Réquiem para el Parque de Las Leyendas

parque-de-las-leyendas.jpgPor: Wilfredo Pérez Ruiz (*)

Una nueva amenaza está a punto de concretarse, de las tantas suscitadas en tiempos recientes, en perjuicio del Patronato del Parque de Las Leyendas – Felipe Benavides Barreda (Patpal).  Se trata del proyecto de ley Nro. 3662/2009-GL, presentado por la Municipalidad Metropolitana de Lima, que se encuentra en la Comisión de Descentralización, Regionalización, Gobiernos Locales y Modernización de la Gestión del Estado del Congreso de la República.


Mediante esta iniciativa se pretende cambiar el nombre del Parque de Las Leyendas por “Parque de Las Leyendas de Lima”, también identificado como PARLIMA. Pero, eso no es lo más grave ya que la propuesta tiene el afán de disolver el Patronato que es la entidad autónoma encargada de su administración -creada mediante Decreto Legislativo Nro. 146 el 12 de junio de 1981- a fin de darle al Parque de Las Leyendas autonomía administrativa y, consecuentemente, asegurar la conservación de su patrimonio ambiental y cultural.

Hace tres años el Parlamento Nacional aprobó la  transferencia del Parque de Las Leyendas del Ministerio de la Mujer a la Municipalidad de Lima. Sin embargo, el municipio limeño pidió (sin éxito) derogar el artículo seis del D.L. 146 con el exclusivo interés de disolver su Patronato y, de esta manera, absorberlo (incluyendo sus recursos económicos) y, probablemente, pasarlo a la administración del Serpar (Servicio de Parques). El citado artículo dice: “La duración del Patpal es indeterminada y este solo podrá ser disuelto mediante ley expresa”. El Poder Legislativo sancionó la Ley Nro. 28998 (2007) precisando que su patrimonio cultural  es  intangible, conforme a las leyes de la materia y no puede ser destinado a otro fin distinto para el que fue creado. Es decir, el Primer Poder del Estado decretó una disposición estableciendo mecanismos legales que amparan a esta  entidad.

La “novedosa” propuesta de Luis Castañeda Lossio indica que el “Patronato” es: “Una agrupación de personas o entidades bajo cuya protección o cuidado se halla una fundación u obra benéfica, constituida mayormente como una organización sin fines de lucro, orientada a desarrollar obras, actividades y/o investigaciones a beneficio de la sociedad, con el aporte desinteresado de personas naturales y/o jurídicas…”. Esta absurda apreciación  insinúa que éste es un obstáculo para canalizar asistencia económica, científica, técnica y cultural al Parque de Las Leyendas.  Desde su creación el Patronato ha logrado la cooperación privado y, además, se han establecido acuerdos de ayuda institucional y quienes han conformado su Consejo Directivo han sido personalidades facilitadoras del cumplimiento de estos logros. Es más, el artículo 17 del D.L. 146 explica cuales son sus recursos propios e intangibles y le otorga independencia para obtener créditos, legados, donaciones, transferencias, etc. luscastanedalossio.jpg

Una muestra de la eficiencia del “Patronato” es la firma del convenio de cooperación con Cerámica Lima S.A. (2006) –por diez años-  mediante el cual se logra realizar, de manera gratuita, la remodelación de los trece baños al servicio del público visitante y de otras áreas. Iniciativa que fue continuada y concluida en mi gestión. La Municipalidad de Lima al asumir la conducción del parque inició su “demolición” sin mediar explicación ni justificación. ¿Casualidad?

Sin embargo, no podemos decir lo mismo del  tratado suscrito de buena fe en 1985 —por una vigencia de 30 años—  con la Sociedad Zoológica del Perú; una institución privada “sin fines lucrativos” que, en teoría, debería dedicarse a la conservación de especies silvestres, pero que en realidad sólo tiene objetivos comerciales, traducidos en un próspero negocio de comida dentro del Parque de Las Leyendas y que, además, incumple las obligaciones contenidas en el convenio mediante el cual debería facilitar asistencia técnica, científica y cultural, ni da cuenta de sus cuantiosos ingresos económicos que deben reinvertirse en el parque. Todo ello, gracias a la anuencia de las autoridades del patronato y al interesado silencio de los directivos de esta entidad conservacionista sobre la gestión del zoológico, en su afán de mantenerse ocupando gratuitamente áreas del parque. ¿Alguien se atreverá a pedir cuentas?

