César quiere pantalla
Por Rafael Romero
El “gran” César me acusa desde su hebdomadario de incurrir en conflicto de intereses, sencillamente porque dirijo ‘‘Habla el pueblo’’ y porque escribo acerca de la lucha en favor de la niñez que este emblemático programa de TV esgrime. Ante esta aseveración sin fundamento, respondo para desasnar a la sección “burradas” de “Hildebrandt en sus trece”, ya que en el plano de las ideas y las convicciones no cabe ese tipo de conflictos, que por definición sólo aplica en situaciones objetivas de riesgo público cuando una persona de la administración estatal o privada deber velar por determinados intereses, pero a la vez resulta manteniendo cargos o relaciones particulares en desmedro o por encima de aquellos.