Libertad de prensa y oposición

Alan Garcia Perez
Este jueves extrañas circunstancias ocasionaron una “baja de tensión eléctrica” que dejaron sin programa a César Hildebrandt. Coincidentemente, el celular de su productora no pudo concretar entrevistas para su programa, mientras que en el sur una radio moqueguana salió del aire en pleno conflicto.


Pero eso no es todo, en varias zonas, como Magdalena, entre 9 y 10 de la mañana (hora del programa de Hildebrandt), todos los días ingresa una interferencia radial que hace poco inteligible la locución de Radio San Borja. Una vez finalizado el programa, la interferencia desaparece...

También se atenta contra la libertad de prensa mediante dádivas a los medios sirvientes, que consiste en asignar propaganda estatal millonaria (como sucede con el derroche de millones para promover al incapaz Alva Castro, a Garrido Lecca y a la investigada Verónica Zavala). Mientras ciertos medios se convierten en sanguijuelas que succionan el erario público, la prensa más o menos independiente es marginada de muchas maneras.

Otra forma de reprimir a la prensa independiente ocurre cuando esas sanguijuelas mediáticas atacan a la prensa que se atreve decir verdades incómodas, como lo hacen Cecilia Valenzuela y Aldo Mariátegui con La Primera, acusando sin pruebas a ese diario de estar ligado al narcotráfico o insultando o persiguiendo a sus anunciantes, como lo hace Aldo Mariátegui.

Paralelamente, para “hacer méritos”, las sanguijuelas se desesperan por defender y difundir las posiciones de gobierno, especialmente, en su entreguismo prochileno. Claro está, para no ser tan descarados a veces combinan ciertas críticas, un tanto ambiguas, para más señas. Habría pues, unos hilos indirectamente visibles que introducen los dictados de Palacio en ciertos medios.

Cuando García postulaba a la presidencia, sus defensores se lanzaron contra su opositor, Ollanta Humala, asegurando que García era garantía de democracia y su contendor traería una dictadura. Pero estas prácticas antidemocráticas contra la libertad de expresión nos estarían diciendo que estamos ante intentos de escalar en métodos dictatoriales en nuestro país.

El presidente García está dando muestras de intolerancia ante las críticas. Cuando declara, ya lo hemos visto voltear la cara groseramente cuando La Primera le formula una pregunta, para gritar buscando que un diario afín, por ejemplo El Comercio, le haga la pregunta. Además, tilda de aves de mal agüero a los periodistas cuando se ocupan de cuestiones incómodas para Palacio. Se confirmaría un giro autoritario en el gobierno, como advirtió el ex presidente Alejandro Toledo.

Ante lo ocurrido con Hildebrandt, ningún político ha solicitado se investigue las verdaderas causas de la sospechosa interrupción del fluido eléctrico justamente en las inmediaciones de Radio San Borja. ¿Cuál es la razón para que los políticos guarden silencio y se queden como maniatados cuando vemos estos hechos y se ven los crecientes intentos de García por vender o regalar el Perú a los chilenos y grupos de poder? Alguna reacción hemos visto en Lourdes Flores, pero se esperaba que un partido nacionalista, si fuese tal, tenga un rol protagónico.

Humala parece haber muerto después del día de las elecciones, no tiene capacidad de convocatoria y su mediocridad lo deja en el sitial de un oportunista. No ha realizado ninguna marcha ni plantón, excepto para defender a su persona, presuntamente acosada por la justicia. No realiza manifestaciones, no educa a sus bases, ni siquiera coloca material de esclarecimiento político en la página web de su partido. Siendo militar, ni siquiera ha organizado un plantón en repudio al busto al delincuente Prat en la Escuela Naval. ¿Es eso un líder o un oportunista?

La oposición debe reorganizarse buscar caminos democráticos con líderes más lucidos y consecuentes y que no antepongan sus ambiciones personales al interés nacional. La libertad de prensa es cuestión sólo de políticos o periodistas, todos los ciudadanos estamos obligados a defender la libertad de expresión.