Jorge Manco Zaconetti

Cada 8 de octubre debemos recordar, conmemorar, rendir homenaje a nuestro máximo héroe naval Don Miguel Grau y sus compañeros que cayeron con él en el conocido combate de Angamos. Ello es más urgente y necesario ahora que el país se debate en una profunda crisis moral marcada por la corrupción que atraviesa los distintos niveles del estado, y la incapacidad de clase política y empresarial de hacer de nuestro país próspero, con bienestar para las grandes mayorías con instituciones democráticas.

 

Miguel Grau hija

De allí la necesidad histórica de referentes éticos, morales, de hombres que a pesar de las mayores dificultades se han sobrepuesto para dar de sí lo mejor al servicio de los altos intereses del Perú. Uno de ellos es justamente don Miguel Grau que muy pocas veces firmó con el apellido materno Seminario, pues como diría la prestigiosa historiadora sanmarquina Ella Dumbar Temple, no fue reconocido por su madre en su testamento, y que como hijo de la pobreza tuvo que trabajar desde la infancia siendo grumete a los 9 años, en los buques que recalaban en Paita.

Los grandes hombres como Grau, Bolognesi, Leoncio Prado, entre otros, ante la adversidad se sobreponen, como lo hizo nuestro personaje, sabiendo de antemano la superioridad de la flota chilena. Por ello, un escritor y político como Manuel Gonzáles Prada forjador del pensamiento crítico en nuestro país, en su homenaje a nuestro máximo héroe naval pudo escribir: “Sin Grau en la Punta de Angamos, sin Bolognesi en el Morro de Arica ¿Tendríamos derecho de llamarnos nación?...”.

De allí, la necesidad de recordar y de nunca olvidar las dolorosas lecciones del pasado, en particular por la presente coyuntura de descomposición social y crisis moral generalizada, que afecta las propias bases de la sociedad peruana, y en particular la naturaleza y el carácter disuasivo que debieran tener las fuerzas armadas, que debieran ser fortalecidas ahora más que nunca.

 

combate angamos

 

En el mismo sentido, la aplastante presencia de capitales chilenos invertidos en todos los sectores de la economía peruana en el marco de un proceso de expansión respaldado por el estado y sus fuerzas armadas, será más tarde que temprano una fuente de conflictos.

Es más, algunas fuentes autorizadas estiman las inversiones chilenas por encima de los US$ 20 mil millones de dólares, ubicándose en sectores como la banca, el gran comercio, transporte naviero, servicio aeronaútico, agroindustria, envasado de gas doméstico (GLP), energía eléctrica, hidrocarburos, inversiones mineras, farmaceútico, fondos privados de pensiones, fondos mutuos, e industrias varias.

DIARIO A BORDO
Revisando el cuaderno de Bitácora o el “Diario a Bordo” de don Miguel Grau son reiterados los reclamos por el abastecimiento, la logística, la falta de pago a los oficiales y marinos, la carencia de una suficiente preparación en los artilleros por la ausencia de prácticas de tiro, la improvisación, las continuas deserciones en cada puerto etc.

Sin embargo, en ningún momento puso en duda el cumplimiento del deber, a pesar de la pérdida de la fragata “Independencia” la mejor nave de la flota nacional en el combate de Iquique. Por el contrario, la tragedia fortaleció su vocación en el cumplimiento de las tareas encomendadas, asestando los mayores golpes de sorpresa a los puertos y marina chilena.

Así, en el amanecer del 8 de Octubre 1879 frente a la Punta de Angamos se inició el combate con una flota superior que significó la captura del monitor Huáscar, que durante seis meses puso en jaque a la flota enemiga, pasando a la eternidad de la gloria su comandante Miguel Grau, sus oficiales y marinos. Sin embargo, debieran llamar la atención algunas cuestiones.

 

combate de  angamos

 

Hoy al igual que ayer, se debe reconocer la importancia de los recursos económicos a tiempo, la tecnología y del abastecimiento energético seguro y oportuno para tener una marina de guerra moderna y poderosa, que resguarde la soberanía en el mar territorial.

