Suiza: La dignidad de las plantas

Lobbies de investigación transgénica ridiculizan a los suizos

La Comisión Ética Federal para Biotecnología en el Campo no Humano (CENH), de Suiza, publicó el mes pasado un informe sobre la dignidad de las criaturas en el reino vegetal, el cual ha sido incomprendido por científicos de otros países y ha recibido comentarios despectivos, incluyendo a la revista Nature.

Según Les Quotidiennes, el CENH, que señala que los vegetales tienen una dignidad, un valor moral e intereses propios, lo que supone un empleo ético de las plantas.

El CENH indica que todo daño arbitrario que se cometa contra los vegetales es moralmente reprensible, por ejemplo, arrancar las flores al borde del camino sin razón.

El referido informe recoge el sentir creciente de los suizos contra la manipulación genética o la producción de transgénicos, por lo que encuentra el rechazo de los promotores de estos productos genéticamente modificados, quienes están impacientes por prórroga de la moratoria sobre los transgénicos en la agricultura.

El concepto en la Constitución

El concepto de la dignidad de la criatura fue aceptado por votación popular en 1992 y es parte de la Constitución Federal. Según la ley, la ingeniería genética limita esta noción a los animales y plantas.

Para realizar precisiones, la Oficina Federal para el Ambiente ha solicitado a los biólogos las definiciones y precisiones necesarias para la aplicación de la ley.

Según los científicos suizos, como Bernard Baertschi, del instituto de ética biomédica de la Universidad de Ginebra, el concepto y legislación de la dignidad de las criaturas vegetales no representa ningún peligro o impedimento mayor para la investigación científica que las directivas sobre los animales.

Sobre el documento, que ha generado controversia internacional, pasamos unos extractos:

  • Todo acto de daño arbitrario hacia las plantas es moralmente reprensible.
  • La instrumentalización total de los vegetales requiere una justificación desde el punto de vista moral.

El CENH también rechaza la idea de una propiedad absoluta sobre las plantas, que se trate de una colectividad vegetal, de una especie o un vegetal individual. Según esta posición, nadie tiene derecho a disponer de los vegetales como le parezca.

Para los lobbies de transgénicos la modificación genética de las plantas no contradice la idea de la dignidad de la criatura, por tanto, no atenta contra su autonomía.

Como vemos, es una posición cínica, pues la producción de transgénicos no actúa como el mejoramiento casi natural con acción humana, que se produce mediante el cruce de los mejores ejemplares o los injertos. La producción de transgénicos implica una acción de laboratorio para violar artificialmente los códigos genéticos, introduciendo material genético no sólo de una planta a otra o de una variedad vegetal a otra, sino que incluye la mezcla de material genético de plantas y animales, de animales y humanos o de vegetales y humanos.