Enfrentamiento Ecuador-Colombia

Rafael Correa
Noticia importante es la de la tensión entre Ecuador y Colombia, lo cual se originó cuando la fuerza armada colombiana atacó a terroristas colombianos de las FARC que estaban ocultos en territorio del Ecuador. Fuera del hecho de que no hay mucho de que lamentar por las muertes ocurridas1, sí interesa saber que Colombia no solicitó el permiso del Ecuador para atacar a las FARC. Lo que ha hecho Colombia contra el Ecuador —y que no se atrevería a hacer contra Venezuela— es muy grave, teniendo en cuenta que en reiteradas ocasiones, incluso este año, la fuerza armada ecuatoriana había destruido campamentos o refugios que las FARC tenían en territorio del Ecuador. Con este precedente, es seguro pensar que si Colombia lo pedía, los militares ecuatorianos hubieran capturado a los subversivos o los habrían hecho huir hacia Colombia, donde los esperaban los militares colombianos. Todos quedaban conformes (¡menos las FARC!).


¿Por qué?

Si las cosas son así de claras, ¿qué pasó?, ¿por qué el gobierno y los militares colombianos optaron por violar la soberanía territorial del Ecuador? Podría parecer que fue la vehemencia de terminar la faena de liquidar a ese grupo de las FARC, especialmente porque allí estaba un jefe importante. Aquí empiezan a aclararse las cosas. Ese jefe, que tenía el alias “Raúl Reyes”, era uno de los que por parte del grupo subversivo colombiano llevaba adelante los tratos y coordinaciones para la liberación de los rehenes de las FARC.

Sabido es que las FARC, para la liberación de rehenes, confían sólo en la mediación del presidente venezolano Hugo Chávez, quien se ha estado beneficiando políticamente con la llegada a suelo venezolano de los ex prisioneros de las FARC. Debe señalarse que al estar Hugo Chávez en un bajón político, toda publicidad y toda ganancia política son bienvenidas, aunque se puede pensar que por las liberaciones de rehenes su popularidad haya aumentado más en Colombia que en Venezuela. Dada la mutua animadversión existente entre los presidentes Hugo Chávez y Álvaro Uribe, es posible que éste, celoso de la popularidad de Chávez en Colombia e incapaz de hacer algo efectivo para liberar a los cautivos, haya decidido dar un buen golpe a los tratos de liberación de rehenes, matando a “Raúl Reyes”. ¡A Uribe le importa un comino que lo sucedido en territorio ecuatoriano afecte el destino de Ingrid Betancourt y muchos otros secuestrados!

Otro actor no muy detrás de las bambalinas son los EE. UU. Igual que Álvaro Uribe, detestan a Hugo Chávez y ven con mucho recelo cualquier hecho —como las liberaciones de rehenes— que lo fortalezca políticamente. Además, los EE. UU. contemplan con deleite el lío en que está metido el presidente ecuatoriano Rafael Correa, que como parte de su campaña electoral declaró que no renovaría el contrato de arriendo de la base militar que los EE. UU. tienen en Manta. Indudablemente, esto enfureció a los yanquis, a quienes disgusta mucho que haya presidentes tercermundistas que no sean vasallos. ¡Lo que ellos quieren son presidentes y gobiernos sirvientes, como los que reconocen la independencia de Kosovo!2

Las imputaciones

Según información oficial de Colombia, en la incursión en territorio ecuatoriano, además de matar a los subversivos, se incautaron computadoras portátiles que contienen información, entre otras cosas, sobre compra de uranio por parte de las FARC, ayuda económica del gobierno de Venezuela a las FARC y cierta colaboración del gobierno ecuatoriano con los rebeldes colombianos. Dicen los colombianos, además, que harán conocer esta información comprometedora en la OEA y en la ONU.

