Europa entre ‘Odisea del espacio 2001’ de Kubrick y ‘1984’ de Orwell

aEROPUERTOO DE bARAJAS
Por Xavier Caño (*)

La Unión Europea fichará a los extranjeros que viajen a su territorio. Quizás por haber soportado muchos años una dictadura, “fichar” lo asocio a control policial, respuesta penal, delito. Por tanto, para los dirigentes de la UE, todos los extranjeros son potenciales delincuentes, según la nefasta política forjada en los EEUU de Bush de actuar ‘preventivamente’, como mostró con la invasión de Iraq. La UE no llegará a tanto; sólo fichara policialmente a millones de extranjeros.

 

Ese proyecto de control se concretará en un registro europeo informático centralizado con datos biométricos, fotografía y huellas dactilares digitalizadas de los viajeros extranjeros; lugar, fechas y horas de entrada y salida de la UE más plazo autorizado de estancia. Si un extranjero lo supera, el gran ordenador central disparará la alarma. Este control se reforzará con la autorización electrónica previa para viajar; los extranjeros deberán solicitarla por Internet con tiempo para que la policía verifique sus datos.

Simple prudencia, se dirá. No, mucho más. Los dirigentes europeos ignoran u olvidan que, en algún momento, todos somos o hemos sido extranjeros, que sólo significa ‘que es o viene de otro país’. Olvidan también que muchos estudios indican que la UE necesita millones de inmigrantes, salvo que acepte la desaparición lenta por vejez. El caso de España, con un 10% de población inmigrante, es esclarecedor. La octava o novena potencia económica del mundo también lo es porque los inmigrantes le han permitido romper el estancamiento de habitantes durante años en 40 millones por el descenso preocupante de natalidad nacional. Y porque el trabajo de los inmigrantes la ha hecho crecer durante los últimos años de manera ininterrumpida.

Los cerebros de la UE, a quienes se les ocurrió propuesta tan contraria a la Declaración Universal de Derechos Humanos, posiblemente ignoren que la Historia es ir y venir de gentes, grupos y pueblos. Sin la emigración, probablemente no habría historia y acaso ni siquiera humanidad. Pero esos dirigentes europeos, además, parecen tener mala fe. La razón esgrimida por el comisario europeo de Justicia e Interior, Franco Frattini, para justificar un control informático digno del temible ordenador de Odisea del espacio 2001” de Kubrick, es: “Hay que facilitar la estancia de visitantes extranjeros honestos e impedir la entrada en la UE de terroristas y de inmigrantes ilegales”. El comisario de Interior pone en el mismo saco a inmigrantes sin permiso de trabajo y a terroristas. ¿El control informático orwelliano otorga honestidad a los extranjeros? ¿Tiene un superpoder Frattini para distinguir a “honestos” de deshonestos? Un hombre, que sólo pretende trabajar para ayudar a su familia, ¿es deshonesto o peligroso por no disponer de un permiso administrativo? Los planes de control de la inmigración “ilegal” de la UE recuerdan demasiado a la sociedad policial de 1984 de Orwell.

La inmigración sin requisitos administrativos no le ha ido tan mal a la UE. El problema nace cuando surgen quienes pretenden explotar política y electoralmente los miedos, frustraciones e inseguridades de los ciudadanos por la llegada de extranjeros “diferentes”. ¿Han olvidado los italianos, españoles, portugueses, irlandeses… que fueron emigrantes por millones y no hace tantos años? La mayoría tampoco tenía “papeles”, aunque hoy se diga lo contrario. ¿Ya no recuerdan ingleses, holandeses, alemanes… que también fueron emigrantes por oleadas hace más tiempo, a principios del siglo XX o en el XIX?

La UE, en lugar de devenir “fortaleza”, debería, por ejemplo, tratar mejor a África, de donde proviene gran parte de inmigrantes sin permiso de trabajo. No parece que esa sea la voluntad europea, cuando han pretendido firmar casi en secreto tratados bilaterales abusivos e injustos con los Estados africanos, los malhadados “Acuerdos de Asociación Económica” (EPA por sus siglas en inglés). Por fortuna, África ha dicho que no.

El único modo real, sensato y justo de que la inmigración sin permiso de trabajo no se desborde es ayudar a que los inmigrantes no necesiten huir de sus países para poder sobrevivir.

(*) Escritor y periodista
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