El Parque de Las Leyendas es un escenario cultural, recreativo, educativo y conservacionista, así como un centro arqueológico, botánico y zoológico. Su relevancia no solo radica en el entretenimiento, sino en la creación de conciencia acerca del ambiente, la familiarización con la fauna silvestre, el análisis científico, la actividad  turística y la conservación de especies; al brindar al visitante un espacio para divertirse y aprender.  Su misión debe encaminarse a ser un espacio vivo, un lugar donde se encuentre esparcimiento, aprendizaje, investigación y formación; en definitiva, una vitrina de nuestra biodiversidad y, por lo tanto, de educación y sensibilización. Por ello, se requiere una autoridad autónoma que conduzca sus destinos (su Patronato) y no omitir su Plan Maestro —diseñado por el experto norteamericano Robert Everly, de la firma americana Mc Fadzean and Everly Limited (1966)— actualizado e implementado en la gestión de Enrique Barreto Estrada (2004-2006).

Deseo, una vez más, dejar constancia que la empresa Rospe Asesoría Empresarial S.A. —representada por un ex funcionario del Parque de Las Leyendas, Rafael Olivera Salmón— y el Consorcio Construcción y Desarrollo Ambiental S.A.C. - Susung Land Co. Ltd. (2003) —cuyo gerente general es el ex diputado aprista Virginio Carranza Domínguez— han pretendido obtener áreas del Parque de Las Leyendas para efectuar inversiones millonarias que se contraponen y distorsionan sus claros objetivos educativos, científicos, sociales y culturales. También, existe el “Proyecto de Relanzamiento del Parque de Las Leyendas” del grupo coreano Il Shin Esperanza Korea S.A.C. (2008) que contempla construir hoteles, tiendas comerciales, salas de juego, canchas de golf, centros de convenciones y el desarrollo de otras actividades ajenas a los roles de este parque edificado sobre el Complejo Arqueológico Maranga. El consorcio Il Shin Esperanza Korea S.A.C. tiene la intención de realizar obras que pone en peligro este invalorable vestigio nacional.

De otra parte,  la denominación del Parque de Las Leyendas es modificada cuando se promulga la Ley Nro. 27533, que agregó el nombre del gestor, fundador y presidente de la institución (Felipe Benavides) al aprobarse este pedido -de la Célula Parlamentaria Aprista- el 20 de setiembre de 2001 en el Congreso de la República. A partir de la fecha pasa a llamarse “Patronato del Parque de Las Leyendas – Felipe Benavides Barreda”. Por ello, consideramos  irrespetuoso e irreverente pretender desconocer la meritoria labor altruista de tan  recordado ambientalista y retirar su nombre de esta institución en la que trabajó durante, aproximadamente, 15 años ad  honorem. La obra de este peruano tiene prestigio mundial y mal haría el Poder Legislativo  en desconocer una ley aprobada por unanimidad en su homenaje. Pero, esta idea refleja la habitual ingratitud de los peruanos con sus mejores hijos.

En mi tiempo la escasa lealtad y entrega de los funcionarios públicos de carrera frívolos y pusilánimes, que practicaron la política del “perro del hortelano”, fue el constante obstáculo que enfrenté para llevar adelante el trabajo propuesto. Tuve que combatir la indiferencia de los burócratas, sus silencios e hipócritas sumisiones, sus miedos y apatías, y todas aquellas negativas formas de comportamiento inherente a las oficinas estatales. No obstante, hice una tarea ajena a las habituales impertinencias partidarias y políticas, y en donde la ética fue nuestro marco general de inspiración. La conducción de Solidaridad Nacional refleja falta de transparencia y voluntad para continuar la tarea heredada, visibles deficiencias e irregularidades en el manejo económico y, además, evidente mezquindad y sectarismo.

Este recuento de lo que viene pasando en el parque arqueológico, botánico y zoológico de Lima es una “leyenda” de complejidades e intereses que encubren las sórdidas maniobras puestas en práctica por quienes están “construyendo” una cultura de hechos cuestionables que lesiona los nobles valores que deben caracterizar el servicio público.

(*)   Docente, conservacionista, consultor en temas ambientales, miembro del Instituto Vida y ex presidente del Patronato del Parque de Las Leyendas - Felipe Benavides Barreda (2006-2007).