De: Carlos Javier León Ugarte
Periodista

El Gobierno necesita un respiro, necesita oxígeno para dejar de asfixiarse. Un recambio ministerial con un personaje netamente político que le dé un nuevo rostro conciliador al Ejecutivo y le permita la gobernabilidad que anhela es imperativo en este momento.

 

Los cuadros políticos son la base fundamental de todo partido político. Crecen dentro de su seno a través de su formación ideológica y doctrinaria. Sienten, piensan, respiran el partido como suyo. Esta formación está basada en sus principios básicos de origen. Lo defienden en todas circunstancias porque creen en éste. Lo fortalecen en todo momento a través del activismo político constante.

Estos cuadros están listos para la acción intelectual, y principalmente para el choque y la confrontación a través de debates públicos en diversos escenarios, sean gremiales, académicos e instituciones públicas. Son ellos los ideales para confrontar en el Congreso, a través de sus bancadas y son ellos los que darán soporte y equilibrio al Gobierno. Poder técnico y poder político juntos y alineados para gobernar como uno solo. Unos proponen la ideas y las políticas de Estado, y los otros las explican y las debaten con quienes se atrevan a oponerse, cada quien con su propio protagonismo. Así funciona la cosa.

La crisis de los partidos políticos no solo condujo a PPK al gobierno a través de una elección muy polarizada, la que trajo consigo un voto prestado de los anti fujimoristas quienes lo eligieron antes que a Keiko, sino que llegó huérfano de cuadros políticos, pues advenedizo y solo creado para las elecciones presidenciales, nunca tuvo una militancia activa y formada para gobernar, debatir, polemizar y defender sus políticas. Solo un grupo de técnicos y conocidos con buenas intenciones, tan símil a un club de amigos.

Lo lógico era que PPK entendiera el valor de la política dentro su Gabinete de Ministros, más aun luego de un año de ensayos y errores no perdonados por la ciudadanía y menos por la sedienta oposición que lo rodea. Al parecer no lo ha comprendido aun.

Es más, pareciera que mandara a sus técnicos al sacrificio de la oposición fujimorista, para que sean luego culpados de la desestabilización que sufre el Gobierno, o peor aún, pareciera una monumental “lavada de manos” para que sea el propio fujimorismo el que se encargue de los cambios ministeriales.

La opinión pública después del 28 de julio ha comenzado a entender que las interpelaciones y los enjundiosos reclamos son justos. Ya no basta ni es creíble decir desde el Gobierno que la oposición busca desestabilizar. La falta de empleo, la desaceleración de la economía, la inseguridad ciudadana y ahora el fantasma del terrorismo que el mismo Gobierno propagandiza, pone impaciente al peruano de a pie. Los conflictos sociales se atizan ante la falta de liderazgo.

Sus propios aliados en el Congreso silban de brazos cruzados mirando el techo. Es obvio, no son cuadros políticos. Tienen su propia ideología, su propia plataforma y su propia agenda. En cualquier momento desertan o peor aún, en cualquier momento sabotean a sus propios ministros, desdicen al presidente y se pelean entre sí entre dimes y diretes que lo debilitan.

Es momento clave para un cambio estructural dentro del Gobierno que se va cayendo (no solo en las encuestas) sino en el propio manejo de la situación actual. Desde provincia la cosa empieza a revolotearse. La huelga de los profesores solo fue un aviso.

Como no hay cuadros dentro del pepekaismo es imperativo buscar desde afuera. Un político nato, práctico, conciliador, no necesariamente que simpatice con toda la oposición, pero sí que se siente a definir políticas claras por el bien de la gobernabilidad. En ese sentido aquí se busca inclusive compartir un gabinete con todas las fuerzas políticas, y eso es más que un té vespertino entre Keiko y PPK. Aquí hace falta pasar a la acción.

El gobierno debe generar puentes de dialogo con todos los actores hoy involucrados en la situación real del país, esto a través de una buena “lavada de cara”, y eso sucederá con un cambio que incluya el alejamiento del propio Zavala, y el ingreso de un “todoterreno político”, el mismo que defina, concilie, dispute, convenza, y sobre todo que aporte el oxígeno necesario para volver a empezar otra vez desde cero.

Este personaje debe ser acompañado en la batalla por los propios políticos natos del pepekaismo, llámense Bruce, Sheput y Heresi; quienes deberán tener más protagonismo para salir al choque para salvaguardar las propuestas que salgan desde el Gobierno. Los otros, los que ponen trabas, abrirles la puerta para que se vayan a donde mejor les convenga o se sientan mejor identificados. El electorado se encargará de sentenciar en su momento

El gran Winston Churchill decía que "El político debe ser capaz de predecir lo que va a pasar mañana, el mes próximo y el año que viene; y de explicar después por qué fue que no ocurrió lo que el predijo". Solo falta que PPK entienda el aforismo.

Leer todos los Artículos: https://cronicasbarruntas2013.lamula.pe/
Twitter: @carlosjavierlu
Skype: carlosjavierlu