Exigen a García no vender el Pentagonito


Presidente de la República se niega a recibir a generales retirados pero gustoso recibe a chilenos en Palacio


El Presidente de la República, Alan García, se niega a recibir a un grupo de ex comandantes generales del Ejército, quienes solicitaron una audiencia para explicarle su oposición a la venta de 19 hectáreas del Cuartel General del Ejército, más conocido como “Pentagonito”.


Subrayan que en el “Pentagonito” “no existe ningún terreno disponible para ser vendido ‘al mejor postor’, menos aún si quien adquiera dichos lugares los utilice para actividades que no se condicen con la naturaleza de nuestro Cuartel General, atentando contra su seguridad y la tranquilidad del vecindario de San Borja”.

Los militares en retiro manifestaron su “profunda preocupación” por este negocio al que calificaron como “no aceptable”.
En su misiva, los generales demandan a García “dejar sin efecto esta venta que, a todas luces, producirá una reacción y efectos negativos entre los miembros de nuestra institución”.

Entre los firmantes del documento se encuentran el ex presidente Francisco Morales Bermúdez, los ex comandantes generales del Ejército Edgardo Mercado Jarrín, José Graham, Julián Julia, Pedro Richter, Otto Eléspuru Revoredo. Todos ellos expresan su oposición a la venta de una parte del “Pentagonito”.

Los generales indican que recogen “el sentir de la oficialidad del Ejército que vemos en nuestro Cuartel General un símbolo y una expresión cabal de la cohesión y jerarquía militar”.

En la primera parte del documento epistolar, explican al presidente García que “el Cuartel General del Ejército fue arquitectónicamente concebido y planificado como un conjunto integral”, construido en los años 70 “para satisfacer las imperiosas necesidades de contar con una instalación militar moderna que pudiera albergar al Alto Mando, Estado Mayor General del Ejército, y a los Órganos y Medios de Apoyo que permitan el funcionamiento del más alto nivel institucional”.

La venta está en trámite

Siguiendo las instrucciones de García, el ministro de Defensa Ántero Flores-Aráoz remitió el 27 de octubre el oficio N.º 4132-2008 MD/DM al general de brigada Carlos Paz Figueroa, jefe del servicio de Ingeniería del Ejército, ordenando la venta por encargo, mediante subasta pública, de un área de 194,760.18 metros cuadrados del lote 4 de la sede del Cuartel General del Ejército.

Con este propósito, Flores-Aráoz adjuntó el proyecto de convenio entre la Superintendencia de Bienes del Estado y el Ministerio de Defensa, para la subasta.

En la argumentación de su carta, los militares precisan:

“Estas unidades de Policía Militar y Protección requieren áreas e instalaciones para su alojamiento, entrenamiento militar, polígono de tiro para armas cortas; un policlínico para atender a más de dos mil quinientas personas; talleres, almacenes, gimnasio con todas las facilidades para permitir el entrenamiento físico y deportivo; así como para cumplir con las normas reglamentarias de control periódico del personal de oficiales, personal auxiliar, tropas y personal civil”, argumentan los ex comandantes generales en la misiva dirigida al presidente García. Agregan que el terreno en oferta de venta corresponde al área de “las instalaciones de entrenamiento militar y físico que utilizan más de 2,500 personas, quienes se verían privadas de tan vitales servicios”.

Además de los citados militares en retiro, la carta también está suscrita por:

- Gral. de división Carlos Briceño
- Gral. de división Germán Ruiz
- Gral. de división Francisco Maury
- Gral. de división Artemio Palomino
- Gral. de división Guillermo Monzón
- Gral. de división Pedro Villanueva
- Gral. de división Jorge Zegarra
- Gral. de división José Cacho
- Gral. de división Carlos Tafur
- Gral. de división Víctor Bustamante
- Gral. de división Luis Muñoz

Ventas del patrimonio del Estado no sólo deben cesar, sino que deben ser investigadas


Una vez más se comprueba un extraño apetito vendedor promovido por el propio Presidente de la República, quien comenzó anunciando la Ley de la Selva y la venta de importantes propiedades como Collique, el Hospital Víctor Larco Herrera, el Puericultorio Pérez Araníbar, el Pentagonito, etc.

Por ningún otro Presidente de la República, ni siquiera por la corrupta mente del dictador Fujimori, pasó la idea de rematar tan importantes propiedades, con el agravante de querer entregarlas al enemigo chileno.

