones” cuando se trata de la comunidades indígenas; ¿Por qué tendría que ser diferente ante religiones de supuesto rango superior? ¿También no sería uno de los factores qué estaría impidiendo nuestra “modernidad”?

Cuando el compañero Presidente propone la necesidad de “derrotar las ideologías absurdas panteístas que creen que las paredes son dioses y el aire es dios” ¿no está involucrando a todas las religiones? Nos está diciendo que la pared que pinto el africano con la imagen del Señor de los Milagros constituye una ideología absurda y panteísta? ¿Qué dirá la cofradía de la Hermandad a la cual él pertenece?

De todo lo expresado, y como TAREA, queda en pie la necesidad de contrastar la “modernidad que nos viene del exterior” que promueve el “mercado” y las “inversiones” y que responde por general a intereses allende los mares;  con la “modernidad” que se funda en la interioridad individual y colectiva de nuestros pueblos cuya memoria histórica no guarda solo mandamientos míticos religiosos sino también añejas tecnologías no superadas aun por las “modernas tecnologías”, validas –algunas veces-  para nuestra costa, pero extremadamente limitadas y destructivas para los Andes y nuestra Amazonía. Ejemplo hay mil: uno de ellos, incontestable, los ríos que vienen de los Andes y corren por los valles costeños –en más del 50%-  ya no abrigan vida, especies que nutrían a las poblaciones han desaparecido, contaminados por la actividad minera, envenenados por el uso de los agroquímicos e insumos químicos, sucios y malolientes van al mar ¿quién mato la vida en esas aguas? Sienten en el banquillo de la Historia a la Minería y
a los Narcotraficantes y los encontrarán culpables.