Niños autistas tienen demasiadas células en la corteza prefrontal del cerebro

cortex prefrontalInvestigadores del  San Diego Autism Center of Excellence de la Universidad de California señalan que los niños con autismo parecen tener demasiadas células en un área clave del cerebro necesaria para la comunicación y el desarrollo emocional y social.

 

El hallazgo explica por qué los niños con autismo a menudo desarrollan cerebros más grandes que los normales, característica que se inicia en la etapa de feto, porque las células cerebrales en esta área, conocida como corteza prefrontal, se desarrolla durante el segundo trimestre de la gestación.
 
El doctor  Eric Courchesne, quien condujo el estudio, explicó que se encontró un destacable 67% de incremento en el número total de células cerebrales en la corteza prefrontal tras contarlas en los tejidos cerebrales de siete niños fallecidos que tenían autismo y seis niños que no presentaban esa anomalía cuando murieron.

En los niños autistas la corteza prefrontal crece mucho y muy rápido y en las personas normales abarca entre el 25% y 30% de toda la corteza cerebral.

Courchesne indicó que el hallazgo de un exceso de crecimiento de células cerebrales en la corteza prefrontal da pistas sobre la disrupción funcional en esta área porque al parecer el exceso de células podría ocasionar malas  conexiones que serían la causa de un funcionamiento anormal.

En el autismo los desórdenes abarcan una amplia gama, desde una incapacidad severa de comunicarse, el retardo mental o casos leves, como en el síndrome de Asperger.  Pero a veces junto con estas limitaciones pueden desarrollar habilidades extraordinarias de memoria o cálculo, entre otras.

Los científicos han hallado genes que incrementan el riesgo de padecer autismo, pero la genética sólo explica entre el 10% a 20% de los casos, pues estudios recientes apuntan a factores ambientales, posiblemente en la gestación.

El equipo que realizó la investigación, publicada en Journal of the American Medical Association, también determinó que los cerebros de los niños autistas pesan más que los de los niños de su misma edad, aunque admitieron que la muestra de investigación es pequeña.