En este contexto resulta sospechosísimo que el mismo García convoque a Palacio a una serie de personajes mafiosos, como Fortunato Canaán, o el investigado por apoyar al violador en serie Shäfer en Chile, Horst Paulman, quien compró Wong y Metro (ver:¿Por qué el odio enfermizo de García a los peruanos?).

Vemos pues que, con García, los mafiosos pueden poner su pezuña en Palacio, pero personajes que representan a una institución tan importante y respetada como las Fuerzas Armadas, son despreciados con un feroz portazo: “no cholitos, ustedes apestan”, parece ser la respuesta del Presidente ante la solicitud de audiencia en Palacio de los militares mencionados.

Ante estas voraces pretensiones, la pregunta es; ¿dónde está escondido el Partido Nacionalista, dirigido por un militar? ¿Por qué se dicen “nacionalistas” y se niegan a protestar por la venta del Pentagonito, de Collique, por el otorgamiento de cielos abiertos a Chile? ¿Su líder ya está comprado por los chilenos? ¿Esa inacción es resultado del trabajo del agente prochileno Carlos Tapia?



¿Está cobrando vida el cuento de la Rata Mayor? El cuento es el siguiente:

"Faenones de Rata Mayor":

Érase una vez unos rataaudios, un peruanito escuchó uno de ellos y decía:

Rata chilena (RCH), Rata Mayor (RM) y Rata de Economía (RE)

RM: —Querida Rata Chilena, te invito a construir en el Perú, ven y haz la ratonera más alta de Lima.

RCH: —Querida Rata Mayor, quisiera, pero tendrías que darme ventajas y la seguridad de ganar rápido.

RM: —¡No por favor, Rata Chilena, no lo dudes, ven apúrate, antes del 2011, te daré lo que pidas, pero me darás lo que pido.

RCH: —¡Po! Ya voy Rata Mayor, prepárame un buen recibimiento.

RM: —Ahora que ya estás invitada en mi Palacio, Rata Chilena, conversemos, ¿qué pides?

RCH: —Quiero que me consigas un terreno de muchas hectáreas para hacer edificios.

RM: —Rata Chilena, tendrás que contentarte con terrenos medianitos nomás porque Lima ya está casi totalmente urbanizada.

RCH: —¡Rata Mayor, mis paisanos de Lan han me han dicho que todavía ustedes tienen escuela de aviación civil, que el Perú ya no la necesita porque para eso están nuestros pilotos chilenos; por eso te pido que me des el aeródromo en Collique! ¡Si no quieres dármelo me largo!

RM: —Pero la gente puede protestar, la oposición también.

RCH: —Yo me encargo de coimar a la oposición para que se calle y no proteste en las calles. ¡Dame Collique!

RM: —Eres exigente Rata Chilena, te lo daré, pero, ¿cómo es?

RCH: —Me lo vendes a doce veces menos de lo que cuesta. Del faenón, mitad para ti mitad para mí. De allí sacaré también un jugoso centro comercial y me sale para la construcción, casi todo gratis Rata Mayor, así me gusta comer en plato lleno sin gastar nada, venderé departamentos que no me costaron nada.

RM: —¡Trato hecho Rata Chilena, eres astuta y bien ratera, me ganaste! Entonces haré que ganes la buena pro entre todos los que se presenten a la licitación. Pero de la venta de los departamentos también me das mi parte.

RCH: —¿Trato hecho? Estás loca Rata Mayor, ya te dije que necesito más, porque si la gente no compra los departamentos estoy fregada invirtiendo en un país extranjero, estaría años y años esperando que la gente compre.

RM: —Pero así está la situación, la gente gana poco.

RCH: —Imbécil, vas a sacar bonos para que la gente se anime, no me importa si el presupuesto de tu país se va al diablo y le recortas a todo el mundo, pero me sacas los bonos, si no, ¡me largo!

RM: —¡No Rata Chilena, no te largues por favor, si no me pongo maniaca y depresiva! A los que se opongan los tildaré de perros del hortelano y terroristas. Sacaré los bonos y llamaré a la Rata de Economía.

RM: —Rata de Economía, me recortas a todos el presupuesto, tengo que atender a la Rata Chilena y reservar presupuesto para bonos.

RE: —Pero...

RM: —No hay peros, las ratas cholas no me importan, me importan mis faenones.

RE: —Sí, pues, Rata Mayor, haré lo que digas.

Así se selló el pacto. Después de la venta de los departamentos y después de muchos faenones, Rata Mayor fuga a París, no quiere departamento, quiere comprar un inmenso château, porque los faenones le han dado para mantener a su familia, hijos, nietos, bisnietos, tataranietos, choznos y cien generaciones más de ratas. FIN