En principio, desde el punto de vista tecnológico la misma concepción del monitor como buque de guerra era ya obsoleta en 1879. Es más, el Huáscar construido en los astilleros ingleses en 1864, que poseía un peso de 1,100 toneladas, con una potencia de 300 caballos de fuerza y una armadura de cuatro pulgadas, fue concebido como un modelo de prueba en la Guerra Civil Norteamericana para ser utilizados en los grandes ríos como el Mississipi, Hubson.

Es decir, era inferior en calidad, movilidad y potencia a las fragatas blindadas y a los acorazados chilenos como el “Blanco Encalada” y “Cochrane” que se caracterizaron por su mayor peso superior a las 3,650 toneladas con un blindaje de 9 pulgadas y dos hélices que le permitían una superior maniobrabilidad marinera, por no mencionar a los otros buques que participaron.

DEPENDENCIA ENERGÉTICA
En la infausta campaña marítima llevada a cabo por el heroico monitor Huáscar resultan recurrentes las demandas por un abastecimiento seguro, oportuno y de calidad de un carbón inglés que le permitiera al buque la máxima velocidad y que no dejara huella por medio de los humos negros delatores. En el “Diario a Bordo” en la madrugada del 13 de junio don Miguel Grau creyendo enfrentarse con dos buques a vapor de menor tonelaje, blindaje y potencia de fuego decide perseguirlas, pero grande será su sorpresa cuando descubre que una de las naves era el potente blindado “Blanco Encalada” y la cañonera “Magallanes”, por lo tanto habiendo recibido instrucciones de no enfrentar a enemigos de mayor blindaje y armamento superior decide evadir el combate, y adopta el retiro táctico.

Así, escribe: “Nuestro andar en el principio era bastante para mantener constante la distancia que nos separaba del blindado; pero después de la primera hora noté que ella se estrechaba, y aunque esto tenía lugar lentamente, comprendí que había de terminar por obligarme al combate, desde que no era posible dar al Huáscar más de 9 millas de andar, en razón a que el carbón tomado en Pisagua y en Ilo de que hacía uso, no podía elevar suficientemente la presión del vapor”. La importancia de la energía lo demuestra la lectura del citado cuaderno de bitácora cuando escribe el 15 de junio “A los capitanes de puerto de Arica y Pisagua” que “Es de la mayor importancia que el carbón con que se provea a los buques sea de la mejor calidad, so pena de no alcanzar con él la presión suficiente para el andar que se necesita en las expediciones”.

Nuestro héroe naval hacía referencia a la necesidad de contar con el carbón del país de Gales y/ o Cardiff, “que tiene la cualidad de hacer poco humo” y que le permitía desarrollar la máxima velocidad posible de 12 millas por hora. Lamentablemente en la mañana del 8 de Octubre de 1879, el Huáscar no contaba con dicho combustible y no pudo evadir el cerco de las naves enemigas.

Igualmente, eran continuas sus demandas por contar con las balas aceradas “Pallicer” fabricadas en los Estados Unidos, pues eran las únicas que podrían perforar el grueso blindaje de los acorazados chilenos, en razón que las balas disparadas por los cañones de 300 libras del Huáscar rebotaban sin hacer el menor daño.

 

Iquique Grau

 

Así, lo ponía de manifiesto el 1 de setiembre, cuando promovido al grado de Contralmirante, condecorado con inútiles medallas y premiado con joyas, le confesaba a su paisano y amigo Lizardo Montero “Todo esto está muy bien; pero ¿Cuándo llegan las granadas Pallicer para mi buque?

Estas son algunas lecciones que nunca se deben olvidar y que obligan a gobernantes y gobernados a mantener la modernización de las fuerzas armadas, en particular de la marina de guerra y mercante en el marco de un proyecto nacional de desarrollo, en razón que más del 90 por ciento del comercio exterior se realiza por el mar, con el agregado de un reconocido liderazgo mundial en la producción minera y pesquera.

La seguridad energética y del transporte frente a los nuevos retos y desafíos del contrabando, la flota vikinga, la depredación de los recursos marinos por flotas asiáticas, más el narcotráfico obligan al Estado a mantener unas fuerzas armadas modernas con carácter disuasivo.

 

Diario Uno