Memoria de plagios
Por IDL

Al llegar a Lima, Hernando de Soto negó que se hubiera perpetrado un plagio en el discurso de Fujimori en Bahamas en 1992. Pero IDL-Reporteros entrevistó tanto a la víctima del plagio como a quien lo descubrió, ambos reputados académicos estadounidenses. Michael Coppedge y Charles Kenney cuentan en detalle cómo se produjo el hecho.

 


Hernando de Soto negó el plagio en el discurso de Fujimori en Bahamas en 1992, pero es desmentido por dos académicos estadounidenses: a la derecha, la víctima -Michael Coppedge-; a la izquierda el que descubrió el plagio -Charles Kenney- (Foto: La República).

Por Gustavo Gorriti.-

El 28 de abril, IDL-Reporteros reveló que el notorio discurso que pronunció Alberto Fujimori en mayo de 1992 en la reunión de cancilleres de la OEA en Bahamas, fue un “plagio crudo” de un texto académico sobre Venezuela. Esta publicación recordó que el asesor que guió a Fujimori en esa operación de lavado de imagen del golpe fue Hernando de Soto y que el asesoramiento incluyó el discurso plagiado.

Pocas horas después de la publicación, de Soto llegó de Mongolia para sumarse a la campaña  electoral del fujimorismo y arrancó una blitz mediática que tuvo momentos, según se mire, sensacionales y desopilantes.

En las entrevistas, fue inevitable que algunos periodistas le preguntaran sobre la revelación de reporteros.pe.

A Patricia Kadena, de Peru21, por ejemplo, que le preguntó sobre el tema, de Soto le respondió que  “[Gustavo Gorriti] Me minimiza diciendo que yo le escribí el discurso al presidente [sic]Fujimori. Yo armé todo el proyecto de A a Z”. (Énfasis de IDL-R).

A confesión de parte…

Pero en cuanto al discurso en sí, de Soto dijo que: “El discurso no lo escribo yo. Yo contrato a 15 personas de distintos países para que nos den insumos, entre ellos a un señor Coppedge. Él me escribe un pequeño párrafo que Alberto [Fujimori, nota de IDL-R] lo introduce en el discurso”.

A continuación, de Soto añadió que: “Entonces, si insiste un poco más en esto y después de las elecciones, el señor Gorriti no va a tener dónde proteger su nombre de periodista de investigación porque eso ha sido visto por centenares [sic] de abogados y firmado por Coppedge. Esa es una irresponsabilidad”.

En una entrevista posterior con Mariella Balbi, en CPN, de Soto fue más preciso. Al final de la entrevista, Balbi le preguntó si había copiado el discurso, si -para decirlo con un balbismo- hubo o no hubo un “copiapó”.

De Soto repitió lo de las 15 personas que “proporcionaron insumos”, entre las cuales mencionó a Coppedge. Dijo que se le pagó por el “insumo” y que éste les firmó una carta en la que, “a cambio de 300 dólares nos da la frase”. De Soto afirmó tener la carta y le prometió a Balbi que se la iba a enviar.

(Parte final de la entrevista de Mariella Balbi a Hernando de Soto en CPN).

IDL-R entrevistó al professor Coppedge, quien es desde hace varios años catedrático en la universidad de Notre Dame, en Estados Unidos.

“El texto plagiado no fue lo que escribí para el señor de Soto”, dijo Coppedge.

Lo que dice de Soto, “no es cierto, no es correcto” remachó Coppedge. “El texto plagiado en el discurso de Fujimori no fue el texto que me compró”.

En un mensaje por correo electrónico que escribió después de la entrevista, Coppedge puntualizó: “el texto plagiado por alguien en ILD no salió del trabajo que hice bajo contrato en 1992 sino de mi tesis doctoral que yo había remitido a Hernando de Soto dos años atrás. La comparación sistemática que hizo Charles Kenney de ambos textos [la tesis y el discurso de Fujimori: nota de IDL-R] demuestra que casi todo el texto copiado provino de la tesis. Solo una frase similar pudo ser encontrada en el trabajo contratado –y ella no fue sobre el Perú”.

Además, añade Coppedge, “yo no le di permiso a Hernando de Soto para copiar ninguno de mis textos sin atribución [de fuente]”.

“Pensé”, prosigue Coppedge, “que mi trabajo, si llegara a tener un impacto, sería completamente a favor de la democracia, y me siento traicionado por la forma en que se lo mal utilizó”.

Coppedge es una persona organizada, que guarda y clasifica documentos. Luego de una breve búsqueda, encontró y envió tanto el documento con el que contrató el trabajo de mayo de 1992 como el texto en sí. (Ver). Como se puede comprobar, ese no fue el texto plagiado.

Ese trabajo fue encargado por el propio de Soto, en mayo de 1992, a través de una llamada telefónica a la casa de Coppedge, “no me dijo que el trabajo tuviera nada que ver con ningún discurso en la OEA… entendía que [de Soto] trabajaba en ese momento con Fujimori, pero pensé que tenía un deseo sincero de mejorar los partidos políticos”. De todos modos, repite, el plagio no utilizó ese texto sino su tesis doctoral.