Entre la información que Colombia dice haber obtenido3 de las mencionadas computadoras, habría algo que compromete al gobierno de Venezuela con el tráfico ilícito de drogas, especie muy difícil de creer, sabiendo que Venezuela obtiene ingentes ingresos por la venta de petróleo y gas. Por otro lado, el presidente de Ecuador acaba de denunciar que se trata de una patraña, pues resulta improbable que una computadora salga indemne tras el ataque, hasta ironizó diciendo que quiere saber la marca de esa computadora que resiste un bombardeo, para comprarla.
Si se lanza esta acusación, sea falsa o verdadera, el objetivo es el de poner al gobierno de Venezuela y en particular al presidente Hugo Chávez en la lista negra de los traficantes de drogas. Y de allí a invadir Venezuela como se hizo con Panamá en 1989 hay sólo un paso. Sin embargo, la posibilidad de invadir Venezuela es difícil, no sólo por la capacidad defensiva de los venezolanos sino porque —de ser ciertas las afirmaciones colombianas sobre lo hallado en las computadoras de “Raúl Reyes”— los terroristas colombianos habrían ofrecido su apoyo militar a Venezuela en caso de que sea atacada.


El Perú observa


Sólo tangencialmente nos afecta el conflicto entre Ecuador y Colombia, hay que dejar que ambos países arreglen sus problemas, ojalá pacíficamente. El Perú no debe ofrecerse ni siquiera como mediador, pues sería cuestionado por las claras simpatías del actual gobierno con Colombia. A este respecto, resulta irónico que la presidenta chilena Michele Bachelet se pronuncie contra la incursión colombiana… ¿Por qué en vez de hablar eso Chile, país delincuente y enemigo del Perú, no nos restituye el control del triángulo de Tacna que está usurpándonos?

Si algo tenemos que hacer es cuidar bien nuestra frontera porque podría suceder que silenciosa y pacíficamente las FARC hayan instalado campamentos en nuestra selva vecina de Colombia. En este caso debemos entender que el peligro es doble: por un lado las FARC, que pueden infiltrarse en nuestro territorio; y por otro el gobierno colombiano que, envalentonado por la bendición aprista al despojo que consumó Colombia con nuestro trapecio amazónico (el caso Leticia)4, podría atacar a las FARC si las localiza en nuestro suelo, situación que obligaría a los militares peruanos a atacar por igual a los dos intrusos: a las FARC y a la fuerza armada colombiana. Otro aspecto que se debe destacar es el inmediato respaldo que el gobierno de Venezuela ha dado al de Ecuador, movilizando batallones a la frontera con Colombia, lo cual demuestra que es bueno que un país tenga aliados5.

Es muy difícil que haya guerra por ningún lado. Colombia no querrá repetir el plato de una incursión violatoria del derecho internacional, ni menos entrar en guerra directa y abierta con el Ecuador, puesto que eso atraería inmediatamente una represalia de Venezuela que, como hemos indicado, ya ha movilizado tropas a su frontera con Colombia. Teniendo el problema crónico de una guerrilla terrorista experimentada y bien armada como las FARC, es impensable que Colombia se atreva a ir a una guerra, que sería en dos frentes (contra Ecuador y contra Venezuela).
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1 Por las noticias que llegan, todos los subversuvos colombianos fueron muertos, al parecer durmiendo… ¡qué tales combatientes!

2 Kosovo es una provincia de Serbia que con apoyo yanqui y europeo ha proclamado su independencia (no reconocida por la ONU). El Perú ha sido de los primeros en reconocer esa proclamación, que mutila la integridad de un país independiente y soberano (Serbia). Y sin embargo hoy hemos escuchado por radio a Luis Gonzales Posada, que algo sabe de relaciones exteriores, quejarse de que algunos cusqueños hablan de independizarse del Perú. ¿Nos gustaría a los peruanos que Cusco, Puno y Arequipa se declaren estado independiente y que otros países lo reconozcan? ¡Pues no! Sin embargo, el gobierno peruano, por complacer al de los EE. UU., reconoce al Kosovo independiente, pisoteando la soberanía de Serbia.

3 Así como la policía llama al fiscal para determinadas intervenciones con el fin de asegurar la imparcialidad, el gobierno de Colombia debió poner las computadoras en manos de expertos internacionales; de lo contrario, hay todas las razones para dudar de la objetividad de los denunciantes. ¡Hoy es tan fácil manipular las computadoras! Si no, que lo digan las decenas de miles de personas cuyas identidades y datos han sido robados y utilizados en internet.

4 Ver Diferendo con Chile. El frente político-diplomático

5 Ver Diferendo con Chile. El frente político-diplomático