Algunos meses después del discurso plagiado en Bahamas, de Soto llamó por teléfono a Coppedge y le preguntó si había escuchado a Fujimori pronunciando el discurso o si lo había leído. Éste le dijo que no. Qué bueno, recuerda Coppedge que le dijo de Soto, porque si lo hubieras hecho me habrías denunciado por plagio. “Se rió y yo tambié me reí, pensando que era un chiste”, recuerda Coppedge.

Ahora, el catedrático en procesos de democratización y sistemas políticos ya sabe que no fue un chiste. “Es un plagio burdo” afirma Coppedge “y lo peor … es que yo había dicho explícitamente que el caso del Perú era muy diferente al de Venezuela”.

Así que resulta que no hubo un pequeño “copiapó”. Hubo entonces un cínico plagio y ahora un patético encubrimiento.

El plagio posiblemente no se hubiera descubierto de no ser por la exhaustiva curiosidad de otro académico estadounidense, Charles Kenney, que entonces preparaba su tesis doctoral sobre “el autogolpe de Fujimori”.

IDL-R entrevistó también al hoy Professor Kenney, catedrático en la universidad de Oklahoma.

En su investigación sobre la fractura del sistema democrático, Kenney recuerda que le “interesó el trabajo de Coppedge [sobre ‘la partidocracia’ en Venezuela]” y buscó su tesis. Ahí fue cuando encontró algunas frases que le llamaron la atención y que le habían impresionado al leer el discurso de Bahamas.

Comparó y, dice Kenney, “vi el plagio”.

A continuación incorporó su hallazgo a un trabajo que le tocaba presentar, en 1995, en la reunión anual de LASA, la asociación de estudios latinoamericanos, a la que pertenecen los académicos especializados en el tema tanto de Estados Unidos como del resto del continente.

Kenney presentó su trabajo en un panel en el que se encontraba la connotada peruanista Cynthia McClintock. Un corolario de ese encuentro fue la decisión de publicar un libro de artículos sobre el tema, editado por Fernando Tuesta en el cual por primera vez se reveló el plagio.

IDL-R ignora lo que le habrán dicho a de Soto el “centenar de abogados” a los que dice haber consultado sobre el tema, pero la verdad de los hechos suele tener algo más de peso que cien o que diez mil abogados juntos o amontonados.

Con el trasfondo proporcionado, el texto plagiado y el original en inglés (la tesis de Coppedge) pueden leerse, de nuevo, aquí.

Si eso no es un plagio gordo y redondo, ¿qué lo es?

El arma secreta

De Soto en octubre 2008 cuando firmó un contrato con  el jefe de estado de Libia. (Foto ILD).

El lunes 2 de mayo en una entrevista con Jaime de Althaus en la Hora N, Hernando de Soto reveló un secreto: Osama bin Laden había sido “agarrado” gracias a “la titulación” que propugna el ILD.

¿Cómo? Incluso de Althaus, a quien entusiasma y hasta despierta la noticia sobre cualquier victoria, incluso microtáctica, del capitalismo, no pudo evitar un reflejo escéptico.

– ¿Gracias a la titulación se ha encontrado a Osama bin Laden? ¡No puedo creerlo, pues Hernando! –exclamó de Althaus.

No solo eso, se defendió de Soto: Gracias a la titulación se capturó también a Abimael Guzmán. ¿Acaso se encontró a bin Laden en las cuevas [de Bora Bora] o a Guzmán en la selva o en Ayacucho? ¡No! Se los encontró cuando decidieron esconderse en casas tituladas…

Pues claro, una miradita al catastro y ya está… ¿Cómo no nos dimos cuenta antes?

Y si, como sucedió en los casos de “Piero”, “Clay”, “Izula” y otros dirigentes senderistas, que fueron capturados o abatidos al aire libre, en la selva del Alto Huallaga, uno se preguntara, ¿cómo los agarró la titulación en esos casos? la respuesta sería que seguramente el ILD desarrolló un programa de titulación en esas áreas en alguno de los  momentos (a partir de 1990) en los que ofreció, como se recordará con un poco de memoria, solucionar prontamente el problema del narcotráfico.

Aunque no esté claro a estas alturas cómo accedió a la titulación Osama bin Laden, ha quedado, en cambio, mejor documentado cómo iba a hacerlo el dictador de Libia, Muamar Gadaffi (o Kadafi). IDL-R publicó la semana pasada que de Soto no solo había asesorado al gobierno de Gadaffi sino había pasado a ser parte del Consejo Consultivo de la Fundación de nombre inevitable, es decir, Gadaffi.

Entrevistado sobre el tema por Milagros Leyva en El Comercio del domingo primero de mayo, de Soto dijo que en realidad quien había firmado contrato con el ILD en Libia era “Mahmud Yebril, quien hoy es el jefe de la oposición a Gaddafi, es el guerrillero número uno”.

Siempre es posible que uno alucine, especialmente en un país desértico, donde el espejismo, el fata morgana, a veces hace ver cosas extrañas. Pero, la persona que está en la foto, en un cordial apretón de manos con el señor de Soto, ¿les parece el jefe de la oposición democrática de Libia, el guerrillero number one?

Así no sorprende que de Soto sostenga que ha venido al Perú a asesorar otra candidatura democrática.